Nostalgia de la ¡®rave¡¯

Oda a la amistad, la m¨²sica y a la cultura rave, Beats arranca como un retrato en apariencia previsible y gamberro del limbo de la juventud para deslizarse, en su emocionante recta final, hacia un terreno agridulce, sin remedio triste y nost¨¢lgico. Dos amigos de barrio, uno un chico formal protegido por su madre y otro un aspirante a maleante machacado por su violento hermano mayor, se embarcan en su ¨²ltima aventura de baile clandestino. Basada en la obra hom¨®nima de Kieran Hurley, est¨¢ ambientada en la Escocia de 1994, en plena ebullici¨®n del movimiento juvenil que marc¨® los a?os noventa y de su colisi¨®n en el Reino Unido con la Ley de Justicia Penal y Orden P¨²blico.

Beats no esconde su linaje con Trainspotting, pel¨ªcula de Danny Boyle estrenada en 1996, basada en la novela de Irvine Welsh y convertida desde entonces en un fetiche generacional. De hecho el actor que encarna en Beats al amigo granuja, el fant¨¢stico Lorn Macdonald, se dio a conocer gracias a su versi¨®n esc¨¦nica del personaje de Ewan McGregor en Trainspotting. En Beats, sin embargo, su personaje se parece m¨¢s a Spud, aquel descerebrado secundario inyectado de speed. Lorn Macdonald podr¨ªa haber llevado a su personaje solo por el registro del buf¨®n histri¨®nico, pero poco a poco se adue?a del drama y de la melancol¨ªa que arrastra la pel¨ªcula.

Rodada en un blanco y negro que se abre al color en el momento ¨¢lgido del latido de la rave, Beats refleja como su hermana mayor el nihilismo de aquellos a?os, su c¨ªrculo vicioso de fiesta y conformismo, pero tambi¨¦n de secretas alianzas con un hedonismo contestatario. Unos chicos desganados pero capaces de todo por unas horas de aut¨¦ntico placer y diversi¨®n. No hay destrucci¨®n (de eso ya se encarga la polic¨ªa y los adultos), solo ganas de fundirse con la m¨²sica, las luces estrobosc¨®picas y los audiovisuales de una ¨¦poca donde la meta era amanecer juntos y extenuados. Pero Beats es por encima de todo una de esas historias de amistad antes de la vida adulta. Como ocurr¨ªa en Supersalidos, Cuenta conmigo o Toy Story, tres maravillas que comparten ese mismo dolor, es el adi¨®s de dos almas gemelas capaces de ir muy lejos en su ¨²ltimo vuelo con Peter Pan.