¡°Colombia est¨¢ descubriendo el siglo XXI¡±
El escritor explora el pa¨ªs del posconflicto en la novela negra 'Ser¨¢ larga la noche'
Despu¨¦s de pasar afuera pr¨¢cticamente toda su vida adulta, Santiago Gamboa (Bogot¨¢, 1965) decidi¨® hace tres a?os volver a vivir en Colombia. Y se instal¨® en la ciudad de Cali, cercana al convulso departamento del Cauca donde a¨²n no llega la paz. Adem¨¢s de su retorno al pa¨ªs, Ser¨¢ larga la noche (Alfaguara), que acaba de publicarse en Espa?a, marca el regreso del escritor a la novela negra, que ya hab¨ªa explorado hace m¨¢s de veinte a?os con Perder es cuesti¨®n de m¨¦todo ¨Cllevada al cine por Sergio Cabrera¨C.
¡°La novela negra es la mejor manera de hablar sobre la realidad del presente¡±, resume el autor bogotano en esta charla con EL PA?S. ¡°Cuando yo volv¨ª en 2015, uno de mis entusiasmos era el proceso de paz y esa especie de camino maravilloso de luz y de esperanza que en esos d¨ªas ten¨ªamos. Yo quer¨ªa vivir eso ac¨¢. Quer¨ªa formar parte. Escrib¨ª un libro de ensayo, La guerra y la paz, queriendo involucrarme como intelectual en el debate. Estaba muy entusiasmado, fue un momento para m¨ª muy profundo. Ya sabemos lo que ha pasado, todos los problemas que ha habido. Pero lo que para m¨ª ha sido importante como experiencia ha sido conocer Colombia¡±. Esta conversaci¨®n empez¨® en octubre en Medell¨ªn y concluy¨® la semana pasada, en medio de la oleada de movilizaciones que llevan semanas redoblando la presi¨®n al Gobierno de Iv¨¢n Duque.
Pregunta. Destaca la importancia de redescubrir a su pa¨ªs. ?Qu¨¦ est¨¢ pasando estos d¨ªas?
Respuesta. La sociedad civil se siente fuerte, vigorosa. Quiere ser protagonista. Es una consecuencia positiva del proceso de paz con las FARC, que sepult¨® la vieja y anacr¨®nica guerra civil colombiana. Ahora Colombia es un pa¨ªs moderno porque sus problemas y conflictos son modernos. Y mejores. Las manifestaciones de estos d¨ªas piden aumentar los cupos de la educaci¨®n p¨²blica, piden salarios decentes para los trabajadores y proteger las pensiones. Tambi¨¦n seguridad para los l¨ªderes sociales y los ind¨ªgenas, e incluso para los guerrilleros desmovilizados. Se pide implementar, de una vez por todas, los acuerdos de paz. Son temas acuciantes. Hemos cambiado. Al fin Colombia se ocupa de su presente y esto se ve en las calles: la sociedad civil sale a exigir y a protestar por un p¨¦simo Gobierno. El presidente Iv¨¢n Duque est¨¢ perdido. Lo embisten de lado y lado. Como esos trenes atacados por indios Sioux en las pel¨ªculas del lejano Oeste, Duque recibe balazos de todas partes y no sabe qu¨¦ hacer. Los l¨ªderes de su propio partido le piden que se aleje del poder y se burlan de su blandura.
P. ?Cree que tiene la sociedad colombiana nuevas prioridades?
R. La sociedad colombiana est¨¢ descubriendo el siglo XXI, nada menos. Es una incre¨ªble novedad para esta adolorida familia humana que estuvo en guerra tanto tiempo. De repente los estudiantes se preguntan por qu¨¦ tienen que pedir pr¨¦stamos al Estado para estudiar, en lugar de tener educaci¨®n p¨²blica y gratuita. Tambi¨¦n se preguntan por la salud, ?por qu¨¦ deben pagar tanto para tener servicios menos que aceptables? Y en cuanto a los salarios de los trabajadores rasos, ?por qu¨¦ tan bajos cuando la corrupci¨®n, hecha por personas egresadas de las universidades m¨¢s caras y mejores de Colombia, como Los Andes, es de un 40% del PIB? La sociedad est¨¢ entendiendo que los principales agresores de su econom¨ªa y su bienestar, los que han hecho robos y desfalcos de centenares de millones de d¨®lares, los que tienen a Colombia al borde la quiebra, no son los v¨¢ndalos. Son la gente estupenda de los clubes sociales de Bogot¨¢ y Medell¨ªn, de Barranquilla y Cali, con t¨ªtulos elegant¨ªsimos, los mismos que aparecen en las p¨¢ginas sociales. La sociedad civil lo sabe y lo impugna. Esta es la nueva Colombia. Y son los j¨®venes los que inician este cambio, pues ser¨¢ el pa¨ªs de ellos.
P. Ha mencionado antes a Duque. La protesta social se ha convertido en su principal frente. ?Ve m¨¢s voluntad de di¨¢logo en ¨¦l o una actitud de atrincheramiento?
R. A Duque le qued¨® grande la presidencia y hoy no sabe qu¨¦ hacer. No hay liderazgo, no hay ideas. El palacio de Gobierno, en Bogot¨¢, invit¨® a una ¡°conversaci¨®n nacional¡± y acept¨® reunirse con el comit¨¦ organizador de las marchas, ¡°pero solo una hora¡±. Una actitud arrogante que encendi¨® los ¨¢nimos de los manifestantes. Dato curioso: la misma propuesta, en cambio, se consider¨® laxa por parte de los halcones m¨¢s fieros del Centro Democr¨¢tico, el partido de Gobierno, entre ellos el exministro Fernando Londo?o, quien pidi¨® a Duque que se retirara y dejara a la vicepresidenta a cargo hasta que se resolviera el problema. Esto demuestra hasta qu¨¦ punto la situaci¨®n del presidente es compleja, pues recibe ataques de todas partes, y ¨¦l no sabe qu¨¦ hacer. Es como un ni?o en medio de una tormenta. Del lado de la oposici¨®n de izquierda nadie, ni siquiera Petro, ha pedido su renuncia. Se le pide que cambie su pol¨ªtica, algo a lo que Duque se resiste argumentando que con esas ideas gan¨® la presidencia. As¨ª las cosas, el duelo seguir¨¢ en las calles. Algunos esperaban que el Black Friday acabara con los ¨¢nimos, pero los manifestantes, que son en su mayor¨ªa j¨®venes de diferentes tendencias, anunciaron que seguir¨¢n. Y las delegaciones de grupos ind¨ªgenas llegaron a Bogot¨¢ para unirse a las marchas, lo que promete un diciembre lleno de sobresaltos.
P. Usted volvi¨® a Colombia hace tres a?os. ?Qu¨¦ pa¨ªs se encontr¨®?
R. Comenc¨¦ a ver esa Colombia del posconflicto, con todos los problemas que surgieron despu¨¦s pero tambi¨¦n con la libertad para poderse mover mejor. Comenc¨¦ a conocer y a hablar con campesinos, con gente que estuvo de cerca o de lejos tocada por el conflicto. Y una de las regiones que me interes¨® fue el Cauca.
P. Y ha vuelto tambi¨¦n a la novela negra.
R. Como hice en Perder es Cuesti¨®n de M¨¦todo, mi investigador nunca es un polic¨ªa ni un detective sino periodista, que es para m¨ª el gran h¨¦roe contempor¨¢neo. El periodista es un detective sin pistola, que investiga, est¨¢ en peligro, que lo matan. ?Cu¨¢ntos periodistas hemos enterrado aqu¨ª en Colombia? Es el que investiga no para la ley sino para la sociedad. Es el que se pone en peligro, el que se la juega a fondo por la sociedad, para que est¨¦ informada y sepa qu¨¦ es lo que est¨¢ pasando. Me parece incluso un personaje rom¨¢ntico. En esta novela me propuse hacer un periodista, pero adem¨¢s una mujer periodista. Esa decisi¨®n fue por pura intuici¨®n, me permit¨ªa hacer un contraste m¨¢s fuerte la entrada de una mujer investigadora en un mundo m¨¢s bien masculino.
?P. El de las iglesias evang¨¦licas
R. Es uno los mundos centrales en el que se mueve la novela, que es para m¨ª uno de los grandes temas del posconflicto. Es un problema moderno que compartimos con toda la regi¨®n, ya no es un problema solo de Colombia, la influencia pol¨ªtica de las iglesias evang¨¦licas la vemos en Brasil, Estados Unidos, Centroam¨¦rica e inclusive en M¨¦xico. Est¨¢ poniendo en jaque a la democracia, ya no estamos hablando de espiritualidad. Y en Colombia el gran campanazo del poder pol¨ªtico de las iglesias fue el plebiscito por la paz.
P. ?C¨®mo se le da voz a una excombatiente, como lo hace en Ser¨¢ larga la noche?
R. Una de las grandes ventajas del proceso de paz es que les vimos las caras a los guerrilleros, a los jefes, a los combatientes. Y nos dimos cuenta de algo maravilloso: ellos son colombianos como nosotros. Ellos han vivido en el mismo pa¨ªs nuestro, pero desde otro punto de vista. Tienen una historia diferente, pero son colombianos. Hab¨ªa antes un desconocimiento brutal. Ellos ven la realidad de otra manera, pero de aqu¨ª hacia delante queremos lo mismo. El pasado de ellos y el m¨ªo es totalmente distinto, probablemente si me hubieran agarrado hace diez a?os me habr¨ªan secuestrado y de pronto hasta matado, pero de hoy en adelante no. Y vamos hacia el mismo lugar. Queremos un pa¨ªs con igualdad de oportunidades para todos, que progrese, que sea protector de sus ciudadanos y c¨®mplice de sus sue?os y de sus ideas. Para m¨ª no es dif¨ªcil hacer un personaje as¨ª porque me conmueve. Y lo que me conmueve es lo que me hace escribir.
P. ?El mundo intelectual est¨¢ respondiendo a la altura de este momento?
R. Hay una caracter¨ªstica en Colombia, que casi todos los intelectuales son columnistas: H¨¦ctor Abad, William Ospina, Ricardo Silva, Piedad Bonnett. Los escritores colombianos en general participan del debate p¨²blico y pol¨ªtico. Ahora, el Gobierno de Duque tiene cada vez m¨¢s una tendencia a entrar en el mundo intelectual y hacer listas negras. Hace unos meses hubo un episodio en el que la embajada de Colombia en Roma le retir¨® el apoyo a un festival literario porque me hab¨ªa invitado a m¨ª y a H¨¦ctor Abad. Ellos dijeron que retiraban el apoyo porque nosotros como autores no est¨¢bamos dentro de lo que ellos llaman lineamientos de pertinencia.
P. Colombia vive ahora mismo una batalla por el relato sobre el conflicto. En ese contexto, ?qu¨¦ aporta una novela?
R. Muy importante, porque las novelas tienen una gran libertad y al mismo tiempo una gran penetraci¨®n. El lector com¨²n se lee una novela, es m¨¢s dif¨ªcil que se lea un tratado de 800 p¨¢ginas de cinco historiadores. Entonces son un veh¨ªculo muy importante, y sobre todo un espejo. La novela no es el discurso de la verdad, es un arte que intenta ver la realidad desde otros ¨¢ngulos para enriquecerla, para enriquecer la experiencia de estar vivo. De convivir, de pensar el mundo. A m¨ª me gust¨® mucho del a?o pasado C¨®mo perderlo todo, de Ricardo Silva. Yo dir¨ªa que son novelas del posconflicto, la de ¨¦l y la m¨ªa, porque son espejos literarios en los que los lectores se pueden reconocer.
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