El P¨®rtico de la Gloria se encamina hacia el Supremo

El alcalde de Santiago de Compostela, Xos¨¦ S¨¢nchez Bugallo, lo cuenta m¨¢s o menos as¨ª: "?Qui¨¦n le reclamaba un recib¨ª a Franco a finales de los cincuenta?" . Y como nadie se lo pidi¨®, ahora no se puede demostrar que las joyas rom¨¢nicas del Maestro Mateo Isaac y Abraham,?que est¨¢n en manos de los herederos del dictador, sean las mismas que el Ayuntamiento gallego les reclama judicialmente. Lo dice una reciente sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid, que ha vuelto a dar la raz¨®n a la familia Franco, despu¨¦s de que ya lo hiciese el juzgado n¨²mero 41 de Madrid el pasado febrero. Solo queda una posibilidad para que las estatuas vuelvan al Consistorio: una sentencia favorable del Tribunal Supremo.

De todas formas, no est¨¢ claro que el Supremo admita el recurso de casaci¨®n municipal, ya que puede que considere que la sentencia de la Audiencia est¨¢ bien fundamentada. No obstante, el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto N¨²?ez Feij¨®o (PP), ha asegurado hoy que el Gobierno gallego queda "a disposici¨®n" del Ayuntamiento de Santiago (PSOE) ante "posibles pasos jur¨ªdicos". El Ejecutivo de Feij¨®o est¨¢ convencido de que son las mismas esculturas que reclama el municipio. De hecho, su Gobierno regional las declar¨® bien de inter¨¦s cultural el pasado verano. "A ver si podemos ser ¨²tiles al Ayuntamiento para poder seguir protegiendo las estatuas que, con independencia de su due?o, siguen teniendo una protecci¨®n legal", zanja.?

Por su parte, S¨¢nchez Bugallo asegura que su corporaci¨®n tiene muy claro el objetivo de recuperar estos bienes para el patrimonio p¨²blico y que los servicios jur¨ªdicos ya se encuentran trabajando en un informe que permita formalizar una decisi¨®n "la pr¨®xima semana".?"Nuestro gran inter¨¦s es defender que algo que es patrimonio de la humanidad sea patrimonio de la humanidad, y no patrimonio privativo de nadie", ha insistido, para despu¨¦s avanzar que las piezas se pondr¨¢n a disposici¨®n del Museo de la Catedral o del Museo das Peregrinaci¨®ns en el caso de que el gobierno local gane en este pulso contra la familia del dictador. Las esculturas, seg¨²n se desvel¨® en el juicio del pasado febrero, son en realidad propiedad de una inmobiliaria radicada en la madrile?a calle de los Hermanos B¨¦cquer, 8, residencia hasta su fallecimiento de Carmen Polo, esposa del dictador.

Pero ?c¨®mo llegaron las dos esculturas a manos de los Franco? En el juicio celebrado en febrero pasado, el abogado de la familia argument¨® que se las compraron a un anticuario, cuyo nombre no recordaban, y que tampoco conservaban ning¨²n recibo. El Ayuntamiento, por su parte,?mostr¨® una escritura notarial que confirmaba que el concejo las adquiri¨® en 1948 a un descendiente del conde de Ximonde. La compra se realiz¨® mediante dos pagos de 30.000 pesetas. En caso de que las obras saliesen de Santiago, dec¨ªa el contrato firmado por ambas partes, hab¨ªa que indemnizar al noble con otras 600.000 pesetas. Y, gracias a este acuerdo, permanecieron en la casa consistorial hasta 1954 o 1961, periodo tras el que desaparecieron para terminar en manos de los Franco. En teor¨ªa, seg¨²n la versi¨®n municipal, la esposa del dictador, Carmen Polo, se encaprich¨® de ellas al verlas en el Ayuntamiento y se las llev¨® al pazo de Meir¨¢s.?1954 fue a?o santo, al que acudi¨® Franco y su esposa, y en 1961 se celebr¨® la Exposici¨®n de arte rom¨¢nico, y ya las estatuas aparecen rotuladas como "'propiedad de su excelencia el jefe del Estado. Pazo de Meir¨¢s".

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Fotogaler¨ªa: P¨®rtico de la Gloria

Estas dos joyas de la escultura formaban parte del primigenio P¨®rtico de la Gloria, que era de mayores dimensiones que el actual y que inclu¨ªa una antesala (peristilo o exon¨¢rtex) presidido por un gran arco central y dos puertas laterales decoradas por siete u ocho esculturas de profetas y reyes.?En 1521, esta soberbia estructura fue desmontada y sus figuras distribuidas por diferentes lugares, En el siglo XVIII, dos de aquellas obras maestras (Abraham e Isaac) terminaron en manos del conde de Ximonde, que las guard¨® en un pazo de su propiedad. En 1948 fueron adquiridas a sus descendientes por el Ayuntamiento, pero unos a?os despu¨¦s acabaron en la residencia veraniega del dictador, en el pazo de Meir¨¢s. La justicia dice que, a lo mejor, no son las mismas, porque "?a ver qui¨¦n le ped¨ªa un recib¨ª a Franco?".