¡°No me extra?a que estemos enfermos: no cuidamos el planeta¡±
Jean-Martin Fortier, seguramente el horticultor m¨¢s influyente, ha vendido 170.000 ejemplares de un libro en el que cuenta c¨®mo cultivar acelgas nos va a hacer m¨¢s felices y sanos
Jean-Martin Fortier, canadiense de 42 a?os, es quiz¨¢ el horticultor m¨¢s importante del mundo. Como aquel jardinero de la novela de Jerzy Kosinski (Desde el jard¨ªn, que fue pel¨ªcula, Bienvenido Mr. Chance), domina las met¨¢foras de la tierra y de las plantas, y con ellas, y su conocimiento del terreno y de los alimentos que este produce, ha escrito un libro que es a la vez un poema sobre el suelo y un canto de amor a la tierra. Se titula El jardinero horticultor (Atalanta) y ha vendido m¨¢s de 170.000 ejemplares en este planeta amenazado ahora, adem¨¢s, por el azote del virus.
?l est¨¢ en su huerta de Quebec, una hect¨¢rea en medio de un terreno mucho m¨¢s grande, porque cree, como antiguamente, que ¡°lo peque?o es mejor¡±. En esta huerta desde la que nos atiende por FaceTime surge como si fuera un actor (?Kevin Costner?, ¨¦l se r¨ªe) con los dedos marcados por las se?ales de la tierra. Hasta los dedos ensuciados as¨ª parecen una met¨¢fora en la actitud y la dedicaci¨®n de Fortier.
Pregunta. Usted escribe un libro para cultivadores, pero parece tambi¨¦n una met¨¢fora sobre el estado del mundo.
Respuesta. La raz¨®n por la que empezamos a hacer este tipo de trabajo es porque quer¨ªamos cambiar el mundo. Creo que la agricultura a peque?a escala lo est¨¢ haciendo. Al conectar a la gente con la tierra la conectas tambi¨¦n con otras personas que est¨¢n haciendo cosas buenas. Luchamos contra la industria agr¨ªcola, aunque no suelo decirlo porque no es positivo. Lo hacemos con inteligencia, belleza, trabajo duro y compromiso. Con la gente que quiere hacerlo, a la que le preocupa cada persona, a la que le preocupa el suelo. Pero el libro es t¨¦cnico, porque al final, si quieres que esto tenga ¨¦xito, tienes que saber lo que est¨¢s haciendo.
P. ?Cree que esta pandemia se podr¨ªa relacionar con lo que le est¨¢ sucediendo al mundo?
R. Creo que en Espa?a, Francia, Italia o Portugal no hace mucho tiempo la gente era muy rica, como nunca lo hab¨ªa sido. En Norteam¨¦rica este no era el caso, porque hab¨ªa mucha pobreza y no era mucha la riqueza colonial. Pero en Europa era as¨ª. Y ahora el arte de vivir, el de comer bien es algo que nos tenemos que reinventar. En mi libro me centro en las hortalizas, pero, en mi opini¨®n, cuando comemos animales industriales comemos violencia, y esto es nocivo para nosotros a muchos niveles, porque en la manera en que todo eso se hace comestible hay una energ¨ªa muy negativa.
Cuando comemos animales industriales comemos violencia, y esto es nocivo para nosotros a muchos niveles
P. Ya sabe de la existencia de aquella novela de Kosinski, en la que un jardinero sale del lugar donde se ha pasado su vida en contacto con las plantas y se convierte, al contacto con la calle, gracias a sus met¨¢foras obtenidas as¨ª, en el principal asesor del presidente de Estados Unidos. Por seguir con las met¨¢foras, ?qu¨¦ fue lo primero que le dijo a usted la tierra?
R. En ingl¨¦s hay una expresi¨®n que dice being grounded: tener los pies en la tierra. Cuando tienes los pies en la tierra, lo que sale de tu boca es algo real, no son tonter¨ªas. Son cosas reales. Y ese dicho tiene raz¨®n. Cualquier cosa sencilla es mejor. No cultivo con tractores, lo hago con mis pies en el suelo, tengo las manos en la tierra, cultivo cosas, nutro, cuido. Y vendo directamente a la gente, que me da las gracias cada semana por esos productos que extraigo personalmente. Todos me animan a seguir haciendo lo que hago. Respondiendo a su pregunta, el tener los pies en la tierra hace que estemos m¨¢s sanos, no nos confunde con lo que est¨¢ ah¨ª afuera.
P. Sus dedos lo dicen tambi¨¦n¡
R. Siempre est¨¢n sucios.
P. Porque los usa. Dice que el mundo est¨¢ en peligro sobre todo porque no cuidamos la tierra, el lugar del que venimos y al que iremos. Es para usted, una madre, como para los indios americanos.
R. Si no nos damos cuenta de su fragilidad la tierra se destruye y se arrasa, como la cultura. Los indios tienen una raz¨®n para cultivar la tierra: saben que se destruye. En Francia, Espa?a o Italia la gente sol¨ªa estar muy bien alimentada por la comida, por la tierra, y eso se est¨¢ destruyendo. Es importante que la gente joven vuelva a la agricultura, por tanto tenemos que hacerla atractiva. Necesitas el marketing de hoy para transmitir el mensaje de cuidarnos unos a otros mientras cultivamos la tierra.
P. La trata como a un ni?o en peligro.
R. El cambio clim¨¢tico es muy real, y ya lo vemos. La contaminaci¨®n en el agua y en la tierra es muy real. Me he asegurado de que no haya nada negativo en el libro. Cada frase est¨¢ escrita de manera positiva, porque creo que si tenemos que cambiar el mundo hemos de fomentar las cosas que son positivas y educar a la gente sobre las razones. Me centro mucho en lo que veo que me entristece o que destruye la tierra, en los j¨®venes a los que he formado o he ayudado que empiezan a construir granjas. Tienen mucho inter¨¦s y son muy inteligentes; quieren hacer eso en vez de cualquier cosa, porque la tierra les interesa. Siempre pienso en eso cuando me desanimo al ver c¨®mo se manejan las cosas. S¨¦ que vivir de una granja y cultivar los propios alimentos va a ser muy importante en la lucha contra el cambio clim¨¢tico.
Cualquier cosa sencilla es mejor. No cultivo con tractores, cultivo con mis pies en el suelo, tengo las manos en la tierra, cultivo cosas, nutro, cuido
P. Usted proclama que la escala de su trabajo es humana. ?Qu¨¦ consecuencias tiene la tentaci¨®n de crear grandes explotaciones, en grandes extensiones de tierra?
R. Hay muchas cosas que tenemos que volver a aprender. Sol¨ªa ser as¨ª, sol¨ªa haber granjas en todas partes. En los ¨²ltimos sesenta o setenta a?os lo que vemos son menos granjas, en todo caso m¨¢s grandes y que contaminan mucho m¨¢s, y menos ni?os que van al colegio en el campo. Es decir, vemos gente que abandona el campo. Creo que hoy en d¨ªa, gracias a Internet, puedes vivir en una granja y estar conectado con el mundo, ser muy moderno en tu manera de enfocar la vida. Te pueden llevar libros a casa, puedes tener ah¨ª todas las cosas buenas de la vida moderna, pero viviendo en una granja. Puedes criar a tus hijos al aire libre. Para mi, las granjas peque?as son muy reales, es un proyecto real, y eso es algo muy emocionante.
P. Busca, dice en el libro, un modo de ser arm¨®nico con las estaciones y con los valores.
R. Tenemos que organizarnos y prepararnos. Las granjas peque?as son buenas para eso. Porque el cambio va a llegar, no se va a detener y no creo que todo el mundo se organice. Esa preocupaci¨®n por la tierra siempre ha estado ah¨ª. Y cuando ocurren cosas como esta de la covid-19 hay mucha gente que se da cuenta de la importancia de la agricultura local. Comprueba que las granjas peque?as son algo muy deseable para la sociedad.
P. ?Cu¨¢l es la primera lecci¨®n que aprenderemos de este momento?
R. Creo que estamos aprendiendo la lecci¨®n de la autonom¨ªa y de la resiliencia. Vivir en una aldea global es muy poderoso y muy emocionante. Pero si las fronteras se cierran y el sistema no funciona, entonces nos quedamos sin nada que funcione. Al ser m¨¢s autosuficientes y tambi¨¦n m¨¢s aut¨®nomos somos m¨¢s resilientes. Nunca hay que olvidar eso. Creo que eso es lo que estamos aprendiendo.
P. Usted asegura que la agricultura as¨ª concebida, ecol¨®gica, artesanal y social, genera entusiasmo.
R. Rudolph Steiner, fil¨®sofo alem¨¢n, un maestro, alguien muy influyente en la historia, dec¨ªa en un libro que la cosa m¨¢s importante que cambia el mundo es el entusiasmo. Creo que es verdad, siempre lo recuerdo. Quiz¨¢ la raz¨®n por la que mi libro se lee es porque tengo entusiasmo por esto.
P. Dice tambi¨¦n que la era del petr¨®leo toca a su fin. ?Ser¨¢ la tierra el nuevo petr¨®leo?
R. Espero que no, porque lo hemos fastidiado todo con el petr¨®leo. ?Espero que los chinos no compren toda la tierra y toda el agua! Creo que todo el mundo deber¨ªa tener acceso a un peque?o terreno y cuidarlo.
En Francia, Espa?a o Italia la gente sol¨ªa estar muy bien alimentada por la comida, por la tierra, y eso se est¨¢ destruyendo. Es importante que la gente joven vuelva a la agricultura
P. Como aquel personaje de la novela de la que hablamos antes, usted se refiere a la tierra como si estuviera cuidando un jard¨ªn.
R. Quiz¨¢ se trata de cuidar y nutrir. Y tambi¨¦n de saber c¨®mo hacer las cosas. Esa analog¨ªa, tierra y jard¨ªn, es muy cierta en la vida.
P. La clave de un buen horticultor, dice, es que los insectos y las enfermedades, as¨ª como las malas hierbas, se mantengan alejados del terreno. Estamos en un mundo muy mal cuidado, los insectos y las enfermedades nos amenazan. Y las malas hierbas. Usted tiene hijos. ?Les ense?a c¨®mo cuidar el huerto?
R. Vienen conmigo al huerto, aprenden a trabajar bien y a observar lo que pasa. Por desgracia, hay algo llamado iPad que los seduce, contra lo que es dif¨ªcil luchar. Pero intentamos ser todos personas normales: los llevamos al huerto, comemos muy bien, pero tambi¨¦n les permitimos que sean como los dem¨¢s ni?os, jugando con el iPad¡ Creo que un poco est¨¢ bien, como el vino; demasiado no es bueno. S¨ª, podr¨ªa ser una met¨¢fora de nuestra ¨¦poca lo que ocurre con la agricultura: si quieres solucionar problemas, busca a unos agricultores. Se les da bien solucionar problemas. Se lo digo yo.
Vivir en una aldea global es muy poderoso y muy emocionante. Pero si las fronteras se cierran y el sistema no funciona, entonces nos quedamos sin nada que funcione. Al ser m¨¢s autosuficientes y tambi¨¦n m¨¢s aut¨®nomos somos m¨¢s resilientes
P. Imaginemos que la vida necesita una medicina. ?Tiene una medicina para hoy?
R. El suelo. Estar fuera y estar con el suelo. Creo que tambi¨¦n es importante leer. Dejar las redes sociales, la televisi¨®n. Ah¨ª no hay profundidad. Tienes que pensar. Me gustar estar fuera y leer dentro. Son dos cosas importantes.
P. Hay una frase atribuida a Lincoln que usa al final de su libro: ¡°Si me diesen seis horas para cortar un ¨¢rbol estar¨ªa cuatro horas intentando afilar mi hacha¡±.
R. Es cuando escribo de la planificaci¨®n del huerto. Donde vivimos, los inviernos son largos y los veranos son cortos, as¨ª que tenemos que producir todo en un escaso periodo de tiempo. Tenemos que preparar, preparar y preparar durante nuestros inviernos para cuando empiece el verano. Si tienes que hacer un trabajo debes estar muy preparado si quieres hacerlo de manera eficaz. Es muy po¨¦tico, est¨¢ lleno de sentido y es importante. Pero tambi¨¦n tienes que estar muy formado. Tienes que saber lo que est¨¢s haciendo. Es un oficio y es un sue?o. Plantas la semilla, la riegas, ponemos un buen fertilizante org¨¢nico, lo haces todo bien, y luego dejas que la planta crezca. As¨ª es como me planteo muchas cosas en la vida. Pero debo tener la semilla adecuada y el terreno f¨¦rtil adecuado, y tengo que saber c¨®mo regar, c¨®mo asegurarme de que la planta crecer¨¢ bien, y luego dejo que lo haga. Para mi eso es la paciencia. No puedes tirar de las plantas para que crezcan m¨¢s r¨¢pido. Eso no funciona.
P. Escribe sobre las enfermedades de la tierra. ?Estamos, como seres humanos, m¨¢s enfermos que la tierra?
R. Creo que somos la tierra. No hay una separaci¨®n. Cuando hacemos da?o a la tierra nos hacemos da?o a nosotros mismos, como cuando contaminamos el agua. No me extra?a que todos estemos muy enfermos, porque no cuidamos la tierra, el agua, el aire. ?Es muy importante cuidar el aire!
Babelia
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