Peter Beard: el fot¨®grafo de la naturaleza vuelve a casa
El autor, de 82 a?os, es hallado muerto en un bosque junto a su finca de Nueva York tras 19 d¨ªas de b¨²squeda. Retrat¨® la belleza del mundo salvaje y su destrucci¨®n
Despu¨¦s de 19 d¨ªas de b¨²squeda, la familia de Peter Beard confirmaba este domingo que el cuerpo sin vida hallado en Montauk, en la costa sur del extremo este de Long Island, en el Estado de Nueva York, era el del c¨¦lebre fot¨®grafo. Esa misma tarde, la polic¨ªa local hab¨ªa informado en un comunicado de que ¡°los restos de un hombre anciano coincidentes con la descripci¨®n f¨ªsica y del atuendo del se?or Beard hab¨ªan sido localizados en una zona de denso bosque". El fot¨®grafo de la naturaleza yac¨ªa rodeado de ella.
¡°Estamos todos desolados por la confirmaci¨®n de la muerte de nuestro querido Peter¡±, dec¨ªa la familia en un comunicado, en el que no especificaba la causa de la muerte. ¡°Peter defini¨® lo que significa ser abierto: abierto a las nuevas ideas, a los nuevos encuentros, a nuevas personas, a nuevas maneras de vivir y de ser¡±.
Fue su tercera esposa, Nejma, quien vio por ¨²ltima vez con vida a Peter Beard, a las 16.40 del 31 de marzo en su finca. Vest¨ªa un jersey de lana azul, pantalones de ch¨¢ndal negros y zapatillas azules. Beard ten¨ªa 82 a?os y padec¨ªa demencia.
M¨¢s de 75 agentes de polic¨ªa y bomberos, junto con vecinos y amigos del artista, participaron en la b¨²squeda, ayudados por perros, drones y un helic¨®ptero. Peinaron el parque estatal de Camp Hero, en cuyo l¨ªmite se encuentra la propiedad de los Beard, un imponente enclave de dos hect¨¢reas y media con violentos acantilados asomados al Atl¨¢ntico, salpicado de discretas construcciones donde el artista ten¨ªa su residencia y su estudio desde 1973, y donde celebr¨® fiestas legendarias frecuentadas por los Rolling Stones, Andy Warhol, Francis Bacon o Truman Capote.
Esp¨ªritu libre, Beard acostumbraba a vagar por sus dependencias y las colindantes sin tel¨¦fono m¨®vil y sin cartera. Ya no era el intr¨¦pido joven que pas¨® a?os viviendo y trabajando en el r¨²stico campamento levantado en las 18 hect¨¢reas que adquiri¨® en 1961 junto a Nairobi, en Kenia, para documentar la belleza de la naturaleza africana y la amenaza que la explosi¨®n demogr¨¢fica representaba para ella. Nad¨® con cocodrilos, forceje¨® con rinocerontes y fue pisoteado por un elefante. Pero en los carteles de b¨²squeda que distribuy¨® la polic¨ªa se hablaba de ¡°un adulto vulnerable de 82 a?os con demencia y que podr¨ªa estar necesitado de atenci¨®n m¨¦dica¡±.
Atra¨ªdo tanto por la fauna salvaje como por la m¨¢s mundana que poblaba los clubes nocturnos de Manhattan, que frecuent¨® incluso cumplidos los 70 a?os, una ausencia de Peter Beard de su casa no habr¨ªa sido noticia en otros tiempos. Pero la criatura de la noche viv¨ªa ya retirada de los focos y los excesos, y era m¨¢s bien un vecino tranquilo de Montauk. ¡°Ahora que el circo se ha ido de la ciudad, por as¨ª decirlo, dispone de la tranquilidad para concentrarse en su trabajo¡±, dec¨ªa su esposa Nejma en una entrevista en la revista New York en 2013.
Su obra segu¨ªa cotizando alto en las subastas. A?ad¨ªa a sus fotograf¨ªas dibujos, objetos encontrados y textos manuscritos, de los diarios que llev¨® desde que era un ni?o, creando los personales collages que le hicieron famoso. Nacido en el privilegio de una familia de fortunas procedentes del ferrocarril y del tabaco, desde su primer viaje a ?frica en la adolescencia qued¨® cautivo de la belleza del mundo salvaje, y antes de cumplir los 30 a?os public¨® una de sus obras clave, el libro The end of the game. Referencia para toda una generaci¨®n de artistas y tambi¨¦n de defensores del medio ambiente, la obra documenta c¨®mo el ser humano hab¨ªa desplazado de su h¨¢bitat a elefantes y jirafas.
Desde el d¨ªa en que desapareci¨® hasta este domingo no hubo ninguna pista de su paradero. Se busc¨® incluso en su apartamento de Manhattan por si ocultaba alg¨²n improbable indicio. Con el paso de los d¨ªas, se desvanec¨ªan las esperanzas de encontrarlo con vida. Fue un cazador quien alert¨® finalmente a la polic¨ªa. Hab¨ªa encontrado, en un bosque junto a la carretera, una prenda de vestir que encajaba con la descripci¨®n del atuendo que llevaba Beard. Le sobreviven su esposa Nejma, con quien se cas¨® en 1986; Zara Beard, hija de ambos, de 31 a?os, y una nieta, Daisy, de apenas tres meses. En un entrevista hace unos d¨ªas con The New York Times, su hija Zara habl¨® de la manera que ten¨ªa su padre de amar: ¡°Le amamos como ¨¦l nos am¨®, que es como amaba su trabajo y amaba la vida, con pasi¨®n y sin condiciones¡±.
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