Ennio Morricone: repetici¨®n y gloria en cinco pasos
El compositor Alberto Iglesias analiza la obra del m¨²sico italiano a trav¨¦s de sus mejores partituras para el cine
Tal vez lo m¨¢s valioso de la vasta obra de Ennio Morricone, compositor de una fertilidad extraordinaria e intimidante, es c¨®mo supo siempre conjugar su formaci¨®n cl¨¢sica y el gusto por la melod¨ªa con un af¨¢n decididamente experimentador. Ser tan prol¨ªfico, poder trabajar tan r¨¢pido y, al mismo tiempo, saber mantener el tipo con dignidad le permiti¨® trasladar ese esp¨ªritu aventurero a las producciones m¨¢s peque?as, sobre todo a esas pel¨ªculas italianas de g¨¦nero de los a?os sesenta y setenta. Con su banda Gruppo di Improvvisazione Nuova Consonanza (colectivo en el que particip¨® desde los a?os sesenta con otros compositores italianos, como Franco Evangelisti o Egisto Macchi) tambi¨¦n dio rienda suelta a sus pulsiones vanguardistas.
Pese a que esa combinaci¨®n es un rasgo muy distintivo de su obra, nunca olvid¨® esa predilecci¨®n por la melod¨ªa y el gusto por la canci¨®n popular que es inevitable en el oficio de compositor cinematogr¨¢fico. Morricone supo recoger el legado de Nino Rota, y, junto a compositores de su generaci¨®n como Georges Delerue, defini¨® la m¨²sica del gran cine europeo, cuya influencia trascendi¨® al continente. Supo adem¨¢s introducir conceptos de m¨²sicas como la india o el gamel¨¢n indonesio, al mismo tiempo que recogi¨® el testigo de grandes autores como Antonio Vivaldi. Compuso centenares de bandas sonoras. Esta selecci¨®n de cinco permite un repaso por algunos de los aspectos esenciales de su obra:
¡®La batalla de Argel¡¯ (Gillo Pontecorvo, 1966)
Tiene un comienzo muy impresionante. Es una pel¨ªcula con poca m¨²sica y, sin embargo, tiene un protagonismo excepcional, que llama poderosamente la atenci¨®n del espectador.
¡®Hasta que lleg¨® su hora¡¯ (Sergio Leone, 1968)
Su trabajo en el g¨¦nero del w¨¦stern es una de las partes m¨¢s reconocibles de su carrera. Aqu¨ª se comprueba el dominio que ten¨ªa de la s¨ªntesis y de la repetici¨®n de motivos musicales como est¨¦tica, que permite que el espectador se concentre m¨¢s en la imagen. Se sirve de elementos muy sencillos que acaban construyendo un conjunto muy emocional.
¡®D¨ªas del cielo¡¯ (Terrence Malick, 1978)
En este trabajo destaca su maestr¨ªa en el uso de los tiempos lentos. ?l dec¨ªa que no sab¨ªa dirigir adagios, pero esta partitura, una muestra del dominio del arte de calmar los tiempos musicales, le contradice.
¡®La misi¨®n¡¯ (Roland Joff¨¦, 1986)
En esta partitura se nota esa influencia en su m¨²sica de los genios del Seicento italiano. Tambi¨¦n hay trazas de un gusto por la m¨²sica coral, cuasi m¨ªstica. No s¨¦ si era un hombre creyente, pero estas notas desprenden una gran espiritualidad. En cierta ocasi¨®n lo escuch¨¦ emparentar esta banda sonora con la Sinfon¨ªa de los Salmos, de Igor Stravinski, aunque creo que no se parecen tanto.
¡®Los odiosos ocho¡¯ (Quentin Tarantino, 2015)
Esta pieza, que le vali¨® su primer y ¨²nico Oscar, me gust¨® mucho; el trabajo de Morricone tiene una gran influencia en el montaje de la pel¨ªcula. No s¨¦ si la compuso antes o despu¨¦s de las im¨¢genes, pero creo que no hay duda de que Tarantino se cre¨ªa much¨ªsimo la m¨²sica. Esta obra tard¨ªa es un derroche de imaginaci¨®n y una lecci¨®n en el uso con fines dram¨¢ticos de instrumentos graves como el fagot y el contrafagot.
Alberto Iglesias, compositor, ha sido tres veces candidato al Oscar y ha ganado 11 Goyas.
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