Las mujeres cantan juntas

Las salomas son unos cantos de origen ingl¨¦s, pero exportados a Estados Unidos, popularizados entre los marineros y pescadores en la segunda mitad del siglo XIX, compuestos a partir de versos y di¨¢logos con preguntas del gu¨ªa y respuestas de la tripulaci¨®n, cuyo objetivo era facilitar las tareas f¨ªsicas comunitarias al realizarse al mismo ritmo que las trovas. La m¨¢s famosa, Blow the Man Down, interpretada en la m¨ªtica Capitanes intr¨¦pidos, sirve tanto de t¨ªtulo expl¨ªcito como de gu¨ªa espiritual al interesante thriller estadounidense Derribad al hombre, dirigido por Bridget Savage y Danielle Crudy, estrenado estos d¨ªas en la plataforma Amazon. Aqu¨ª, las mujeres, (casi) todas a una, como un coro feminista, levantan el pie de los hombres que amenaza sus cabezas y se liberan de su yugo.

Retrato de una peque?a comunidad en apariencia apacible, aunque con misterios escondidos que no son sino secretos a voces, un cl¨¢sico del cine de la Am¨¦rica profunda, la pel¨ªcula de Savage y Crudy parte de la violenta muerte de un hombre cometida por una chica en defensa propia para, m¨¢s all¨¢ de la investigaci¨®n policial, ofrecer un dibujo certero de la contradictoria vida de un pueblo de pescadores, con sus fiestas ben¨¦ficas, sus tartas, sus rencores y su prost¨ªbulo, todo en uno.

La pareja de directoras compone su trabajo a partir de una puesta en escena alejada de lo convencional, donde se aplican encuadres y ritmos de la comedia negra (frontalidades, punteos musicales de enorme vehemencia) para contar algo que en modo alguno lo es. El conjunto adquiere as¨ª un ins¨®lito tono que, por momentos, puede hacer pensar en los hermanos Coen de Fargo, pero que es bastante m¨¢s social y reivindicativo y menos festivo dentro de su evidente crueldad. Una modulaci¨®n dif¨ªcil de clasificar, y eso es una virtud, en la que adquieren una importancia primordial las salomas que cantan los pescadores, como perturbadores interludios musicales entre secuencias, y la magn¨ªfica banda sonora de Brian McOmber y Jordan Rykstra, ambos con un particular gusto por la improvisaci¨®n y la experimentaci¨®n.

Un panorama en el que, junto al poder de sus reivindicaciones, la forma destaca por encima del relato en s¨ª y de su intriga algo forzada. Y en el que una vez m¨¢s la formidable Margo Martindale muestra su capacidad para pasar de lo delicado a lo amenazante en apenas un pesta?eo.