Actualizaci¨®n forzada
Pel¨ªcula a ratos encantadora y feliz pero excesivamente autocomplaciente, con la que Greta Gerwig se ha escrito una carta de amor a s¨ª misma
Greta Gerwig cree que le ha escrito una carta de amor a Louisa May Alcott y a su c¨¦lebre novela de iniciaci¨®n Mujercitas, pero en realidad se la ha escrito a s¨ª misma. La actriz y cineasta vuelve a recurrir a su ¨¢lter ego en la pantalla, la actriz Saorsie Ronan, para interpretar a Jo March, a su vez alter ego de la escritora estadounidense y arquetipo de mujer inconformista y libre. El resultado es una pel¨ªcula a ratos encantadora y feliz pero excesivamente autocomplaciente, en la que destaca una luminosa Ronan y decepciona un incontrolable Timoth¨¦e Chalamet, tan encantado de conocerse que se carga a un personaje clave. Pese a estar dirigida con talento, Mujercitas queda lejos de la ¨®pera prima de Gerwig, Lady Bird, esa joya absoluta que narraba con tintes autobiogr¨¢ficos el fin de la adolescencia de una joven de Sacramento que so?aba con volar lejos.
MUJERCITAS
Direcci¨®n: Greta Gerwig
Int¨¦rpretes: Saoirse Ronan, Emma Watson, Florence Pugh, Eliza Scanlen, Laura Dern, Timoth¨¦e Chalamet.
G¨¦nero: drama. Estados Unidos. 2019
Duraci¨®n: 134 minutos.
Existen al menos tres adaptaciones anteriores en cine de la famosa obra que Alcott public¨® en 1868. La de George Cukor, de 1933, con Katherine Hepburn sacando brillo a la ind¨®mita Jo March; el cl¨¢sico en Technicolor de 1949, dirigido por Mervin LeRoy, con June Allyson en el papel principal y Elisabeth Taylor, Janet Leight y Margaret O¡¯Brien en el de sus hermanas; y la de 1994 de la directora australiana Gillian Armstrong, con una convincente Wynona Ryder como la fantasiosa aspirante a escritora. Gerwig se desmarca de sus predecesoras empezando su historia donde las dem¨¢s acaban, es decir por la definitiva conversi¨®n de Jo March en novelista. A partir de ah¨ª la pel¨ªcula se construye dando paso intermitente a su memoria: la nostalgia familiar de una mujer que descubre que lo domestico tambi¨¦n es un poderoso material literario.
Pese a su melaza y sus anacronismos, Mujercitas sigue siendo una novela de enorme relevancia. Gerwig actualiza, sin embargo, su mensaje feminista echando mano de la biograf¨ªa de la propia Louisa May Alcott. Inc¨®moda con la fijaci¨®n de los personajes femeninos con el matrimonio, se las ingenia para introducir sus reservas a una convenci¨®n social tan rancia que Alcott (criada en un entorno de fil¨®sofos y pedagogos del siglo XIX que alimentaron su personalidad rebelde) la rechaz¨® sin reparos en vida.
Adem¨¢s, refresca a un personaje que siempre fue retratado como n¨¦mesis de Jo, su hermana Amy. Interpretado ahora por Florence Pugh, el personaje reivindica su perfil contempor¨¢neo: la coqueter¨ªa, la feminidad y la cursiler¨ªa no son ofensivas. No solo no hace falta comportarse como un hombre para parecer lista e insumisa, sino que copiar sus patrones resulta m¨¢s trasnochado que nunca. El problema es que el empe?o de Gerwig en poner al d¨ªa los aspectos m¨¢s obsoletos de la novela hacen mella en el coraz¨®n de la historia y ponen en evidencia las costuras internas de la pel¨ªcula. En la primera secuencia, Jo March recibe un consejo de su editor: los sermones espantan a los lectores. Por desgracia, Gerwig no se ha aplicado a s¨ª misma esa advertencia y, obsesionada con salvaguardar la actualidad de su mensaje, hipoteca la emoci¨®n por un ufano y mec¨¢nico serm¨®n hecho solo para la satisfacci¨®n inmediata de estos tiempos.
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