Muere a los 70 a?os Genesis P-Orridge, figura musical transgresora y pionera del rock industrial

Naci¨® varias veces. Primero como Neil Andrew Megson (Manchester, 1950). Se rebautiz¨® Genesis P-Orridge, en 1965. Mut¨® una vez m¨¢s en 1993 al convertir su matrimonio con la enfermera y artista Jacqueline Breyer en un experimento pandr¨®gino que diluy¨® la individualidad de ambos en un h¨ªbrido: Breyer P-Orridge. Ninguno de estos fue un personaje: todos fueron una misma persona que consideraba la vida como un experimento subversivo apasionante. Una vida que se apag¨®, a causa de la leucemia, el 14 de marzo. Genesis P-Orridge ten¨ªa 70 a?os.

Su andadura art¨ªstica arranc¨® con el colectivo COUM Transmissions (1969-1976), cuyas performances art¨ªsticas y musicales materializaron sus primeros intereses: Tristan Tzara, el beatnik, los asesinatos rituales, el porno y la magia. En Prostitution, una de las muestras m¨¢s pol¨¦micas en la historia del arte brit¨¢nico, P-Orridge y su sempiterna socia de la ¨¦poca, Cosey Fanni Tutti, exhib¨ªan en la galer¨ªa ICA de Londres una colecci¨®n de objetos sangrientos que inclu¨ªa vendajes costrosos, tampones usados o botellas de sangre. Ir¨®nicamente, todo estaba a la venta. ¡°Quieren demoler nuestra civilizaci¨®n¡±, clam¨® la prensa ante una violencia intelectual desconocida hasta la ¨¦poca.

Aquello devino en la que se considera la banda seminal del sonido industrial, algo natural para artistas con inquietudes sonoras que hab¨ªan nacido en una ciudad de f¨¢bricas en mitad del siglo XX. Throbbing Gristle (1976- 1981), Cart¨ªlago Palpitante en espa?ol, aquilataba las punzantes ideas de P-Orridge en discos como D.o.A: The Third and Final Report of TG, 20 Jazz Funk Greats o Heathen Earth. El cut up o edici¨®n aleatoria de William Burroughs y Brion Gyson ¡ªnuevos amigos de la banda mancuniana¡ª suponen aqu¨ª la gran innovaci¨®n. Joy Division era otra referencia; de hecho P-Orridge quiso acabar con su grupo y montar otro con su cantante Ian Curtis. El suicidio de este no permiti¨® la materializaci¨®n de la ins¨®lita formaci¨®n.

Psychic TV (1982) fue la tercera y ¨²ltima gran aventura. El/la artista del shock daba una vuelta de tuerca a su electr¨®nica brutal, psicod¨¦lica y experimental. La influencia del Marqu¨¦s de Sade, la curiosidad por Charles Manson y una colaboraci¨®n con el pol¨¦mico gur¨² del LSD Timothy Leary marcan este cap¨ªtulo. El grupo visit¨® Espa?a numerosas ocasiones, desde los 80 ¡ªsu actuaci¨®n de 1984 es una de las m¨¢s recordadas del programa La Edad de Oro¡ª hasta 2016.

Hubiera seguido haci¨¦ndolo, pero las constantes convalecencias de Genesis fueron el principal problema. De hecho, se les esperaba en 2017: la galer¨ªa madrile?a Modus Operandi presentaba la esmerada exposici¨®n Discipline. The Art of Psychic TV, reci¨¦n llegada del Rubbin Museum de Nueva York y con materiales creados y seleccionados por Genesis. No pudo estar.

En los ¨²ltimos a?os Genesis Breyer P-Orridge visibilizaba su actividad en Instagram: @pandrogyne mostraba su fragilidad entre cat¨¦teres y respiradores y sus momentos favoritos junto a Lady Jaye (1969-2007). Ella fue co-protagonista de su obra m¨¢s hermosa y compleja cuando uno y otra se emplearon en modelar su cuerpo ¡ªnumerosas visitas al quir¨®fano mediaron en ello¡ª fij¨¢ndose el uno en el del otro. Un documental de Marie Losier muestra el proceso: La balada de Genesis y Lady Jaye (2011).

Se calcula en m¨¢s de 200 obras su legado, que aparte de grabaciones incluye libros, filmaciones y obra pl¨¢stica, parte de la cual es propiedad de la Tate Modern londinense. En los ¨²ltimos a?os malviv¨ªa econ¨®micamente, pero recib¨ªa la ayuda de sus fans en todo el mundo. No en vano su magnetismo lleg¨® a generar un culto en torno a su obra e ideas: Thee Temple Ov Psychic Youth (TOPY), traducido como ¡°El Templo de la Juventud Ps¨ªquica¡± y consagrado al aspecto m¨¢s ligado a lo m¨¢gico y psicod¨¦lico.

La leucemia acaba con su vida el mismo d¨ªa en que nuestra parte del planeta acepta la reclusi¨®n por el coronavirus. La importancia de su peripecia vital es may¨²scula para un mundo que por fin asume la naturalizaci¨®n de la transexualidad y de otras sexualidades no normativas. Todos ellos, todas ellas, hoy lloran m¨¢s la p¨¦rdida de un ser humano irrepetible.