Y la carta de los intelectuales desat¨® la tormenta
La misiva firmada por 150 personalidades contra la ¡°intolerancia¡± del activismo progresista enciende un agrio debate, que se libra sobre todo en las redes sociales


Firmantes que se han retractado, otros que han defendido orgullosos el escrito, periodistas que han denunciado a compa?eros y un torrente de cr¨ªticas en las redes sociales. La carta abierta firmada por m¨¢s de 150 intelectuales ¡ªentre otros, por figuras de primer orden como Noam Chomsky, Gloria Steinem, Ian Buruma o Margaret Atwood¡ª hecha p¨²blica el martes en la revista Harper¡¯s ha avivado una intensa pol¨¦mica.
El texto alertaba contra una creciente ¡°intolerancia¡± del activismo progresista en el debate p¨²blico, aunque expresaba su apoyo a las protestas y denuncias que desde la muerte de George Floyd han tomado las calles y las redes. Entre las respuestas que el texto ha recibido ha habido r¨¦plicas agudas, pero tambi¨¦n reproches aparatosos que acaban por corroborar precisamente lo que denuncia el escrito.
El episodio en s¨ª refleja lo que se debate estos d¨ªas en el pa¨ªs m¨¢s poderoso del mundo: d¨®nde acaba la libertad de expresi¨®n y empieza la incitaci¨®n al odio, cu¨¢l es el l¨ªmite entre la tolerancia cero al abuso y la censura. Los despidos en el mundo acad¨¦mico y editorial y el acoso en las redes era lo que los 150 firmantes parece que quer¨ªan denunciar y de alguna manera han fomentado. Tambi¨¦n encarna el pulso que se libra entre las voces an¨®nimas o alternativas y los altavoces acad¨¦micos y culturales tradicionales, que en la era de las redes sociales se topan con detractores estruendosos.
¡°No firm¨¦ la carta cuando me lo pidieron hace nueve d¨ªas porque pude ver en 90 segundos que era fatua, una chorrada vanidosa que sencillamente iba a enfadar a la gente a la que supuestamente quer¨ªa apelar¡±, escribi¨® Richard Kim, director ejecutivo del Huffpost. Linda Holmes, escritora y presentadora de un programa cultural de la radio p¨²blica NPR, se?al¨® que la misiva ¡°es de gente infeliz porque ya no dirigen la conversaci¨®n y va dirigida a otra gente que ellos creen que tambi¨¦n est¨¢n infelices porque no la dirigen¡±.
Buena compa?¨ªa
El caso de la escritora Jennifer Finney Boylan, una de las firmantes, ha sido uno de los m¨¢s sorprendentes, ya que tras el revuelo que ha generado el escrito se ha retractado. ¡°No sab¨ªa qui¨¦n m¨¢s iba a firmar esa carta. Pens¨¦ que significaba respaldar un mensaje bienintencionado, aunque vago, en contra del se?alamiento en Internet. Sab¨ªa que Chomsky, Steinem y Atwood estaban ah¨ª y pens¨¦: ¡®Buena compa?¨ªa¡¯. Tendr¨¦ que cargar con las consecuencias. Lo siento mucho¡±, se?al¨®. A muchos de los firmantes se le ha echado en cara que aceptaran sumarse junto a algunas de las personalidades que ah¨ª aparecen, y a otros simplemente se les ataca por la posici¨®n de ¡°privilegio¡± que ocupan. La escritora y columnista Meghan Daum se defend¨ªa aclarando que ¡°es el deber de gente con una tribuna plantarse y denunciar lo que est¨¢ pasando¡±.
La historiadora Kerri Greenidge, afroamericana, tuite¨® por la ma?ana que hab¨ªa pedido a Harper¡¯s que quitara su nombre. La revista respondi¨® que hab¨ªa confirmado cada firma, incluida la suya, pero que atender¨ªa su petici¨®n. Al mediod¨ªa Greenidge restringi¨® la visibilidad de su cuenta de Twitter, que pas¨® a ser privada.
Que la mayor parte de rifirrafes tengan lugar en Twitter no es anecd¨®tico. Esta red es el agente decisivo en un cambio de paradigma, que ha democratizado el debate p¨²blico pero tambi¨¦n ha dado alas a campa?as de boicoteo y acoso. ¡°El libre intercambio de informaci¨®n e ideas, la savia de una sociedad liberal, est¨¢ volvi¨¦ndose cada d¨ªa m¨¢s limitado¡±, se?alaba la carta abierta, y subrayaba como ejemplo el despido de editores, la retirada de libros y el veto a periodistas y profesores.
Entre los firmantes hay personalidades muy diversas, pero todas consolidadas y conocidas. Una voz de la izquierda como Noam Chomsky coincide en la lista de firmantes con la hist¨®rica feminista Gloria Steinem o el polit¨®logo conservador Francis Fukuyama. Uno de los impulsores del escrito, el escritor afroamericano Thomas Chatterton Williams, respondi¨® a los reproches: ¡°Algunos cr¨ªticos dicen de la carta cosas como ¡®Esto solo es gente asustada que teme los cambios¡¯. No, esto es gente preocupada por el clima de intolerancia, que cree que la justicia y la libertad est¨¢n unidos indisolublemente. La gente asustada no firm¨®¡±, apunt¨®, si bien a?adi¨® que muchos lo hicieron con miedo.
En la extensa lista figura, por ejemplo, Matthew Yglesias, un escritor y articulista en la publicaci¨®n Vox. Otra de las firmas de dicho medio, Emily VanDerWerff, que es transg¨¦nero, hizo p¨²blica una carta que hab¨ªa enviado a los editores del medio de comunicaci¨®n deplorando que Yglesias formase parte de esa carta, firmada tambi¨¦n por ¡°varios prominentes anti-trans¡±. Esto, dijo, hace su trabajo ¡°m¨¢s dif¨ªcil¡± a partir de ahora, si bien, recalc¨®, no quer¨ªa ninguna represalia para el autor. ¡°Esto consolidar¨ªa la idea de que es un m¨¢rtir¡±, afirm¨®.
Se refer¨ªa, aunque sin mencionarlo, a la famosa escritora J. K. Rowling, creadora de la saga Harry Potter, que lleva tiempo en el ojo del hurac¨¢n por sus cr¨ªticas hacia las teor¨ªas queer sobre el g¨¦nero. Rowling, que ha sido acusada de transfobia, se declar¨® ¡°muy orgullosa¡± de haber firmado una carta en defensa de ¡°un principio fundacional de las sociedades liberales, la libertad de expresi¨®n debate y pensamiento¡±.
Esa misma libertad -y ah¨ª estriba el debate- es la que tambi¨¦n arrogan para s¨ª todos sus cr¨ªticos en Twitter. ¡°Esta es la primera vez en la historia de Am¨¦rica que gente aparte de la financiada por Nueva York y Washington tiene la oportunidad de que se oigan sus voces y los firmantes de Haper¡¯s pierden los papeles porque hay gente malvada con ellos en Twitter, qu¨¦ embarazoso¡±, escribi¨® uno de ellos.
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