Las mujeres que escribieron el Siglo de Oro espa?ol
Una exposici¨®n reivindica, con libros, manuscritos y documentos, a autoras poco conocidas. Mar¨ªa de Zayas, Ana Caro y Catalina de Erauso, entre otras, sufrieron el menosprecio hacia sus obras
¡°El alma, ?no es la misma que la de los hombres? [¡] Yo aseguro que si entendierais que tambi¨¦n hab¨ªa en nosotras valor y fortaleza, no os burlar¨ªais como os burl¨¢is¡±. Las palabras de la escritora Mar¨ªa de Zayas (1590-?1661?) siguen, 400 a?os despu¨¦s, de plena vigencia en defensa de la dignidad de la mujer. Ella, como otras de su oficio, sufri¨® el desd¨¦n y olvido, a pesar de ser admirada por genios como Lope de Vega. Poeta, dramaturga, no se la empez¨® a valorar hasta el siglo XIX, gracias a Emilia Pardo Baz¨¢n. Mar¨ªa de Zayas, autora del conjunto de novelas cortas Desenga?os amorosos, est¨¢ entre la veintena de autoras del Siglo de Oro espa?ol que recupera la exposici¨®n Tan sabia como valerosa, en el Instituto Cervantes.
La muestra, enmarcada en los actos del D¨ªa Internacional de la Mujer, del 8 de marzo, re¨²ne hasta el 24 de mayo 41 manuscritos y libros impresos y cuatro documentos, en su mayor¨ªa procedentes de la Biblioteca Nacional, que se?alan el ignorado papel que tuvieron estas mujeres en los siglos XVI y XVII. Un desconocimiento que, como confes¨®, tambi¨¦n ten¨ªa la comisaria de la exposici¨®n, Ana M. Rodr¨ªguez Rodr¨ªguez, hasta que empez¨® a descubrir sus textos en Estados Unidos. Rodr¨ªguez, profesora de Literatura Espa?ola en la Universidad de Iowa, destac¨® que figuras como Zayas ¡°conectan con el siglo XXI: hac¨ªan alegatos contra las violaciones y el machismo, hablaban del papel que ten¨ªa la mujer en la sociedad, del matrimonio¡¡±.
Para poder dedicarse a la escritura, ¡°aunque suene parad¨®jico, encontraban mayor libertad creadora en los conventos, donde adem¨¢s dispon¨ªan de tiempo, por eso el 80% de las escritoras eran monjas, las otras ten¨ªan que dedicarse a las tareas de la casa y procrear", a?adi¨® Rodr¨ªguez. As¨ª, se pueden ver en las vitrinas obras de las dos religiosas que mejor lo ejemplifican: la figura cumbre de Teresa de la Cruz (1515-1582) y sor Juana In¨¦s de la Cruz (1648-1695). De la primera hay un ejemplar, de 1607, de una de sus obras mayores: Castillo interior o Las moradas. De la segunda, un tomo de sus poemas, impreso en 1725. Ella escribi¨® tambi¨¦n un alegato del acceso de la mujer al conocimiento que incluye la frase que da t¨ªtulo a la exposici¨®n. Mientras que de unas monjas capuchinas est¨¢ el diario que relata su viaje a Lima para fundar all¨ª un convento, ¡°que se expone por primera vez¡±. Una cr¨®nica ¡°que merece una pel¨ªcula, con episodios como el ataque de corsarios a su barco o c¨®mo una de ellas sufre un c¨¢ncer de pecho, al que llama zarat¨¢n, y reflexiona sobre lo que le pasa a su cuerpo y a su mente¡±, agreg¨® la comisaria.
Otro documento hist¨®rico, por no visto antes, es la carta de pago a la dramaturga granadina Ana Caro, de 1637, por su cr¨®nica de la boda de un primo de Felipe IV, procedente del Archivo Hist¨®rico de Madrid. ¡°Demuestra que era una profesional, que cobraba por su trabajo de escritora¡±, explica Rodr¨ªguez. En su producci¨®n sobresale Valor, agravio y mujer, en la que ridiculiza la figura del Don Juan creado por Tirso de Molina. M¨¢s azarosa fue la vida de Catalina de Erauso (1592-1650): huy¨® del convento en el que la hab¨ªan encerrado sus padres, se visti¨® de soldado y fue a Am¨¦rica a participar en las guerras coloniales; mantuvo relaciones con mujeres, ¡°tendr¨ªa una identidad que hoy llamar¨ªamos transg¨¦nero¡±. En la exposici¨®n pueden verse documentos de las cr¨®nicas de Indias en los que se pide al rey Felipe IV que la premie ¡°por sus servicios hechos en la guerra de Chile de 19 a?os en h¨¢bito de var¨®n¡±. Fue tal su popularidad que la recibi¨® el papa Urbano VIII, un encuentro del que ella dej¨® testimonio: tras referirle su ¡°vida, sexo y virginidad¡±, el santo padre le concedi¨® licencia para proseguir su vida ¡°en h¨¢bito de hombre¡±. La fascinante historia de esta mujer fue teatralizada con el t¨ªtulo de La monja alf¨¦rez por Juan P¨¦rez de Montalb¨¢n, en 1626.
Adem¨¢s, hay protagonismo para escritoras menos conocidas, como Leonor de Meneses, creadora de la novela cortesana El desde?ado m¨¢s firme, que goz¨® de popularidad en los reinados de Felipe IV y Carlos II, y otras mujeres que participaban en justas y cert¨¢menes po¨¦ticos.
La directora de la Biblioteca Nacional, Ana Santos Aramburo, a?adi¨® que la exposici¨®n tambi¨¦n menciona ¡°otros oficios del libro, como el de Juana Mill¨¢n, una impresora que ejerci¨® en Zaragoza¡±. Mientras que el director del Cervantes, Luis Garc¨ªa Montero, asegur¨® que esta clase de iniciativas ¡°ayudan a dinamitar el canon literario tradicional¡±. Ya lo ve¨ªa as¨ª hace 500 a?os la valiente Santa Teresa de Jes¨²s que, dirigi¨¦ndose a Dios, aseguraba que ve¨ªa ¡°los tiempos de manera que no es raz¨®n desechar ¨¢nimos virtuosos y fuertes, aunque sean de mujeres¡±.
El padre, la hija y la autor¨ªa robada
La exposici¨®n del Instituto Cervantes reivindica tambi¨¦n el papel de otras mujeres del Siglo de Oro que tomaron la pluma y no estaban entre las paredes de conventos, muy poco conocidas. As¨ª pueden leerse los poemas sueltos de escritoras que participaban en justas, homenajes y cert¨¢menes po¨¦ticos. Estos se incluyen en recopilaciones y antolog¨ªas dominados por autores masculinos, pero salpicados con nombres de mujeres. ?ngela de Sotomayor, Cristobalina Fern¨¢ndez de Alarc¨®n, Mariana de Vargas, Silvia Monteser, Antonia de Nevares, Elena de Paz, Ana Francisca Abarca de Bolea y una enigm¨¢tica poeta que firmaba como Arminda. La comisaria, Ana Rodr¨ªguez, conf¨ªa en que estos nombres empiecen "a interesar en las nuevas generaciones y busquen sus obras". "Los poemas que aparecen en estas colecciones ocupan un lugar secundario, pero lo realmente importante es que indican el af¨¢n que ten¨ªan estas autoras por participar en la vida cultural, e incluso atestiguan una conciencia de la autor¨ªa femenina", apunta Rodr¨ªguez.
El otro objetivo de la exposici¨®n es que "cuando a una persona se le pregunte por autores del Siglo de Oro, no solo mencione a los cl¨¢sicos, como Cervantes, Lope de Vega, o Quevedo".
Un caso especial en las vitrinas es el de Oliva Sabuco (1562-1622), autora del complejo tratado 'Nueva filosof¨ªa de la naturaleza del hombre', del que se muestra un ejemplar de 1622. Lo que le sucedi¨® a Sabuco es el paradigma de la dificultad que ellas ten¨ªan para ser reconocidas como escritoras en una sociedad dominada por los hombres y en la que un genio como Quevedo despleg¨® su mordacidad contra las que osaban dedicarse a la literatura. Fue el propio padre de Oliva Sabuco quien reclam¨® la autor¨ªa de la erudita obra en una carta, apoyado en su porf¨ªa por el hermano y el esposo de ella.
Hoy, las investigaciones ya han devuelto 'Nueva filosof¨ªa de la naturaleza del hombre' a su verdadera creadora. Oliva Sabuco muri¨® en 1622 en un convento, no sin antes ver c¨®mo la Inquisici¨®n ordenaba quemar sus obras por los asuntos que trataba.
La exposici¨®n se cierra con un puente hasta la actualidad, con carteles de pel¨ªculas y el audiovisual 'Caminar, obrar, no parar', de la realizadora Marta Javierre, con fragmentos de pel¨ªculas con escritoras como protagonistas.
Babelia
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