Muere de coronavirus Rafael G¨®mez, el ¨²ltimo espa?ol de La Nueve
Fallecido a los 99 a?os en Estrasburgo, particip¨® en la Guerra Civil, en la liberaci¨®n de Par¨ªs y era Caballero de la Legi¨®n de Francia
En la madrugada del lunes 31 de marzo de 2020 ha muerto a los 99 a?os en Estrasburgo (Francia), v¨ªctima de la Covid-19, Rafael G¨®mez: andaluz transnacional nacido en Adra (Almer¨ªa), en 1921, compa?ero, padre y abuelo. Hombre sencillo, caballero de la Legi¨®n de Honor en Francia (2012) y, hasta su fallecimiento, el ¨²ltimo espa?ol con vida de La Nueve: la c¨¦lebre compa?¨ªa de combate del tercer batall¨®n del Regimiento de marcha del Chad, conocida por su participaci¨®n en la liberaci¨®n de Par¨ªs en agosto de 1944.
Crecido entre C¨¢diz y Badalona, ciudad a la que emigr¨® con sus padres siendo un ni?o, y en la que le sorprendi¨® el golpe fallido del 18 de julio, Rafael fue movilizado a la edad de 17 a?os. Integrante de la Quinta del biber¨®n, Rafael G¨®mez perdi¨® en Espa?a una guerra que en su fase final le llev¨® a refugiarse al otro lado de los Pirineos, en una Francia hostil al extranjero. Desarmado, fue internado en el campo de Barcar¨¦s y posteriormente en el de Saint-Cyprien, donde, tras superar el caos inicial y participar en las labores de construcci¨®n del recinto, logr¨® contactar con unos familiares residentes en Or¨¢n (Argelia). Estos le pusieron en contacto con su padre, internado en el campo de Argel¨¦s-sur-Mer; reclamaron a ambos y consiguieron su puesta en libertad.
En Or¨¢n logr¨® sobrevivir como aprendiz de zapatero, actividad gracias a la cual pudo conocer al que m¨¢s tarde ser¨ªa su compa?ero de armas, el tambi¨¦n andaluz Vicente Montoya (Sevilla, 1923), alias El cabrero. Junto a cientos de extranjeros, j¨®venes norteafricanos, y opositores franceses, formaron parte de los Cuerpos Francos de ?frica: unidad en la que particip¨® en la conquista aliada del norte de ?frica, antes de alistarse en las Fuerzas Francesas Libres y formar parte del n¨²cleo inicial de voluntarios transnacionales que dieron cuerpo a La Nueve.
Desde que fuera creada en Or¨¢n, en el verano de 1943, y hasta que fue disuelta en 1945, al menos 335 hombres de 14 nacionalidades diferentes sirvieron en las filas de esta compa?¨ªa. De ellos, al menos 185 eran espa?oles, en su mayor¨ªa, como Rafael, refugiados republicanos huidos en la fase final del conflicto espa?ol, pero tambi¨¦n inmigrantes econ¨®micos llegados a territorio franc¨¦s antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial. Sus compa?eros de armas eran j¨®venes norteafricanos, franceses evadidos de Francia por Espa?a, gaullistas, comunistas y refractarios del Servicio de trabajo obligatorio impuesto por los nazis, refugiados alemanes, antifascistas italianos, belgas, h¨²ngaros, portugueses, rumanos, rusos, suizos, armenios, chilenos y brasile?os. Todos ellos voluntarios transnacionales de la libertad encuadrados bajo bandera francesa libre, la misma que llevaba pintada la puerta del semioruga Guernica, el veh¨ªculo que conduc¨ªa Rafael a su llegada a Par¨ªs.
Trasladados desde Or¨¢n a Temara, donde recibieron, montaron y reglaron el equipamiento y los veh¨ªculos norteamericanos, los hombres de La Nueve fueron entrenados, previo paso por Escocia e Inglaterra desembarcaron en Normand¨ªa a principios de agosto de 1944. Hab¨ªa pasado un a?o desde que la compa?¨ªa fue formada hasta que registr¨® sus primeras bajas en combate, en Ecouch¨¦. Muchas m¨¢s llegaron despu¨¦s, especialmente camino de Estrasburgo. La mayor¨ªa fueron reemplazadas con j¨®venes reclutas franceses, que mitigaron hasta casi diluirlo el acento espa?ol que ten¨ªa la compa?¨ªa al nacer.
Desmovilizado en 1945, Rafael regres¨® a Argelia, se cas¨® con Florence L¨®pez, francesa de origen espa?ol, y form¨® una familia. Regres¨® a la metr¨®poli en 1957 y se instal¨® en Estrasburgo, ciudad en la que falleci¨® el lunes. Como sus compa?eros de armas, fue un joven normal que hizo cosas extraordinarias. Un hombre sencillo que desafortunadamente este a?o faltar¨¢ a su palabra de brindar en Grussenheim (Francia), junto a la tumba de sus compa?eros ca¨ªdos, por aquellos que, como ¨¦l, dieron su vida defendiendo la libertad. Ojal¨¢ que sus cenizas reposen pronto con las de Florence. As¨ª es como Rafael quer¨ªa acabar una vida llena de guerras, a las que sobrevivi¨® con miedo, y a las que logr¨® dar sentido.
Diego Gaspar Celaya es investigador y profesor de la Universidad de Zaragoza.
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