Por amor al comercio
El relevo en la cumbre de Warner Music vuelve a recordarnos el secretismo que rodea al negocio discogr¨¢fico en Espa?a
Debo empezar recomendando la escucha atenta de un podcast. La edici¨®n de Simpat¨ªa por la industria musical dedicada a Jos¨¦ Carlos S¨¢nchez, al¨ªas Charlie, se inicia con el presentador celebrando las virtudes del entonces presidente de Warner Music. Siempre esc¨¦ptico, el entrevistado advierte que los cargos son fugaces: ¡°Nunca sabes cu¨¢ndo te van a mandar al banquillo¡±.
Certeras palabras. A finales de junio, Charlie fue defenestrado de la noche a la ma?ana, reemplazado por un joven ejecutivo que estaba a sus ¨®rdenes, Guillermo Gonz¨¢lez. ?Una batalla remota? No: la presencia de Charlie en la c¨²pula espa?ola de Warner era un sedimento de la gran insurgencia de los ochenta, cuando grupos espa?oles, rechazados por la industria fonogr¨¢fica, decidieron editar sus discos ¡ªy los de sus amigos¡ª en sellos montados para la ocasi¨®n. En su caso, a trav¨¦s de DRO (Discos Radiactivos Organizados).
Importante: Charlie para nada encajaba en la caricatura de ¡°la movida¡± como entretenimiento de ni?atos de clase alta. Criado en una familia numerosa, se hab¨ªa comprado sus instrumentos (era teclista en el grupo Alphaville) con trabajos de verano. De hecho, mientras despegaba DRO, se manten¨ªa gracias a su puesto de conductor de tren en el Metro madrile?o; en los primeros a?os, los empleados-inversores de DRO no recib¨ªan salarios.
DRO engordar¨ªa sin parar, incorporando a competidores tipo Twins y GASA (d¨®nde Esclarecidos publicaron su Por amor al comercio). Pero Charlie y compa?¨ªa carec¨ªan de manual de instrucciones y no estaban preparados para los altibajos en unos ingresos que depend¨ªan, primero, de las modas y, segundo, de la inspiraci¨®n de unos seres humanos que, a principios de los noventa, ya hab¨ªan perdido mucha de su frescura creativa.
En 1993, DRO fue engullida por Warner Music. Sin embargo, no se disolvi¨® en el magma de la compa?¨ªa grande: para su crecimiento, Warner apostaba por las empresas bic¨¦falas, una cabeza centrada en el repertorio nacional y la otra priorizando el internacional. Charlie pudo jugar en la primera divisi¨®n del negocio mundial, alternando socialmente con leyendas tipo Ahmet Ertegun o Seymour Stein.
En 2007, con toda la industria contray¨¦ndose ante la acometida de lo digital, Warner simplific¨® su estructura y dej¨® a Charlie como ¨²nico director general (luego, presidente) de su sucursal espa?ola. No pas¨® desapercibido que fuera un m¨²sico ¡ªprocedente, adem¨¢s, de un grupo at¨ªpico¡ª el responsable de pilotar el viaje hacia el nuevo mundo.
Lo que no advertimos es que Charlie, como cabeza de Warner Music Iberia, depend¨ªa de otro antiguo teclista: I?igo Zabala, miembro fundador de La Uni¨®n, presid¨ªa Warner Music Latin America e Iberia en Miami. Tambi¨¦n Zabala ha sido entrevistado recientemente en el citado podcast de Carlos Gal¨¢n en Subterfuge Radio.
Ofrezco esas referencias sonoras para los que quieran especular sobre ese relevo en Warner. Han hecho p¨²blica una nota de prensa as¨¦ptica, donde los tres implicados se echan flores. Y no, no quieren hacer declaraciones. Ser¨ªa simplemente un fallo de comunicaci¨®n de no tratarse de, atenci¨®n, la multinacional discogr¨¢fica que tiene m¨¢s artistas espa?oles bajo contrato.
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