Timos, desastres y ¨¦xtasis: la historia detr¨¢s de los mejores discos en directo del rock
Un libro de Tito Lesende reaviva el debate sobre las grabaciones en vivo, un g¨¦nero en s¨ª mismo sobre el que los eruditos siguen discutiendo y confeccionando listas
La gestaci¨®n de uno de mejores discos en directo de la historia del rock fue un desastre. Hablamos del ¨¢lbum de los Who Live at Leeds. La banda se hab¨ªa concentrado para registrar el recital del 15 de febrero de 1970 en la localidad inglesa de Hull. El guitarrista y l¨ªder, Pete Townshend, hab¨ªa decidido no beber en esa jornada, para evitar fallos. Y eso era un gran sacrificio. El concierto result¨® magn¨ªfico. Solo hubo un problema, grave: cuando escucharon la grabaci¨®n el bajo de John Entwistle no se o¨ªa. A la basura las cintas. Qu¨¦ hacer. Escuchar el concierto anterior, el del 14 de febrero en Leeds, que el cuarteto ingl¨¦s se hab¨ªa tomado como un ensayo para Hull, para ver si de chiripa ten¨ªa el suficiente nivel. En este Townshend s¨ª hab¨ªa bebido. Lo escucharon y sonaba potente. Pero la grabaci¨®n estaba repleta de inc¨®modos clics. Consiguieron salvar solo seis temas, tres de ellos incluso son versiones. No ten¨ªan mucho que perder, as¨ª que lo editaron. El resultado es una de las demostraciones m¨¢s apabullantes de la historia del rock, 36 minutos de visceralidad y decibelios.
Eran otros tiempos. Cuando las giras de los grandes eran asuntos inalcanzables. En el cambio de d¨¦cada de los sesenta a los setenta pocos aficionados ten¨ªan la opci¨®n de presenciar en directo a Led Zeppelin, a los Who, a James Brown, a los Rolling Stones¡ Y m¨¢s complicado si viv¨ªas en la Espa?a franquista. Era cuando el disco en vivo cumpl¨ªa una de sus funciones. En el sal¨®n de casa uno pod¨ªa hacerse una idea de lo que era aquello, echar a volar la imaginaci¨®n. Una sensaci¨®n sepultada por la revoluci¨®n tecnol¨®gica. Hoy Nick Cave empieza una gira en Australia y esa misma noche se tiene acceso a cientos de v¨ªdeos caseros del recital.
Pero los discos en directo forman un g¨¦nero retro en el que resulta edificante zambullirse. Regularmente se publican listas con los mejores. Lo hacen las publicaciones especializadas y los periodistas eruditos. El ¨²ltimo en llegar es un libro titulado, sin rodeos, Los 100 mejores discos de rock en directo (Ed. Efe Eme), elaborado por el periodista y escritor Tito Lesende (A Coru?a, 48 a?os). El autor enumera las cualidades que deben tener estas obras: ¡°Una relevancia para la carrera de un artista, como es el caso de At Folson Prison (1968), de Johnny Cash; que aporte a las canciones conocidas una lectura extra, m¨¢s profunda o m¨¢s desarrollada que en su versi¨®n de estudio, como Live at Fillmore East (1971), de Allman Brothers; que sea un ataque de visceralidad, como Metallic KO (1976), de Iggy Pop and the Stooges; o que sea honesto, como Made in Japan (1972), de Deep Purple, que lo que suena es exactamente lo que estaba sucediendo en el escenario, sin a?adidos ni eliminaciones¡±.
En efecto, las trampas se hac¨ªan luego en el estudio de grabaci¨®n. Resulta llamativo el caso de Alive!, de Kiss, de 1975. Estamos ante uno de los grandes timos de la historia del rock. El concierto fue calamitoso. Los m¨²sicos, m¨¢s pendientes de esquivar fuegos y efectos de escenario, apenas atinaban las notas. Cuando lo escucharon se deprimieron. Qu¨¦ se decidi¨®: regrabarlo en el estudio. A pesar del enga?o, Alive! aparece en la mayor¨ªa de las listas entre las mejores grabaciones en vivo. El ¨¢lbum, adem¨¢s, salv¨® la carrera de Kiss y lo convirti¨® en una m¨¢quina de hacer dinero con venta de discos, entradas de conciertos, camisetas, ata¨²des con los logotipos del cuarteto (va en serio: por unos 4.500 euros), ropa interior¡ Todav¨ªa hoy, 45 a?os despu¨¦s, contin¨²an haciendo caja. En su libro, Lesende no ha querido realizar un ranking. Su exhaustivo repaso, repleto de jugosas an¨¦cdotas, se puede leer en orden cronol¨®gico. ¡°Tengo claro que uno de los mejores ser¨ªa Live at Leeds, de los Who¡±, se?ala. En su selecci¨®n de los 50 predilectos, la revista estadounidense Rolling Stone coloca la agreste grabaci¨®n de Pete Townshend y los suyos en el cuarto puesto, por debajo de At Folsom Prison, de Johnny Cash; At Fillmore East, de los Allman Brothers Band; y, el primero, Live at the Apollo, de James Brown (1963). ¡°A pesar de ser 27 minutos, es magn¨ªfico. Cuanto m¨¢s intenta contenerse Brown en su interpretaci¨®n, m¨¢s se estremece su voz. Hasta que finalmente cede y acaba gritando, y ruega, y suplica¡±, dice Rolling Stone de Live at the Apollo.
La publicaci¨®n inglesa NME coloca en lo m¨¢s alto a MTV Unplugged in New York, de Nirvana, editado en 1994. Se trata de un disco p¨®stumo. Se registr¨® en noviembre de 1993 y Cobain no autoriz¨® su publicaci¨®n. No le convenc¨ªa. Pero el mito del grunge se peg¨® un tiro en abril de 1994 y el resto de la banda y la discogr¨¢fica, con el l¨ªder ya enterrado, decidi¨® ponerlo en las tiendas en noviembre de 1994. Otra curiosidad: Cobain hab¨ªa dejado la hero¨ªna poco antes de la actuaci¨®n y tuvo que cantar con el mono. El ¨¢lbum, con el cad¨¢ver a¨²n caliente, fue un ¨¦xito de ventas, uno de los m¨¢s vendidos esa Navidad. ¡°Todav¨ªa hoy suena tan crudo como cuando se grab¨®¡±, se?ala NME.
La publicaci¨®n Billboard, la m¨¢s influyente comercialmente en Estados Unidos, selecciona siete discos, los ya mencionados Alive!, de Kiss, y Live at Leeds, de los Who, y a?ade Frampton comes alive!, de Peter Frampton, en 1976; Before the flood, de Bob Dylan & The Band, en 1974; Live at Budokan, de Cheap Trick, en 1978; Kick out the jams, de MC5, en 1969; y Live at Woodstock, de Jimi Hendrix, grabado en 1969, pero editado en 1999. El medio de rock Louder, que agrupa cabeceras como Classic Rock o Metal Hammer, elige como el primero Live and dangerous, de Thin Lizzy, 1978, un trabajo recurrente en estas listas. Otra historia rocambolesca. Se realiz¨® con grabaciones de aqu¨ª y de all¨¢, con las mejores tomas. Un corta y pega como un castillo. Adem¨¢s, se retocaron varias partes en estudio. Tambi¨¦n se recompusieron fases de It¡¯s alive, de los Ramones, publicado en 1979. El concierto del cuarteto neoyorquino se registr¨® en el local ingl¨¦s Rainbow. Fue tan bueno que el p¨²blico, excitad¨ªsimo, acab¨® arrancando las primeras butacas. En el camerino esperaban a los neoyorquinos los Sex Pistols y Elton John, que por aquella ¨¦poca se apuntaba a cualquier fiesta si le ofrec¨ªan su sustancia preferida. De regreso a Estados Unidos se decidi¨® que algunas partes se ten¨ªan que retocar, entre ellas el bajo de Dee Dee. El problema fue que las canciones iban a tanta velocidad que, sin la excitaci¨®n del momento y en fr¨ªo, el bueno de Dee Dee era incapaz de galopar con su instrumento como requer¨ªan las canciones. El bajista se tuvo que tomar alg¨²n excitante para poder tocar a esa velocidad. ?l, encantado.
Existen ¨¢lbumes en vivo que relanzaron carreras deca¨ªdas, como la de Eric Clapton con Unplugged, de 1992. Resulta chocante: el disco m¨¢s vendido del guitarrista el¨¦ctrico por excelencia es una versi¨®n suya en ac¨²stico. No falla en estas listas It¡¯s Too Late to Stop Now, de Van Morrison, que sali¨® a la calle en 1974. Morrison andaba revuelto emocionalmente, digiriendo la ruptura con su esposa, Janet Planet, de la que estuvo rendidamente enamorado. Ya en aquella ¨¦poca el irland¨¦s maltrataba a sus seguidores: solo hac¨ªa conciertos rutinarios o geniales, seg¨²n el term¨®metro de su humor. Los ocho que ofreci¨® para confeccionar el ¨¢lbum fueron una maravilla. Y as¨ª, sin retoques, se pueden disfrutar en el disco. Hace tres a?os se editaron otros tres discos con descartes de aquellos recitales, un material a la altura del original.
A partir de los ochenta las grabaciones en vivo se descafe¨ªnan. El negocio de las giras es gigante y se toma como un recurso para exprimir a la gallina de los huevos de oro: m¨¢s barato que una grabaci¨®n en estudio y una soluci¨®n para periodos de sequ¨ªa de los artistas. Se trata de un ¡°lo mejor de¡± empaquetado con el calor del p¨²blico. La mayor¨ªa se retocan: los m¨²sicos no quieren que sus seguidores los escuchen desafinados.
Y en Espa?a, qu¨¦. Lesende destaca por encima de todos Rock & R¨ªos, de Miguel R¨ªos, de 1982: ¡°A pesar de que ya ten¨ªa discos en vivo, este ¨¢lbum recoge a un artista, Miguel R¨ªos, en su m¨¢ximo apogeo, en un punto de madurez y en su estallido m¨¢ximo. Adem¨¢s, con la gira de Rock & R¨ªos era la primera vez que un artista espa?ol jugaba en la misma liga que uno internacional¡±. Su libro solo recoge discos internacionales. ¡°El volumen de directos en espa?ol es tal que se merece un volumen aparte, que har¨¦ en el futuro¡±, se?ala el escritor. En la actualidad los discos en directo han perdido el sentido. Algunos afirman que incluso los discos largos van a desaparecer. Curiosa teor¨ªa cuando el artista m¨¢s vendedor de la actualidad, Bad Bunny, acaba de publicar un ¨¢lbum de 20 canciones¡
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