Lea un adelanto de ¡®Viaje al sur¡¯, el in¨¦dito de Juan Mars¨¦
En 1962 Juan Mars¨¦ recorri¨® varias provincias andaluzas con su amigo Antonio P¨¦rez y el fot¨®grafo Albert Ripoll. El manuscrito estuvo perdido muchos a?os. Lumen lo publicar¨¢ en septiembre
En 1962 Juan Mars¨¦ recorri¨® las provincias de Sevilla, C¨¢diz y M¨¢laga acompa?ado por su amigo Antonio P¨¦rez y por el fot¨®grafo Albert Ripoll Guspi. Su intenci¨®n era escribir una cr¨®nica de ese viaje, intercalando fo?tograf¨ªas y titulares de la prensa franquista, de tal manera que su relato se infiltrase en la realidad que el poder oficial silenciaba. Por problemas financieros y por la presi¨®n de la censura, este magn¨ªfico documento lite?rario y pol¨ªtico que iba a publicar la m¨ªtica editorial Ruedo Ib¨¦rico, reci¨¦n fundada en Par¨ªs por un grupo de exiliados espa?oles, no lleg¨® a ver la luz, y durante mucho tiempo se crey¨® que el manuscrito se hab¨ªa perdido. Lumen lo rescata en una edici¨®n con pr¨®logo y edici¨®n de Andreu Jaume que se publicar¨¢ el 23 de septiembre.
Aqu¨ª pueden leer un adelanto.
Muere Juan Mars¨¦, la gran novela del siglo XX
29 de septiembre
? ?ltimo balance: 418 muertos y 459 desaparecidos (2)
? EE. UU. endurece su vocabulario
? Donativo de Picasso: un cuadro para que sea subastado
? ?El pueblo espa?ol es el menos viciado de todos los de la Europa actual?, escribe Abel Bonnard (3).
No son m¨¢s de las tres de la tarde. Se llega con sol. Todo lo que entra por los ojos, entra con sol. ?Sabido es el arte de Sevilla para envolver a sus visitantes, soborn¨¢ndolos, embriag¨¢ndolos de cielo azul, aire tibio y aroma de azahar(4).? Nos habr¨ªa encantado poder quedarnos en Sevilla el tiempo suficiente para comprobarlo. Ocurre que Sevilla quedaba fuera del recorrido que nos hab¨ªamos trazado ¡ªJerez de la Frontera abr¨ªa la marcha¡ªy no pens¨¢bamos escribir gran cosa de ella. ?Por qu¨¦ motivo? No lo s¨¦. Pase¨¢bamos. De pie frente al blanco muro del patio de la Casa de las Due?as, en el barrio de Santa Catalina, calle Due?as, 5, leyendo en la l¨¢pida:
El poeta Antonio Machado naci¨® en esta casa en julio de MCCMLXXV. No la olvida en sus versos: Esta luz de Sevilla... es el palacio donde nac¨ª, con su rumor de fuente. Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla y un huerto claro donde madura el limonero.(5)
En lo alto de la escalera que conduce a los aposentos, revuelto y por los suelos, hay trofeos de caza conseguidos en ?frica por el duque durante su juventud, y la cabeza del ¨²ltimo toro que mat¨® Marcial Lalanda, los retratos al ¨®leo de Napole¨®n III y de la emperatriz Eugenia...(6) La legendaria Do?a Sol, de nombre Mar¨ªa del Rosario Fitz-James StuartFalc¨® y Portocarrero, duquesa de Santo?a, se nos aparece por el espacio de un segundo en lo alto de la escalinata montada en su caballo blanco, en medio de ese mont¨®n de objetos de arte que acumula con paciencia el noble polvo, erguida, testaruda, con su aire convencido y entra?able de anciana borrachina que se lo est¨¢ pasando pipa y que no necesita dar cuentas a nadie, envuelta en los mil fantasmas de sus correr¨ªas juveniles por toda la geograf¨ªa hispana en pos de los toreros m¨¢s famosos, m¨¢s guapos y seguramente m¨¢s cachondos de la ¨¦poca, y que con sus ochenta a?os cumplidos se empe?aba todav¨ªa en seguir montando ¡ª?amarrada?¡ªel viejo caballo blanco, que no sobrevivi¨® a la muerte de su due?a, muriendo dos d¨ªas despu¨¦s abrumado por la nostalgia y la pesadumbre. (7)
Todo esto y mucho m¨¢s ha heredado la Cayetana.
En la planta baja hay una capilla que fue utilizada durante la Guerra Civil para alojar a los convalecientes y heridos en combate. Hemos visto en la catedral, sobre una mesa petitoria que hay junto a la entrada, un letrero enorme que exhiben dos viejos de aspecto ruinoso y que dice: ?Pobres incurables?. El recorrido por el palacio del duque de Alba es abrumador, se habla de la Cayetana, de los jardines, de los edificios de Sevilla... Aspecto interesant¨ªsimo es el estudio de las edificaciones sevillanas en su estructura y fisonom¨ªa, tanto interna como exterior, plantas y monteas con lev¨ªsimas notas hist¨®ricas, de esta suerte:
PALACIOS: de reyes, de corporaciones, religiosos, civiles y militares, de pr¨®ceres y magnates, de labradores nobil¨ªsimos y de opulentos mercaderes; en suma, edificios propios de enormes de ?omes de grandes solares?, que dice la Cr¨®nica del rey don Alfonso onceno [...]; a saber: los Reales Alc¨¢zares almohades y mud¨¦jares; palacio del duque de Alba o Casa de las Due?as, que con el de los marqueses de Tarifa, vulgo casa de Pilatos, propia de los duques de Medinaceli, son tipos de edificaciones de estilo mud¨¦jar y renacimiento. El palacio de los duques de Arcos es hoy residencia y magn¨ªfico Colegio de los RR. PP. Escolapios, edificio que con el de la llamada Gasa Lonja o Universidad de Mercaderes son tipos del estilo renacentista sevillano; y la Giralda, almohade desde cimientos al campanario y renacimiento a partir del mencionado campanario hasta el capul¨ªn, y la grandiosa catedral, tipo sal¨®n dentro del estilo g¨®tico; el palacio Arzobispal y los numerosos templos, iglesias capillas...(8).
As¨ª, en ese plan. De Machado, el conserje-cicerone que nos acompa?a sabe muy poco. Nos habla de Jos¨¦ Mar¨ªa Pem¨¢n. Le preguntamos por el balc¨®n aquel del Ayuntamiento, desde el cual habl¨® Pem¨¢n a una multitud enardecida el 15 de agosto de 1936, durante una solemne ceremonia que se celebr¨® en Sevilla sustituyendo la bandera republicana por la de la monarqu¨ªa y en la que tambi¨¦n pronunciaron discursos Franco, Mill¨¢n-Astray y Queipo de Llano. El relato de esta ceremonia, tal como lo cuenta Hugh Thomas, resulta sumamente divertido y hace resaltar la catetez sublime del se?or Pem¨¢n en aquel memorable d¨ªa en que se cubri¨® de gloria; merecen ser tra¨ªdos aqu¨ª algunos p¨¢rrafos:
Luego (despu¨¦s de Mill¨¢n-Astray, Queipo de Llano y Franco) habl¨® Jos¨¦ Mar¨ªa Pem¨¢n, poeta derechista y uno de los principales apologistas literarios del movimiento, quien compar¨® el alzamiento con una ?nueva guerra de la independencia, una nueva reconquista, una nueva expulsi¨®n de los moros!?. Esta ¨²ltima exclamaci¨®n hubo de sonar de un modo un tanto raro en los o¨ªdos de una ciudad de la que hab¨ªa salido, hac¨ªa pocos d¨ªas, una expedici¨®n de soldados moros hacia el norte para conquistar Madrid, y cuyos principales edificios p¨²blicos y generales dirigentes se encontraban guardados por moros. ?Veinte siglos de civilizaci¨®n cristiana ¡ªcontinu¨® Pem¨¢n¡ªse encuentran tras nosotros. Luchamos por el amor y el honor, por los cuadros de Vel¨¢zquez, por las comedias de Lope de Vega, por Don Quijote y el Escorial.? Mientras se apagaba el eco de las aclamaciones de la multitud, continu¨®: ?Luchamos tambi¨¦n por el Pante¨®n, por Roma, por Europa y por el mundo entero?. Termin¨® su aclamado discurso llamando a Queipo ?la segunda Giralda?.(9)
La primera, la que todav¨ªa est¨¢ en pie, se puede visitar por cinco pesetas. Se sube por unas rampas interminables que huelen ¡ªuno se pregunta por qu¨¦¡ªa orines y a soldado espa?ol de caballer¨ªa. Es del siglo XII.
Notas
2. Los titulares pertenecen a los diarios Pueblo y C¨®rdoba del 29 de septiembre de 1962. Durante el viaje, Juan Mars¨¦ fue anotando los titulares de los peri¨®dicos del d¨ªa. La cifra que aqu¨ª consigna se refiere a las personas que perdieron la vida en las riadas del Vall¨¦s, una cat¨¢strofe hidrol¨®gica que tuvo lugar el 25 de septiembre de 1962 en Catalu?a, sobre todo en la comarca del Vall¨¦s Occidental. Las fuertes lluvias desbordaron los r¨ªos Bes¨®s y Llobregat, causando entre seiscientas y mil v¨ªctimas mortales. Enterado de la cat¨¢strofe, Pablo Picasso se apresur¨® a donar un cuadro para que fuera subastado y se repartieran los beneficios entre los damnificados. El gesto de Picasso propici¨® que muchos otros pintores, entre ellos Mir¨®, Dal¨ª, Braque o Chagall, hicieran lo mismo.
3. Abel Bonnard (1883-1968) fue un poeta y pol¨ªtico franc¨¦s, colaboracionista del r¨¦gimen de Vichy durante la ocupaci¨®n nazi. Despu¨¦s de la guerra, Bonnard fue condenado a muerte in absentia, puesto que hab¨ªa huido, refugi¨¢ndose en la Espa?a franquista. Vivi¨® en Madrid hasta su muerte.
4. La cita procede de Viaje por las escuelas de Espa?a del periodista y pedagogo espa?ol Luis Bello (1872-1935), publicado en cuatro vol¨²menes en 1926. La frase en concreto se encuentra en el tomo dedicado a las escuelas andaluzas.
5. Los dos primeros versos de la l¨¢pida son los iniciales del soneto IV de Nuevas canciones (1924) y los dos ¨²ltimos son los que abren el poema Retrato, incluido en Campos de Castilla (1912).
6. El duque al que Mars¨¦ se refiere es Jacobo Fitz-James Stuart y Falc¨®, XVII duque de Alba de Tormes (1878-1953), padre de Cayetana Fitz-James Stuart, entonces propietaria del palacio de Due?as y duquesa de Alba.
7. Se refiere a un retrato de Eugenia Sol Maria del Pilar Fitz-James Stuart y Falc¨®, t¨ªa de la duquesa de Alba, que hab¨ªa muerto en marzo de 1962.
8. C. L¨®pez Mart¨ªnez, Archivo hispalense, segunda ¨¦poca, n¨²ms. 78-79, 1956; donde puede leerse adem¨¢s una impresionante lista de los santuarios y ermitas existentes en la provincia sevillana. [Nota de Juan Mars¨¦ en el manuscrito original.]
9. Mars¨¦ cita La Guerra Civil espa?ola (1961), de Hugh Thomas, que Ruedo Ib¨¦rico hab¨ªa publicado en espa?ol. El escritor Jos¨¦ Mar¨ªa Pem¨¢n (1897-1981) fue uno de los principales valedores intelectuales tanto de la dictadura de Primo de Rivera como del< a de Franco
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