Greta Thunberg, retrato de la activista adolescente
La l¨ªder medioambientalista presenta en Venecia ¡®I am Greta¡¯, un documental que refleja su primer a?o de militancia por el planeta
Cuando piensa en lo que ha vivido en los ¨²ltimos dos a?os, Greta Thunberg tiene la sensaci¨®n de recordar ¡°un sue?o o una pel¨ªcula surrealista¡±. En ella habr¨ªa un poco de thriller, ciertas dosis de filme judicial, unas gotas de cine de aventuras y algo de drama adolescente, como una historia de Frank Capra que hubiera dirigido el primer Lukas Moodysson. Todo eso contiene I am Greta, el documental sobre el primer a?o de militantismo de esta estudiante de secundaria que un d¨ªa de 2018 se sent¨® en una calle de Estocolmo para iniciar una huelga escolar por el clima, que hoy sigue convocando cada viernes, tras haber puesto fin a su a?o sab¨¢tico para poder regresar al instituto.
El director del documental, que se ha estrenado en la Mostra de Venecia, es el sueco Nathan Grossman, que tuvo el m¨¦rito de entender, antes que nadie, que detr¨¢s de su improbable hero¨ªna hab¨ªa una historia que contar. Sigui¨® durante meses a Thunberg en todos sus viajes, lo que le ha permitido acumular cientos de horas de metraje con las que logra esbozar un retrato m¨¢s poli¨¦drico que el que suelen ofrecer las noticias de ¨²ltima hora. Thunberg, que compareci¨® por videoconferencia para presentar la pel¨ªcula en la Mostra, reconoci¨® que el dispositivo m¨ªnimo de Grossman ¨Cque trabaja solo, sin ayudante y ni siquiera sonidista¨C, le pareci¨®, a primera vista, ¡°no muy profesional¡±. ¡°Llegu¨¦ a dudar de la seriedad del proyecto¡±, admiti¨®. ¡°En alg¨²n momento me preocup¨¦. Ten¨ªa tanto material que pod¨ªa contar la historia de una manera que no reflejase lo que soy. Pero ha conseguido retratarme tal como soy, y no a esa ni?a col¨¦rica e ingenua que grita a los l¨ªderes mundiales. Porque yo no soy esa persona¡±. Thunberg dijo sentirse c¨®moda con lo que ve en pantalla: ¡°Una persona t¨ªmida y un poco nerd¡±.
¡°No soy esa ni?a col¨¦rica e ingenua que grita a los l¨ªderes mundiales¡±
I am Greta peca de una benevolencia excesiva (y comprensible) respecto a su objeto de estudio, aunque tambi¨¦n logra condensar algunos momentos impagables del fren¨¦tico viaje de Thunberg al estrellato mundial. Por ejemplo, su encuentro con Emmanuel Macron, que parece intimidado por su inteligencia y al que despacha sin reparos en el El¨ªseo. ¡°Tiene usted prisa, as¨ª que tal vez deba ir tirando¡±, le espeta. O su reuni¨®n con Jean-Paul Juncker, en la que ¨¦l responde a una incendiaria proclama de la joven con un delirante discurso sobre la ¡°armonizaci¨®n¡± de las cadenas de w¨¢ter en Europa. O, en clave m¨¢s ¨ªntima, una pelea con su padre ¨Comnipresente en el documental, a diferencia de su madre y su hermana¨C, que no duda en detener una manifestaci¨®n hasta que ella acceda a comerse un pl¨¢tano. El supuesto control que sus progenitores ejercen sobre ella, tantas veces arg¨¹ido por sus detractores, se limita a hacerle ingerir esa fruta. El documental tambi¨¦n refleja su transformaci¨®n en bestia negra de l¨ªderes como Donald Trump, que hace que abucheen su nombre en un mitin; Jair Bolsonaro, que la tilda de ¡°ni?ata¡±, o un editorialista no identificado de Fox News, que no duda en llamarla ¡°enferma mental¡±.
Hay dos cuestiones espinosas que el documental refleja, pero nunca trata. La primera es el culto a la personalidad que ha inspirado Thunberg, que muchas veces ha eclipsado su propia causa. ¡°Si puedo ser un puente para que la gente entienda mejor la crisis clim¨¢tica, supongo que es bueno. Pero no tendr¨ªa que estar tan centrado en m¨ª como persona, como ha sucedido hasta ahora¡±, admiti¨® la joven militante, que en la pel¨ªcula se muestra inc¨®moda por la atenci¨®n recibida, aunque luego no logre apartarse de los focos. El otro asunto es si su autismo repercute en su obstinado sacerdocio por el futuro del planeta. El documental refleja que su actitud tiene un desgaste muy elevado, a trav¨¦s de una discreta pero significativa secuencia en la que Thunberg se exaspera ante un texto lleno de faltas de franc¨¦s. Es una idea inc¨®moda, tal vez la ¨²nica, que el documental tiene la osad¨ªa de insinuar.
El taxista que rob¨® un ¡®goya¡¯
Fuera de competici¨®n, 'The Duke' record¨® la historia de Kempton Bunton, el exc¨¦ntrico taxista ingl¨¦s que en 1961 logr¨® robar de las salas de la National Gallery de Londres el retrato del Duque de Wellington de Goya. La pel¨ªcula, dirigida por Roger Michell ('Notting Hill'), recupera esa historia en versi¨®n convenientemente azucarada, lista para aspirar al t¨ªtulo de comedia brit¨¢nica de la temporada y promocionar a su pareja protagonista, Jim Broadbent y Helen Mirren, de cara a los grandes premios actorales (cuando los haya). Ambientada en un Newcastle de chimeneas humeantes que bien pudo pintar Lowry, en el que ya empezaba a hablarse de ese peligro llamado mercado com¨²n, 'The Duke' cubre con moqueta y papel pintado una historia de miseria social que parte de una premisa algo populista: ?para qu¨¦ gastarse millones de libras en un goya cuando podemos tener televisi¨®n gratis?
Babelia
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