El cambio de sexo llega al planeta Arrakis
La nueva pel¨ªcula de ¡®Dune¡¯ convertir¨¢ al planet¨®logo de la novela en mujer negra en aras de la paridad
Dec¨ªa hace unos d¨ªas aqu¨ª mismo que somos legi¨®n (gal¨¢ctica) los que esperamos ansiosos la nueva versi¨®n cinematogr¨¢fica de Dune, la magistral novela de ciencia ficci¨®n de Frank Herbert, que est¨¢ preparando el cineasta Denis Villeneuve, el director de La llegada y la continuaci¨®n de Blade Runner. Pero, junto a im¨¢genes espectaculares de la producci¨®n, que debe estrenarse a finales de diciembre, e informaciones que provocan entusiasmo como que sale Charlotte Rampling (perdonar¨¢n, soy muy fan) y que uno de los escenarios del rodaje es el Wadi Rum de Jordania, viejo predio de Lawrence de Arabia (con el que Dune, en parte historia de una fan¨¢tica rebeli¨®n en el desierto, tiene una relaci¨®n reconocida por el propio Herbert), est¨¢n llegando algunas noticias inquietantes, ¡°planes en los planes de los planes¡±, que dir¨ªan en la novela. Una de ellas es que Villeneuve quiere darle ¡°m¨¢s dimensi¨®n¡± al car¨¢cter del bar¨®n Vladimir Harkonnen, uno de los grandes secundarios del libro y el mejor de los malos, y mira que hay muchos y variados.
La versi¨®n anterior de David Lynch (Dune, 1984), criticada por tantas cosas, logr¨® el aplauso un¨¢nime en cambio por su tratamiento precisamente del bar¨®n y su familia, que era muy fiel a la novela. El cabecilla Harkonnen de Lynch, cuya estirpe dominaba el verde y viscoso planeta Giedi Prime, era un ser repulsivo y depravado, lleno de p¨²stulas y ampollas rezumantes, un malvado realmente notable que flotaba con impulsores antigravitatorios -la idea es de Herbert- al no poder moverse debido a su obesidad m¨®rbida (200 kilos standard, seg¨²n la novela). Se solazaba dejando desangrarse a jovencitos en sus brazos, lo que le provocaba orgasmos, y, en un momento inolvidable, lanzaba una mirada libidinosa a su propio sobrino desnudo, el psic¨®pata Feyd-Rautha, interpretado por un exhibicionista Sting, que luc¨ªa un cuerpazo. Pues bien, Villeneuve opina que el bar¨®n de Frank Herbert (e imagino que para ¨¦l el de Lynch todav¨ªa m¨¢s), el terrible bar¨®n Vladimir Harkonnen (10.110-10.193), ¡°coqueteaba muy a menudo con la caricatura¡±, y en consecuencia trata de ¡°dimensionarlo¡± m¨¢s. Ay, Villeneuve, no nos toques al bar¨®n. Por lo visto le va a poner pr¨®tesis y hacerlo parecer, dice, un rinoceronte humano...
En todo caso, lo m¨¢s preocupante no es eso, ni las armaduras pel¨ªn Juego de Tronos -afortunadamente los destiltrajes siguen la tradici¨®n de la peli de Lynch, donde eran de lo mejor-, sino que en la nueva versi¨®n uno de los personajes clave de la novela, el planet¨®logo Liet Kynes, encargado de la terraformaci¨®n del mundo donde transcurre principalmente la historia, el planeta Dune, tambi¨¦n llamado Arrakis, ha pasado a ser una mujer negra (Sharon Duncan-Brewster).
Mira que ocurren cosas en Arrakis en la trama de Herbert, pero no hay ning¨²n cambio de sexo, que yo recuerde. Kynes es en la novela un hombre blanco y la persona que guarda la clave del futuro medioambiental de Dune. Es planet¨®logo imperial, como lo era su padre, el legendario Pardot Kynes, pero como ¨¦l se ha distanciado del servicio al imperio y se ha entregado al ideario y las costumbres de los n¨®madas Fremen, el pueblo del desierto de connotaciones isl¨¢micas. De hecho, Liet Kynes es medio Fremen al haberse casado su progenitor con una de ellos. Tiene los ojos completamente azules por el contacto con la especia melange, el codiciado producto de Dune con olor a canela que permite los viajes espaciales al conceder presciencia al que la consume. Para Herbert era el personaje esencial en el que se articulaba toda su teor¨ªa ecol¨®gica, tan importante en la novela (hasta el punto de que a desarrollar la ecolog¨ªa de Dune y a los Kynes est¨¢ dedicado uno de los ap¨¦ndices del libro). En la versi¨®n de Lynch, Liet Kynes era nada menos que Max von Sydow.
Ahora Villeneuve y sus productores han decidido, pas¨¢ndose por el forro la imagen que tenemos los lectores, que el personaje ha de ser una mujer en aras de la paridad gal¨¢ctica. Es tan arbitrario y absurdo como convertir en mujer a uno de los tres mosqueteros, los lanceros bengal¨ªes, los hermanos Geste o Long John Silver. ?Qu¨¦ necesidad hay? Igual Villeneuve ha confundido Dune con La mano izquierda de la oscuridad.
La actriz ha dicho por su parte que Kynes ¡°se las arregla para mantener la paz entre muchas personas¡± -lo que quiere decir que no ha le¨ªdo la novela ni por el forro, Kynes es un tipo agresivo y violento por su sangre Freeman y por seguir su personal hoja de ruta pasar¨¢ sobre cualquier cosa y persona-, y, contin¨²a la int¨¦rprete, dado que ¡°las mujeres son muy buenas en eso, ?por qu¨¦ no deber¨ªa ser Kynes una mujer?¡±. Vamos bien¡
Dune, adem¨¢s, pese a que Villeneuve y su equipo consideran lo contrario, es una novela muy rica en personajes femeninos que tienen una importancia fundamental en la trama: Chani, Dama Jessica, Alia, la princesa Irulan y sobre todo las Bene Gesserit, la organizaci¨®n o colegio de mujeres que han planificado el destino de la humanidad (nada menos), y una de cuyas l¨ªderes es la imponente y manipuladora Reverenda Madre Gaius Helen Mohiam (que har¨¢ la Rampling). Ciertamente, introducir cambios en una espl¨¦ndida novela solo en aras de lo pol¨ªticamente correcto (como si Dune lo precisara) no parece la mejor forma de hacer las cosas¡
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