Poemas visuales desde el confinamiento
Doce fot¨®grafos espa?oles, entre ellos cuatro premios nacionales, se unen en un proyecto para retratar en una sola imagen sus sentimientos del encierro por la pandemia
No hay f¨¦retros, no hay enfermos en las UCI, no hay entierros en soledad, no hay aplausos en los balcones¡ A cambio, visiones personales desde el confinamiento, miradas entre po¨¦ticas, a veces con un acento surrealista; en todo caso, met¨¢foras de unos meses que jam¨¢s olvidar¨¢n los que sobrevivan a la pandemia. Doce fot¨®grafos (seis hombres, seis mujeres), cuatro de ellos premios nacionales, se han unido en un proyecto para subir a la vez a sus webs y redes sociales una sola foto que represente los sentimientos de su personalidad art¨ªstica, ahora encerrada, ante la gran crisis del coronavirus. Bajo el t¨ªtulo de Visiones desde la fragilidad, esta iniciativa, impulsada por la documentalista y escritora Yolanda Garc¨ªa Villaluenga y comisariada por Zara Fern¨¢ndez de Moya, que adelanta EL PA?S, ha reunido a Jos¨¦ Antonio Carrera, Juan Manuel Castro Prieto, Soledad C¨®rdoba, Joan Fontcuberta, Cristina Garc¨ªa Rodero, Pablo Genov¨¦s, Pablo Juli¨¢, Isabel Mu?oz, Ana Palacios, Javier Riera, Laura Torrado y Maite Vieta. Cada uno ha sumado a su imagen un breve texto para explicar lo que han retratado o, simplemente, para reflexionar sobre que no pueden salir a la calle, una situaci¨®n contraria a la l¨®gica de su oficio.
La absoluta libertad para decidir qu¨¦ hacer, dentro de los l¨ªmites del encierro, ha llevado, por ejemplo, a Joan Fontcuberta, premio Nacional en 1998, a apostar por una imagen que forma parte de su proyecto Trauma, compuesto por miles de im¨¢genes corrompidas. Para esta ocasi¨®n ha elegido ¡°un negativo infectado de una especie de gangrena¡±, dice. En ¨¦l se ve una gran mancha que casi tapa a un individuo con gesto de perdido. Fontcuberta explica por tel¨¦fono a EL PA?S que desde hace unos cinco a?os acude ¡°a archivos hist¨®ricos de Europa y Am¨¦rica para localizar fotograf¨ªas enfermas, deterioradas por la humedad, microorganismos¡¡±. ¡°Es curioso que la fotograf¨ªa, un objeto que creamos para la memoria, se haga perecedera¡±. Este negativo es ¡°una evocaci¨®n, una met¨¢fora de nosotros¡±.
Muy potente es la de Soledad C¨®rdoba, que se ha autorretratado desnuda y con mascarilla en el final de su embarazo, mientras sujeta un reloj de arena que observa con inquietud¡ y con Esperanza, que es como ha llamado a su imagen. Entre las paredes blancas de su casa, C¨®rdoba se?ala que ¡°el milagro de dar vida no se detiene¡±. ¡°A pesar de haber cambiado h¨¢bitos, en mi cuerpo la vida crece libre y ajena a este confinamiento¡±. La artista a?ade que, ante el reto planteado por la comisaria, ten¨ªa claras sus ¡°inquietudes y c¨®mo enfocarlas en esta foto, en la que hay fragilidad, pero tambi¨¦n luz¡±. Y apunta que las l¨¢grimas que ahora derrama, ¡°de emoci¨®n, de miedos¡ pronto ser¨¢n leche en mi doble espera¡±.
Fern¨¢ndez de Moya, que impulsa proyectos en la Asociaci¨®n Cultural del Mediterr¨¢neo Occidental (Med-occ), asegura que buscaba con su propuesta ¡°una visi¨®n introspectiva, para salir de la saturaci¨®n de hiperrealismo¡±. ¡°El arte tiene mucho que decir en momentos as¨ª; no es algo elitista, sino que se trata de una necesidad de expresi¨®n y de estar vinculados a la crisis, pero desde otro ¨¢ngulo¡±. Sobre el proceso creativo, la comisaria agrega que los fot¨®grafos ¡°se han valido de material dom¨¦stico para compartir su testimonio y conformar una obra po¨¦tica y coral¡±.
De ese conjunto, en la mayor¨ªa sobrevuelan el temor y la ausencia de certezas. Como la inquietante imagen simb¨®lica de Juan Manuel Castro Prieto, en la que una nube se refleja sobre la cabeza de un mu?eco, triste, encuadrado en una esfera armilar. ¡°El hombre es el centro del universo. As¨ª nos ve¨ªamos¡±, dice a EL PA?S el premio Nacional en 2015, encerrado en su estudio. ¡°Un ser ultramicrosc¨®pico ha sido capaz de cambiar esa concepci¨®n. Mi foto va de la fragilidad, de que esto ha arruinado a medio mundo. Es una foto pesimista con el futuro de la sociedad¡±.
Tambi¨¦n hay mu?ecos turbadores, dos, desnudos y flanqueando una bola del mundo, en la propuesta de Pablo Juli¨¢. ¡°Objetos cotidianos que cobran ahora nueva vida¡±, apunta. Mientras que el montaje de Pablo Genov¨¦s, bajo el t¨ªtulo P¨¢nico medioambiental, muestra en una habitaci¨®n antigua una gran explosi¨®n; el orden que conocemos quiz¨¢s est¨¢ saltando por los aires. Y, en parte, quedar¨¢ reducido a polvo, como en la instant¨¢nea de Laura Torrrado, en la que un brazo que yace sobre cenizas muestra en su pu?o una flor.
El contrapunto llega con Isabel Mu?oz y su car¨¢cter vitalista. La premio Nacional de 2016 aporta el primer autorretrato que se hizo, en blanco y negro, en el que solo deja ver sus piernas subiendo la escalera de un portal. ¡°Ese retrato somos todos. Cada d¨ªa es un pelda?o de esa escalera¡±, dice. ¡°No sabemos qu¨¦ habr¨¢ m¨¢s all¨¢, pero algo hay. La escalera, para m¨ª, tiene un sentido ascendente, nos lleva a la luz, y la puerta abierta es la que estamos deseando franquear¡±. ¡°Es una imagen de esperanza¡±, subraya.
Tambi¨¦n se ha autorretratado, con la caracter¨ªstica atm¨®sfera on¨ªrica de sus piezas, tumbada entre flores y plantas, Mayte Vieta. ¡°Me siento vulnerable ante el caos y el ruido de lo que vendr¨¢ m¨¢s adelante...¡±, ha escrito. Por ello, ha buscado refugio entre la vegetaci¨®n. Un refugio que en Ana Palacios es su infancia, sintetizada en el bodeg¨®n que ha compuesto con un viejo proyector, diapositivas, rollos de pel¨ªculas, libros¡
Otros autores se han centrado en aspectos m¨¢s laterales de la tragedia, como qu¨¦ ocurrir¨¢ cuando el coronavirus llegue hasta los ind¨ªgenas, m¨¢s desprotegidos que el ser humano del mundo desarrollado. Es el caso de Jos¨¦ Antonio Carrera. O la vuelta de animales a lugares vedados para ellos por la civilizaci¨®n, y el efecto positivo que traiga, han inspirado a Javier Riera.
Para terminar, la vista que ha tomado Cristina Garc¨ªa Rodero, premio Nacional en 1996, de una ahora des¨¦rtica calle Serrano en Madrid. Ella, que no concibe su oficio, ni su vida, sin parar de viajar, ya sea a una cascada sagrada en Hait¨ª o al pueblo en fiestas m¨¢s rec¨®ndito de la Pen¨ªnsula, ha salido para fotografiar una maleta vac¨ªa en un paso de cebra y lo ha llamado Viaje a ninguna parte. ¡°Ante un siniestro y poderoso enemigo que ha dominado al mundo, sentimos que nos han robado la libertad¡±, declara Garc¨ªa Rodero, que quiere mostrar tambi¨¦n esperanza: ¡°La maleta vac¨ªa expresa el deseo de libertad y la posibilidad de so?ar¡±.
Babelia
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