Muerte y resurrecci¨®n del jazz actual
El cr¨ªtico Nate Chinen traza en un ensayo la historia del g¨¦nero desde los a?os ochenta
El jazz, como la novela, la cr¨ªtica de arte o el papel prensa, anda tanto tiempo muriendo que la noticia de su ¨²ltima e inesperada resurrecci¨®n sorprendi¨® a Nate Chinen. El periodista estadounidense hab¨ªa empezado a escribir el libro Playing Changes (Alpha Decay), una radiograf¨ªa del jazz del siglo XXI, con idea de que su publicaci¨®n coincidiera con la celebraci¨®n de sus primeros veinte a?os. Pero entonces lleg¨® el saxofonista Kamasi Washington, hizo saltar todo por los aires con su ¨¢lbum The Epic (2015) y toc¨® cambiar los planes.
Cinco discos para el nuevo milenio
El ep¨ªlogo del libro incluye m¨¢s de cien referencias para escuchar el siglo XXI. Nate Chinen escoge aqu¨ª cinco para seguir escuchando:
Danilo P¨¦rez, Motherland (Verve, 2000).
Robert Glasper, In My Element (Blue Note, 2007).
Vijay Iyer Trio, Historicity (ACT Music, 2009).
Maria Schneider Orchestra, The Thompson Fields (ArtistShare, 2015).
Melissa Aldana, Visions (Mot¨¦ma, 2019).
El caso de Washington, cuyo ¨¦xito abri¨® las ventanas del g¨¦nero para ventilar las habitaciones con olor cerrado, est¨¢ ahora en el primer cap¨ªtulo del libro. El int¨¦rprete abandera un nuevo tiempo de audiencias j¨®venes a ambos lados del Atl¨¢ntico, hibridaciones con el rap, m¨²sicos desprejuiciados y una refrescante vuelta al calcet¨ªn del canon.
Afortunadamente para Chinen, Washington tiene m¨¢s que ver de lo que parece con el ante¨²ltimo mes¨ªas, Wynton Marsalis, trompetista que marc¨® ¨¦poca con su vuelta al orden en la era Reagan y su idea de que ¡°el jazz era la m¨²sica cl¨¢sica de Am¨¦rica¡±. Marsalis ya no tiene el poder que sol¨ªa, pero a¨²n sigue manejando los hilos (institucionales) desde la imponente sala de conciertos Jazz at Lincoln Center, en Nueva York. ¡°Ambos m¨²sicos se fijan en la tradici¨®n de los a?os setenta, la primera ¨¦poca en la que el jazz dej¨® de ser un lenguaje que solo miraba hacia adelante¡±, explica Chinen en una entrevista realizada por Skype. ¡°Aunque lo que en Marsalis es pura preservaci¨®n y m¨ªmesis, en Washington es revisi¨®n y expansi¨®n¡±. Ambos, tambi¨¦n, comparten el ser hijos de m¨²sicos (el pianista Ellis Marsalis y el saxofonista Rickey Washington) de menor fortuna que la de sus descendientes.?
Entre uno y otro hito se mueve el libro, en el que Chinen repasa la ¡°crisis de confianza¡± del cambio de siglo, un tiempo en el que el jazz, que hab¨ªa perdido definitivamente su influencia en la cultura pop, al menos disfrut¨® de la ¨²ltima ronda de la edad de oro de las discogr¨¢ficas, que apostaron por las individualidades (como Joshua Redman o James Carter) antes del naufragio. ¡°Hoy, en estos tiempos de streaming y de subsistencia a base de conciertos, rigen mucho m¨¢s las escenas y el trabajo en equipo¡±, explica el cr¨ªtico, que cifra la cuota del mercado del g¨¦nero entre el 1,4 y el 3%.
Revoluci¨®n pedag¨®gica
Playing Changes se organiza en cap¨ªtulos consagrados a algunos de los m¨¢s destacados protagonistas, como Brad Mehldau, Vijay Iyer, Robert Glasper o Esperanza Spalding. El recorrido tambi¨¦n se detiene en historias sobre revoluciones pedag¨®gicas (como la del Berklee College of Music, en Boston, que pudo restar emoci¨®n autodidacta al jazz, pero tambi¨¦n prepar¨® a una generaci¨®n de m¨²sicos m¨¢s abierta de mente), as¨ª como en los enfrentamientos que se dieron en los ochenta y noventa entre clanes, convenientemente localizados geogr¨¢ficamente en Manhattan: la parte alta de la isla (Uptown), con el traje y la corbata de la conservaci¨®n de las esencias, frente a la baja (Downtown), con su decadencia urbana y su improvisaci¨®n de ¨¦tica punk.
Chinen (Honolulu, Haw¨¢i, 42 a?os) tambi¨¦n tiene en cuenta la revoluci¨®n de Internet, que ha democratizado el acceso a la historia; frente a los libros con los que uno se adentraba en orden cronol¨®gico y jer¨¢rquico, la Red y el floreciente nicho de reediciones en vinilo permiten un acceso desordenado en el que una rareza de tercera fila puede llegar m¨¢s hondo para un nuevo oyente que los nombres can¨®nicos. ¡°Antes esos ¨¢lbumes eran imposibles de encontrar; hoy, en este mundo de jerarqu¨ªas planas, est¨¢n al alcance de cualquiera. Los int¨¦rpretes no tienen que escoger una escuela, pueden quedarse con todas; tocar rock por la ma?ana, free jazz por la tarde y standards por la noche¡±.
Ese supermercado abierto 24 horas ha tra¨ªdo consigo curiosas consecuencias, como la revalorizaci¨®n de figuras como la de Alice Coltrane. La pianista y arpista fue durante a?os considerada sobre todo la viuda de John Coltrane,integrante de sus ¨²ltimas bandas que luego desarroll¨® una simp¨¢tica y exc¨¦ntrica carrera en el jazz espiritual. Hoy, una nueva camada de m¨²sicos (no solo de jazz, tambi¨¦n de electr¨®nica o rap) la escuchan con veneraci¨®n. ¡°Mucha gente ha llegado a ella por [el productor de hip-hop] Flying Lotus, su sobrino-nieto, del mismo modo que a Kamasi Washington le benefici¨® su asociaci¨®n con [el rapero ganador de un Pulitzer] Kendrick Lamarr¡±, opina Chinen. Algo parecido ha sucedido, argumenta en el libro, con el ejemplo art¨ªstico y de estilo de vida de Sun Ra, el Art Ensemble of Chicago u Horace Tapscott, l¨ªder desde los a?os 70 y hasta su muerte en 1999 de una big-band del ¨¢rea de Los ?ngeles, que goza ¨²ltimamente de la justicia po¨¦tica negada al pianista en vida.
Playing Changes (traducido por Javier Calvo), tambi¨¦n se ocupa del lugar cada vez m¨¢s central de las mujeres en el jazz, g¨¦nero tradicionalmente masculino; la historia empieza con una (la cantante C¨¦cile McLorin Salvant), y termina con otra (la extraordinaria guitarrista Mary Halvorson). El recorrido peca, eso s¨ª, de desviarse poco de Nueva York, y de olvidar fen¨®menos tan interesantes, casi sociol¨®gicos, como la nueva escena de Londres. Chinen lo reconoce: fue cr¨ªtico de The New York Times entre 2005 y 2016, y lo que escribe ¡°es fruto de su trabajo en ese contexto. Ser¨ªa presuntuoso pensar que puedo contar la parte europea¡±. Insiste, con todo, en destacar la aportaci¨®n de los m¨²sicos latinos en estos a?os, entre ellos, el pianista paname?o Danilo P¨¦rez, fiel escudero de la leyenda Wayne Shorter, y la saxofonista chilena Melissa Aldana.
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