Muere Manuel Arroyo-Stephens, gran heterodoxo de la edici¨®n
Fundador del sello y de las librer¨ªas Turner, escritor y redescubridor de Chavela Vargas, se distingui¨® en su oficio por un gusto exquisito para las obras que public¨® y por sus opiniones contundentes

Durante mucho tiempo usaba el papel sobrante de las guardas de los libros que editaba para publicar sus textos, en tiradas cortas de apenas 15 o 20 ejemplares y como an¨®nimos. Tard¨® m¨¢s de seis d¨¦cadas en decidirse a publicar un libro de relatos en Espa?a y cuando finalmente lo hizo, en la contracubierta de Pisando ceniza, era definido como ¡°abogado y economista por formaci¨®n, librero y editor por empe?o¡±.
La intensa vida de Manuel Arroyo-Stephens, nacido en Bilbao, en 1945, incluye la apertura de la legendaria librer¨ªa Turner en Madrid y de Turner English Bookshop, el rescate de joyas bibliogr¨¢ficas arrumbadas, la introducci¨®n de libros prohibidos en la Espa?a franquista en la editorial que fund¨® con el mismo nombre que sus tiendas, una incursi¨®n en el negocio taurino como apoderado del diestro Rafael de Paula, e incluso otra aventura en el mundo musical, como redescubridor, en el M¨¦xico de los a?os noventa, de la cantante Chavela Vargas, a quien trajo a Madrid y ayud¨® a grabar un nuevo disco. Este domingo, el irrepetible editor de gusto exquisito y opiniones contundentes falleci¨® a los 75 a?os en su casa de El Escorial (Madrid), acompa?ado de sus hijas Trilce y Elisa, como consecuencia de un c¨¢ncer.
Autor de un primer y provocador libro, Contra los franceses (libelo) que decidi¨® no firmar, con esa actitud entre el juego y el dandismo que tan bien sab¨ªa Arroyo-Stephens adoptar. A?os despu¨¦s matizaba: ¡°M¨¢s que gal¨®fobo soy, como espa?ol, un acomplejado con causa. ?No podr¨ªa leerse ese libelo que me ha hecho pasar tantas verg¨¹enzas como un sarcasmo sobre el complejo de los espa?oles? Tal vez el fallo estuvo en m¨ª, no supe dar con el tono. De los franceses, casi lo ¨²nico que no me gusta es su incapacidad o su desd¨¦n para pensar sin teor¨ªa¡±.
En 2015 sac¨® el libro de relatos Pisando ceniza (Turner), en los que la ficci¨®n y la autobiograf¨ªa se entrecruzaban; y en 2019 reuni¨® varios de sus escritos y cuentos con la fiesta de los toros de fondo en La muerte del espont¨¢neo (Antonio Machado Libros). Hasta sus ¨²ltimos d¨ªas Arroyo-Stephens estuvo trabajando en un ¨²ltimo libro con su editora de cabecera, Pilar ?lvarez, con perfiles de algunos de los personajes que se cruzaron en su camino. ?l, como editor, hizo una ¨²ltima incursi¨®n en el oficio hace apenas cinco a?os en Sobre la nada y otros escritos, al reunir varios ensayos de su amigo, el poeta Mark Strand, a quien trat¨® con frecuencia en Madrid y al que llevaba a comer al cl¨¢sico Salvador.
En una conversaci¨®n con F¨¦lix de Az¨²a, publicada hace unos a?os, explicaba as¨ª su particular experiencia en el oficio: ¡°Un editor como yo se pasa la vida so?ando con una biblioteca en medio del bosque. Los pasillos de la Feria de Fr¨¢ncfort, que para otros son el para¨ªso, para m¨ª fueron algo apasionante y ajeno. Nunca fui p¨¢jaro de feria, gracias a Dios nunca tuve un best seller, no compr¨¦ n¨²meros en esa loter¨ªa¡±.
En los a?os setenta, Arroyo-Stephens public¨® en el sello Turner La forja de un rebelde, de Arturo Barea, y toda la obra del escritor y editor Jos¨¦ Bergam¨ªn, con quien le uni¨® una estrecha amistad, quiz¨¢ lo m¨¢s cercano que tuvo a un aut¨¦ntico maestro. Como el autor de Las ideas liebres: afor¨ªstica y epigram¨¢tica, Arroyo-Stephens no solo no tem¨ªa, sino que a menudo disfrutaba yendo a contracorriente, tomando un camino distinto, abriendo siempre la mirada m¨¢s all¨¢ de Espa?a.
Madrid y M¨¦xico
Pas¨® muchos a?os a caballo entre Madrid y M¨¦xico, y tras alejarse del sello editorial que fund¨® en los setenta, reparti¨® su tiempo entre Madrid y Berl¨ªn. Adoraba viajar y quedarse en distinguidos hoteles, la m¨²sica cl¨¢sica, las rancheras, la poes¨ªa, el tequila, los toros. Sus ideas, su elegante y seductor estilo, su sentido del humor, capacidad de descarte y sensibilidad para apreciar el arte, hicieron de ¨¦l un gran heterodoxo de la cultura espa?ola, que por principio despreciaba el nacionalismo patrio. Adem¨¢s, evitaba y desconfiaba del foco y la fama. Se sent¨ªa c¨®modo en un elegante plano de trasluz. Escribi¨® Arroyo-Stephens sobre el cambio dram¨¢tico que Juan Belmonte introdujo ¡°en la geometr¨ªa y lenguaje del toreo¡±. ?l, igual de osado y medido que un buen torero, supo tambi¨¦n marcar su terreno y dejar su huella en el albero literario.
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