Carlos Ni?o, el nuevo jazz desciende de la monta?a californiana
Percusionista, productor y locutor de radio, es uno de los embajadores de la escena de Los ?ngeles que mezcla espiritualidad, electr¨®nica y m¨²sica negra
La monta?a lo es todo para ¨¦l. La sierra de Santa M¨®nica abraza el barrio residencial de Los ?ngeles donde vive Carlos Ni?o (California, 1977). Las cordilleras recortadas sobre el horizonte, explica, le susurran melod¨ªas que emergen durante sus dilatadas improvisaciones, mezcla de m¨²sica espiritual, electr¨®nica y tradici¨®n negra. El percusionista, productor y locutor de radio resulta una figura clave para entender la escena global del nuevo jazz, que en los ¨²ltimos a?os ha oxigenado el ambiente viciado del g¨¦nero. El epicentro de esa sacudida a los viejos postulados se encuentra en la costa Oeste.
Los artistas locales, como Charles Mingus, tuvieron que trasladarse durante el siglo pasado a la orilla opuesta del Atl¨¢ntico para prosperar. Pero eso ya forma parte del pasado. Una nueva generaci¨®n de m¨²sicos de Los ?ngeles ha ensanchado las fronteras del jazz y rejuvenecido su audiencia, que hasta baila en los conciertos. Thundercat y Kamasi Washington brillan como sus principales adalides. Sin embargo, hubo una formaci¨®n anterior que personific¨® este cambio: Build an Ark, el grupo que Ni?o fund¨® junto a Miguel Atwood-Ferguson tras los atentados del 11 de septiembre de 2001. Su primer elep¨¦ publicado ¡ªPeace with Every Step (2004)¡ª cimienta la nueva ola del g¨¦nero versionando a Pharoah Sanders, el saxofonista tenor que se dio a conocer como el cachorro de John Coltrane.
La obra de Ni?o gravita en torno a ese ideal desprejuiciado de experimentaci¨®n. ¡°Nunca mires la m¨²sica como si fueras un maestro, de lo contrario te cerrar¨¢s en banda¡±, pontifica el autor en conversaci¨®n por videoconferencia desde su domicilio. ¡°Aqu¨ª es f¨¢cil estar confinado, salgo mucho a pasear por el campo¡±, agrega. Los montes californianos no solo le brindan ¡°la m¨¢s antigua de las energ¨ªas, la de la madre tierra¡±, sino que influyen en su est¨¦tica, confiri¨¦ndole un aspecto r¨²stico. Refugiado bajo una florida barba oscura que se confunde con su cabello largo, el m¨²sico ha grabado un concierto para La Casa Encendida de Madrid, parte del ciclo veraniego de La Terraza Magn¨¦tica, dedicado hasta finales de agosto a las conexiones astrales. Se emiti¨® por primera vez este s¨¢bado y permanece disponible en el YouTube de la instituci¨®n.
Durante la actuaci¨®n, filmada por su hijo Azul, lo respaldan Jamael Dean al teclado y el saxofonista Aaron Shaw. Por su parte, Ni?o golpea la bater¨ªa, hace sonar toda clase de campanas nepal¨ªes, cascabeles y platillos y agita una suerte de maracas africanas. Una amalgama de instrumentos para ¡°viajar al cosmos y profundizar en la hermandad¡±, como indica el propio artista. ¡°Muchas veces retengo un instante que ha sido especial mientras improvisaba. Acordes que, engarzados con las notas mis compa?eros, han creado un momento m¨¢gico e irrepetible. Contin¨²o tocando, pero mi mente lo mantiene vivo. Al acabar, si lo he grabado, voy corriendo a escucharlo¡±, detalla.
Su evoluci¨®n musical puede apreciarse en los programas de radio que dirigi¨® para la emisora local KPFK. Comenz¨® con All At One Point; un surtido de hip hop y soul que desde 1999 hasta 2015 se transform¨® en Spaceways Radio, dando paso a una selecci¨®n dominada por el jazz espiritual y la new age. En el estudio ha entrevistado a buena parte de sus influencias vivas, desde los miembros de A Tribe Called Quest ¡ª¡±fundamentales en la historia del rap¡±¡ª hasta Paul Horn, el m¨²sico de jazz que en 1969 grab¨® un exitoso recital solo para flauta en el interior del Taj Mahal. Tambi¨¦n cuando cabalga la frecuencia modulada, Ni?o reclama un espacio para la fraternidad: ¡°El resultado era mucho mejor cuando me visitaba un artista que era a la vez un amigo. La charla, entonces, se convierte en algo profundo y evocador. Se generaba un ambiente de simbiosis que el oyente sin ninguna duda pod¨ªa notar¡±, defiende.
La experiencia radiof¨®nica se coron¨® con una entusiasta improvisaci¨®n de 30 minutos, ep¨ªtome de la carrera de Ni?o. Se emiti¨® en directo durante la ¨²ltima entrega de Spaceways Radio y en ella participaron cuatro m¨²sicos, todos ¨ªntimos amigos suyos: ¡°A algunos los conozco desde los 17 a?os. Tengo un sentido colectivo de la creaci¨®n. Me interesa hacer cosas con los dem¨¢s, permanecer en contacto con mi entorno y que ese entorno sea cada vez mayor. Es la mejor manera de no anclarte en lo que ya sabes hacer¡±, asegura. Aquella tarde, las arpas de Iasos se trenzaban con el sintetizador meloso de Dexter Story, mientras el saxof¨®n de Kamasi Washington brincaba sobre los sonidos ambientales que reproduc¨ªa el propio Ni?o.
Se dir¨ªa que la creaci¨®n de atm¨®sferas est¨¢ entre sus obsesiones. En sus tiempos de noct¨ªvago, Ni?o organiz¨® algunas de las fiestas m¨¢s influyentes de Los ?ngeles. Su objetivo era reunir a los artistas de la ciudad, creando a su alrededor una prol¨ªfica red de colaboraci¨®n. Es el caso de la atronadora despedida de Brainfreeze, la gira de DJ Shadow y Cut Chemist en la que se presentaba un disco hom¨®nimo por todo el pa¨ªs. O de las citas cada 23 de septiembre, cuando se celebraba con actuaciones en directo en lugares abandonados el cumplea?os de Coltrane. Por aquella veneraci¨®n anual pod¨ªa verse tanto al padrino del rap Gil Scott-Heron como al cantante de jazz Dwight Trible. Las reuniones fortalec¨ªan los nexos entre fuerzas dispares
El ¨²ltimo elep¨¦ de Ni?o lleva por nombre Chicago Waves y ahonda en su inter¨¦s por el resucitado g¨¦nero de la new age. El trabajo lo conforma una ¨²nica narraci¨®n compuesta de m¨²ltiples ep¨ªgrafes. El viol¨ªn el¨¦ctrico con cinco cuerdas de Atwood-Ferguson desata arpegios en cascada. Un viaje que completa el alboroto de sonajeros, llamadas de p¨¢jaro, gongs y timbales. ¡°Es M¨²sica ambiental inspirada en el rigor del jazz¡±, concede el autor. Sus ra¨ªces colombianas paternas tienen algo que ver en este inter¨¦s por los sonidos del mundo. Durante a?os Ni?o ha coleccionado instrumentos de todo el globo que guarda con mimo en una alacena. Por ahora, la pandemia mundial ha detenido esos viajes en los que investiga nuevas cualidades del sonido.
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