Viena se rinde al arte contempor¨¢neo
La capital austriaca inaugura el flamante Albertina Modern con el arte experimental que sigui¨® al nazismo
Durante casi 80 d¨ªas, las calles de Viena han estado cubiertas con la figura congelada de un elegante corredor trajeado. Los carteles anunciaban la apertura del nuevo Albertina Modern, pero el museo segu¨ªa cerrado. La inauguraci¨®n cultural m¨¢s importante del a?o en Viena estaba prevista para el 13 de marzo. Un d¨ªa antes se cancelaba la ceremonia de presentaci¨®n y la ciudad, tan primaveral como dist¨®pica, se preparaba para el cierre de fronteras. La figura est¨¢tica, obra de pop art de Robert Klemmer, crec¨ªa como met¨¢fora.
Sin los fastos previstos, en una inauguraci¨®n de cine mudo, el museo abri¨® este mi¨¦rcoles sus puertas con la exposici¨®n El principio. Arte en Austria de 1945 a 1980, una muestra con 360 obras de 74 artistas que establece un di¨¢logo con la sede elegida. El Albertina Modern ocupa la K¨¹nstlerhaus tras una reforma de 57 millones de euros. Se trata de un espacio privilegiado, vecino del Musikverein ¨Cdonde se celebra el Concierto de A?o Nuevo de la Filarm¨®nica de Viena¨C, que fue un regalo del emperador Francisco Jos¨¦ al gremio de artistas en 1865 y que alberg¨® la gran exposici¨®n nazi sobre el arte degenerado de 1938. ¡°Hasta bien entrados los a?os sesenta todav¨ªa se hablaba de artistas degenerados cuando se recordaba a las vanguardias de Austria¡±, dice Klaus Albrecht Schr?der, director general del museo.
La exposici¨®n explica c¨®mo respondi¨® el arte austriaco a la barbarie del nazismo, desde la hora cero, en un pa¨ªs que fue v¨ªctima pero tambi¨¦n c¨®mplice del Tercer Reich. La primera sala arranca con obras de Ernst Fuchs, Rudolf Hausner, Anton Lehmden, Wolfgang Hutter y Arik Brauer, la Escuela Vienesa del Realismo Fant¨¢stico, que se enfrent¨® al bestialismo-racismo-antisemitismo de la Segunda Guerra Mundial desde la perspectiva del psicoan¨¢lisis. Enseguida se muestra el periodo abstracto, que conduce, en un baile de m¨¢scaras entre los visitantes, preocupados por respetar el metro de seguridad, a los trabajos de Maria Lassnig. La artista desarroll¨® desde finales de los a?os cuarenta el concepto de la ¡°conciencia corporal¡± de las obras, donde la percepci¨®n del propio cuerpo proporciona el punto de partida para explorar el mundo.
Tambi¨¦n se exhibe el Art Brut, conocido como Arte Crudo o Arte Marginal, con obras que firman personas sin formaci¨®n acad¨¦mica ajenas al circuito art¨ªstico y que en Austria germin¨® en el pabell¨®n de un hospital psiqui¨¢trico en Gugging, a las afueras de Viena. Aqu¨ª est¨¢n representados Johann Hauser, Oswald Tschirtner, August Walla, con sus dibujos con esv¨¢sticas, y Gerda Fassel y su escultura de bronce Grosse Liegende. Enseguida aparece el gran desconocido: el Pop Art austriaco, ligado a la emergente cultura de consumo de los a?os 60 y con un colorido y el empleo de nuevos materiales como el pl¨¢stico y el plexiglass que son la antesala perfecta para digerir a los Accionistas Vieneses, una de las expresiones art¨ªsticas m¨¢s radicales del siglo XX. En el coraz¨®n de la K¨¹nstlerhaus, obra maestra de la arquitectura historicista decimon¨®nica que ocupa un espacio de 2.600 metros cuadrados, se exhibe una performance gore que otorga a la sala la apariencia de un quir¨®fano: La Dolorosa (1967) es un v¨ªdeo de casi tres minutos donde el artista Otto Muehl film¨® a una mujer desnuda ba?¨¢ndose en sangre. Como en una instalaci¨®n que cobra vida, los visitantes la contemplan con mascarillas higi¨¦nicas. Adem¨¢s de Muehl, se exhiben los trabajos fotogr¨¢ficos de G¨¹nter Brus y Rudolf Schwarzkogler.
El piso inferior est¨¢ dedicado a la ¨®ptica feminista de arte total. VALIE EXPORT encarna el despertar del accionismo feminista a finales de los a?os 60. As¨ª escogi¨® su nombre art¨ªstico Waltraud Lehner (Linz, 1940), en caja alta, como un logo publicitario. Han pasado m¨¢s de 50 a?os y su vulva en amplio formato fotogr¨¢fico sigue instalada en los principales centros de arte de Occidente. Junto a ella, otra fotograf¨ªa exhibe su conocido tatuaje en el muslo, el broche de un liguero sujeto a una media ¨Cpopularizado ahora por la cantante Rosal¨ªa¨C, s¨ªmbolo y fetiche de las obsesiones masculinas. Tambi¨¦n se muestra el v¨ªdeo con la performance de guerrilla de 1968 TAPP und TASTKINO, donde puso sus pechos, ocultos tras las cortinas de una caja port¨¢til que at¨® a su cintura, a disposici¨®n del p¨²blico. Para que se los tocaran, si quer¨ªan. Mi cuerpo es m¨ªo, estaba diciendo la artista. El cuerpo como arma, no como objeto.
El Albertina Modern, centro sat¨¦lite del hist¨®rico Albertina consagrado al arte contempor¨¢neo ¨Ca menos de diez minutos a pie del original¨C, almacena una colecci¨®n de 60.000 obras, entre dibujos, acuarelas, grabados y fotograf¨ªas, de 5.000 artistas. Su origen es la Colecci¨®n Essl, con quien Schr?der negoci¨® la mudanza al centro hist¨®rico de Viena, y la reciente adquisici¨®n de la colecci¨®n de Rafael Jablonka. Se presenta con n¨²meros de gigante, y plantea el interrogante de c¨®mo influir¨¢ en la escena de arte contempor¨¢neo de Viena, si como rival o revulsivo de centros de arte como el Belvedere 21 o el Mumok.
Babelia
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