Antonio L¨®pez: ¡°No creo que salgamos mejores de esta crisis¡±
El artista, que perdi¨® a su esposa, la pintora Mar¨ªa Moreno, poco antes del confinamiento, trabaja en un autorretrato de su infancia
En los paisajes urbanos de Antonio L¨®pez (Tomelloso, Ciudad Real, 84 a?os) raramente se ven personas. Sus fantasmales escenas de la Gran V¨ªa madrile?a son ahora m¨¢s realistas que nunca por culpa de la pandemia. Al contemplar las fotograf¨ªas de las ciudades vac¨ªas de estos d¨ªas, aprecia su valor est¨¦tico, pero le impacta la falta de vida y una soledad que para ¨¦l ahora es m¨¢s real que nunca. El 17 de febrero muri¨® su esposa, la pintora Mar¨ªa Moreno, de la que no se hab¨ªa separado apenas desde que se conocieron en los a?os cincuenta en la academia de Bellas Artes. Pocas semanas despu¨¦s, se proclam¨® el estado de alarma y la reclusi¨®n le impidi¨® salir a retratar la ciudad. No le importa demasiado; tiene mucho trabajo por hacer. En una entrevista telef¨®nica cuenta que en su estudio esculpe un autorretrato y en su domicilio est¨¢ convirtiendo en pinturas los bocetos del interior de la casa que comparte con su hija Carmen, muy pr¨®xima a la vivienda de su otra hija, Mar¨ªa.
Pregunta. ?C¨®mo se encuentra?
Respuesta. Digamos que bien. Han sido muchos a?os de enfermedad de Mari durante los que ella me ha seguido acompa?ando. En el estudio, en los talleres que impart¨ªa¡
P. Despu¨¦s del golpe personal lleg¨® la pandemia. ?C¨®mo le afecta en su trabajo?
R. Los escritores o los artistas, en general, trabajamos solos, en silencio. Estoy acostumbrado a eso y lo que necesito es aislamiento. El problema es para quienes hacen otro tipo de vida, y lo que m¨¢s me preocupa es la situaci¨®n econ¨®mica que algunos ya est¨¢n padeciendo.
P. ?En qu¨¦ trabaja?
R. En un autorretrato. El segundo que me hago en mi vida. El primero fue un busto que hice junto a otro de Mari. Este se me ocurri¨® a partir de una fotograf¨ªa antigua de cuando yo ten¨ªa 6 meses. ?Es un beb¨¦ de la Rep¨²blica!
P. Supongo que ha aparcado las vistas de la Gran V¨ªa madrile?a en las que trabajaba hace tiempo.
R. S¨ª, claro. Las estaba haciendo desde lo alto de diferentes edificios a los que ahora no se puede entrar.
P. ?Qu¨¦ siente cuando ve la Gran V¨ªa vac¨ªa de personas, como usted la ha pintado?
R. Esos cuadros m¨ªos tienen una atm¨®sfera on¨ªrica. En realidad, salieron as¨ª porque primero pintaba los edificios y todo lo que se mov¨ªa lo dejaba para despu¨¦s (las personas, las nubes). Me gustaron y as¨ª se quedaron: sin gente. En mis primeros paisajes urbanos s¨ª que inclu¨ª alg¨²n personaje. Como la glorieta de Atocha (1956) con un hombre y una mujer, pero no me gust¨® mucho.
P. Su Gran V¨ªa m¨¢s reconocida es la de 1974.
R. S¨ª. La empec¨¦ a pintar en el verano de 1974, con Franco vivo y la termin¨¦ en 1980. Me la compr¨® el padre de Mari Luz Barreiros para regal¨¢rsela a su hija. He pintado muchos paisajes de ciudades, las vistas m¨¢s pr¨®ximas y que m¨¢s me han sorprendido por diferentes razones. A Madrid, como la ciudad en la que vivo desde hace tantos a?os, la he retratado mucho.
P. Por las circunstancias ha retomado los paisajes interiores.
R. Son rincones de mi casa de los que en los setenta hice una tanda de bocetos. Ahora los estoy convirtiendo en pinturas.
P. ?Alg¨²n encargo p¨²blico?
R. Apenas hay encargos. Estos d¨ªas me han llamado de dos entidades religiosas. Una de Vitoria y otra de Madrid. No s¨¦ en qu¨¦ quedar¨¢.
P. Se dice que es usted el ¨²ltimo representante de la escuela de Madrid. En no mucho tiempo, adem¨¢s de su esposa, han muerto Isabel Quintanilla, Amalia Avia, Julio y Paco L¨®pez Hern¨¢ndez, Esperanza Parada, Lucio Mu?oz...
R. Una pena. Me he quedado solo. Nunca agradecer¨¦ bastante la exposici¨®n que a todos nosotros nos dedic¨® el Thyssen en 2016. Fue extraordinaria y realizada con un gusto y un respeto que reconocer¨¦ siempre. Mari no pudo venir a la inauguraci¨®n, pero la recorri¨® un par de d¨ªas despu¨¦s y quiero creer que se sinti¨® muy contenta.
P. ?Est¨¢ pensando en alg¨²n homenaje o exposici¨®n en recuerdo de la obra de su esposa?
R. No. No pienso en esas cosas. Si surge de manera natural, se har¨¢. Pero no estoy pensando en nada de ese tipo.
P. En estos d¨ªas de encierro, ?echa de menos ir al Museo del Prado como sol¨ªa hacer para encontrarse con la obra de Vel¨¢zquez y de Goya?
R. No, en absoluto. Lo ¨²nico que me fastidia es no poder ir a visitar la tumba de mi esposa en el cementerio.

P. ?Se distrae con la m¨²sica o viendo pel¨ªculas?
R. Antes siempre trabajaba con m¨²sica; lo dej¨¦ hace a?os que no. Prefiero el silencio. S¨ª me entretengo mucho con pel¨ªculas que les pido a mis hijas. Estos d¨ªas he visto dos buen¨ªsimas: Diario de una camarera, de Luis Bu?uel, y Reflejos en un ojo dorado, de John Huston.
P. ?Es de los que cree que cambiaremos para bien despu¨¦s de la pandemia?
R. No. Soy de los que creen que nada cambiar¨¢ porque el hombre no sabe escuchar. No creo que salgamos mejores. Estar¨ªa bien que hubiera un enfoque m¨¢s austero de la vida. No porque nos lo impongan sino porque nosotros sepamos llegar a esa certeza. Tenemos una forma de vida muy invasiva, muy alejada de la naturaleza. El ¨²nico objetivo en el horizonte es el dinero a costa de lo que sea y eso no puede ser.
P. ?El arte puede jugar un papel importante en ese cambio de valores?
R. El arte siempre ha servido para cuestionarnos y buscar objetivos. Yo pienso siempre en los griegos, en el arte antiguo en general, donde el hombre se integraba de manera arm¨®nica con la naturaleza. Si le damos la espalda, no cabe hablar de esperanza.
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