La justicia da la raz¨®n a los Franco en la propiedad de las estatuas del P¨®rtico de la Gloria
Una sentencia rechaza en primera instancia la petici¨®n del Ayuntamiento de Santiago de Compostela de que le sean devueltas
La familia Franco, heredera de los bienes del dictador Francisco Franco Bahamonde, ha ganado la primera batalla del P¨®rtico de la Gloria, antesala rom¨¢nica de la catedral de Santiago de Compostela. El Juzgado de Primera Instancia n¨²mero 41 de Madrid les ha dado la raz¨®n en el litigio sobre la propiedad de dos estatuas del Maestro Mateo que reclamaba el Ayuntamiento compostelano. Estas hab¨ªan desaparecido de la casa consistorial en 1954, coincidiendo con la visita del general a la ciudad con motivo del A?o Santo. Pero la juez Adelaida Medrano no reconoce al Consistorio gallego ni ¡°el justo t¨ªtulo¡± de su propiedad, ni siquiera que sean las mismas que ornamentaron el p¨®rtico original hasta 1521, cuando se desmont¨® su peristilo, y se las llev¨® a su pazo el conde de Ximonde. En 1948, el Ayuntamiento se las compr¨® a sus herederos por 60.000 pesetas en dos pagos.
La magistrada argumenta para dejar en manos de los nietos del dictador las im¨¢genes que el municipio no present¨® fotos que demostrasen que estas estuvieran en la entrada del Consistorio ni tampoco que realizase la segunda parte de los pagos a los Ximonde. Sin embargo s¨ª admite los argumentos de los Franco: se las compraron a un particular del que no recuerdan su nombre ni tienen recibos. ?La prueba?? "Es una tradici¨®n oral familiar", dijeron.
En concreto, la sentencia se?ala que ¡°todo lo razonado en los fundamentos de esta resoluci¨®n, determinan la desestimaci¨®n de la demanda formulada por el Ayuntamiento de Santiago, pues no concurren los requisitos necesarios para la viabilidad de la acci¨®n reivindicatoria dado que la parte actora no ha identificado los bienes cuya titularidad reclama, como tampoco su car¨¢cter de bienes demaniales [que no se pueden vender], a lo que se a?ade el hecho de que, a¨²n de haber concurrido tal identificaci¨®n, la titularidad de los bienes habr¨ªa sido adquirida por la demandada conforme a derecho por medio del instituto de la usucapi¨®n, y la acci¨®n reivindicatoria habr¨ªa quedado prescrita al consumarse esta ¨²ltima¡±. Es decir, si los Franco compraron las estatuas legalmente (supuestamente a un privado, aunque no se acuerden de a qui¨¦n) o se las llevaron en 1954 del Ayuntamiento, el delito est¨¢ prescrito. El Consistorio siempre ha mantenido que Carmen Polo, esposa del dictador, se encaprich¨® de ellas durante una visita a Santiago e hizo que se las llevaran primero a su casa de Cornide (Coru?a) y luego a su pazo veraniego de Meir¨¢s. Directamente.
Pero la magistrada desestima ¡°¨ªntegramente¡± la demanda interpuesta por el Ayuntamiento de Santiago contra los herederos de los Franco ¡ªMar¨ªa del Carmen, Jaime Felipe, Mar¨ªa Ar¨¢nzazu, Jos¨¦ Crist¨®bal, Mar¨ªa del Mar y Mar¨ªa de la O Mart¨ªnez-Bordiu Franco¡ª y contra la inmobiliaria Pristina SL, que es la aut¨¦ntica propietaria de estas joyas del rom¨¢nico. La juez, entre sus argumentaciones, esgrime que si bien el Ayuntamiento pudo comprar? las dos im¨¢genes en 1948 ese acto no es suficiente para demostrar que son suyas, porque es necesario adscribirlas a un servicio p¨²blico. "Ya que la simple compra no hace a las mismas de dominio p¨²blico, sino la adquisici¨®n unida a un destino de uso o servicios p¨²blicos", dice.
La magistrada insiste en que el Ayuntamiento solo aport¨® en el juicio los documentos de compraventa ante notario de las dos estatuas, "pero ninguno referido a los hechos posteriores a tal evento, como si nada hubiese acaecido tras esta fecha", Es decir, la juez sostiene que el Consistorio deber¨ªa haber indicado d¨®nde iba a colocarlas, porque eso demostrar¨ªa administrativamente que eran de su propiedad, algo parecido a lo que hizo con la talla de una virgen que compr¨® en aquellas fechas y cuya ubicaci¨®n en la ciudad fue votada en pleno. Los Franco no ten¨ªan que demostrar nada porque ellos s¨ª las ten¨ªan en una de sus propiedades.
La juez? -que acepta la mayor¨ªa de las argumentaciones del abogado de los nietos del dictador, Juan Jos¨¦ Aizcorbe- sostiene, adem¨¢s, que el Ayuntamiento no pudo demostrar que abon¨® la segunda parte del pago acordado (30.000 pesetas) con el conde de Ximonde, ni tampoco las 400.000 que deber¨ªan abon¨¢rsele en el caso de que las figuras abandonasen Santiago, como as¨ª fue en la d¨¦cada de los a?os cincuenta camino del pazo de Meir¨¢s. Lo resume as¨ª: El Consistorio "tendr¨ªa que haber probado que aceptaba la condici¨®n resolutoria impuesta por el vendedor (las 400.000 pesetas) y que la Corporaci¨®n documentaba el pago de la mitad del precio (las restantes 30.000)". Adem¨¢s, seg¨²n la magistrada falta el "acta de recepci¨®n" de las figuras rom¨¢nicas y la "decisi¨®n de la comisi¨®n permanente acordando el emplazamiento y ubicaci¨®n que a lo adquirido se daba".
La juez se muestra tremendamente cr¨ªtica con el perito que el Ayuntamiento present¨® en el juicio para intentar recuperar las estatuas. No considera v¨¢lidos los testimonios que el especialista recogi¨® cuando empez¨® a estudiar el caso porque estos se remontan a hace 31 a?os y no da los nombres de los testigos. "Resulta sorprendente la credibilidad probatoria de un dictamen cuyo objeto fue estudiado por su autor 31 a?os antes de ser elaborado, y causando todav¨ªa mayor extra?eza que el perito pueda recordar en 2017" lo que le dijeron tres d¨¦cadas antes. Por eso, "la verosimilitud del contenido del informe pericial" es "nula".
Seg¨²n la sentencia, el Consistorio tampoco aport¨® ninguna fotograf¨ªa de las esculturas en su sede (Palacio de Raxoi) ni registr¨® estas joyas del rom¨¢nico en su listado de bienes, a pesar de que pudieron estar durante seis a?os en el concejo municipal. "Esta nueva ausencia documental impide a este ¨®rgano tener por probado que las estatuas fueran recibidas realmente por el Ayuntamiento", explica. Los Franco s¨ª pod¨ªan confirmar, en cambio, que las prestaban a Patrimonio cuando se las pedian para alguna exposici¨®n sobre la catedral de Santiago o el rom¨¢nico, la ¨²ltima en 2017.
Sin embargo, la magistrada pone, incluso, en duda que las esculturas de los Franco sean realmente del P¨®rtico de la Gloria, ya que el perito de la acusaci¨®n no fue capaz de "detallar el lugar donde debieron estar colocadas" en el peristilo que se desmont¨® en 1521 cuatro de las nueve figuras que compon¨ªan este. Adem¨¢s, argumenta que en un informe de 1933 se detalla que una de las figuras est¨¢ fracturada, lo que no concuerda con ninguna de ellas en la actualidad. "Las dos estatuas reivindicadas por el Ayuntamiento son descritas como no fragmentadas sino enteras con el natural deterioro de su antig¨¹edad, y de hecho si observamos las dos im¨¢genes, percibimos a simple vista dos estatuas completas sin fractura alguna". Por lo tanto, seg¨²n la juez, no son las mismas porque no les ve ninguna raja.
Contra la resoluci¨®n cabe interponer recurso de apelaci¨®n en 20 d¨ªas ante el juzgado, algo que har¨¢ el Ayuntamiento de Santiago, seg¨²n confirm¨® su alcalde. ¡°Vamos a recurrir. Esto no tiene sentido. Hemos demostrado que estaban en el Ayuntamiento y que se las llevaron¡±, se?ala Marti?o Noriega.¡±Una cosa es que digan que haya prescito, y otra que ni siquera hayamos demostrado que estaban en el Ayuntamiento hasta que los Franco se las llevaron. Estamos indignados¡±, dice.
El P¨®rtico de la Gloria de la catedral de Santiago mostr¨® hasta el siglo XVI un aspecto distinto del actual. Era de mayores proporciones y contaba con una antesala (peristilo o exon¨¢rtex) presidida por un gran arco central y dos puertas laterales y decorada por siete u ocho esculturas de profetas y reyes. En 1521, esta soberbia estructura del maestro Mateo fue desmontada y sus figuras distribuidas por diferentes lugares. Dos ellas acabaron en manos de los Franco, pero todo est¨¢ prescrito.
En el siglo XVIII, las esculturas del P¨®rtico de la Gloria de la catedral de Santiago de Abraham e Isaac fueron a parar a las manos del conde de Ximonde, que las guard¨® en un pazo de su propiedad. El Ayuntamiento de Santiago defendi¨® durante el juicio, aportando documentos, que en junio de 1948 el Consistorio se las compr¨® a los descendientes del noble. De ese modo, estuvieron en la casa consistorial entre 1948 y 1956, cuando desaparecieron para terminar en la residencia veraniega del dictador. Y ahora ya son suyas, para siempre si el recurso no prospera.
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