La nueva Edad de Plata de Ortega y Mara?¨®n
La fundaci¨®n que acoge el legado de ambos intelectuales ampl¨ªa su sede para poder mostrar sus cartas, manuscritos, fotograf¨ªas y una biblioteca con 70.000 vol¨²menes
¡°Querid¨ªsimo Ortega: no le escrib¨ª antes, porque no han faltado dolores y desazones. Hace dos d¨ªas enterr¨¦ a mi hijito. Dios Nuestro Se?or me lo llev¨® para s¨ª. Ha sido el mayor dolor de mi vida. [¡] Estoy acabado, esto es horrible". Son las primeras l¨ªneas de la desgarradora carta manuscrita que Ram¨®n Mar¨ªa del Valle-Incl¨¢n envi¨® a su amigo Jos¨¦ Ortega y Gasset en 1914, una de las innumerables joyas que posee el archivo de la Fundaci¨®n Ortega-Mara?¨®n (FOM) en su sede, un palacete de 1847 que, protegido por una tapia del bullicio del tr¨¢fico, frente al Museo Sorolla.
El ambicioso proyecto de rehabilitaci¨®n y ampliaci¨®n de este espacio, que respira cultura e invita al sosiego desde el jard¨ªn con fuente que lo rodea, est¨¢ destinado a conservar y recordar la obra de dos figuras cruciales del pensamiento espa?ol de la primera mitad del siglo XX: Jos¨¦ Ortega y Gasset (Madrid, 1883-1955) y Gregorio Mara?¨®n y Posadillo (1887-1960), referentes de la Edad de Plata. ¡°La raz¨®n de esta fundaci¨®n, nacida en 2010, y que fusion¨® las dos que exist¨ªan, es cultivar el legado de sus dos titulares¡±, dice su directora general, Luc¨ªa Sala Silveira, mientras muestra, en la remozada biblioteca, algunos de los diccionarios que usaba Ortega, ¡°muchos en alem¨¢n, de modismos, de sin¨®nimos¡¡±. Y uno sorprendente, un diccionario er¨®tico de tres tomos, con profusi¨®n de ilustraciones. ¡°Aqu¨ª estar¨¢n los 13.000 vol¨²menes de la biblioteca personal de Ortega¡±, eje de los casi 80.000 que ha reunido la FOM juntando diversos legados.
En el recorrido de este edificio luminoso, gracias en parte a su lucernario, se han distribuido muebles antiguos restaurados, como el alto atril de roble oscuro ¡°en el que Ortega le¨ªa y escrib¨ªa, de pie¡±, se?ala Sala. En el archivo est¨¢n las peque?as fichas que el fil¨®sofo escrib¨ªa ¡°para preparar sus conferencias o sus libros¡± y que suman unas 30.000. En un caj¨®n est¨¢n las que redact¨® para su obra m¨¢s conocida, La rebeli¨®n de las masas: notas, siempre con letra peque?a y cuidada, sobre c¨®mo deb¨ªa ser el pr¨®logo, el ep¨ªlogo, las ediciones en franc¨¦s o ingl¨¦s¡ un corpus que se completa con el medio millar de manuscritos de sus obras.
En otro pasillo del archivo est¨¢n clasificadas las cartas que recibi¨® de personalidades como Aza?a, Unamuno o Antonio Machado, y que suman hasta 11.000 ep¨ªstolas. Y como Ortega ¡°era un hombre al que le gustaba que le hiciesen fotos¡±, se conservan unas 3.000 im¨¢genes, muchas de conferencias, actos, pero tambi¨¦n de su vida m¨¢s relajada, como en la que posa con su esposa, Rosita, sonrientes los dos y con quitasoles junto a otra pareja en Lisboa, en 1947. Tambi¨¦n tiene una foto con el actor Gary Cooper, en Aspen.
Son tesoros que est¨¢n impulsando a la FOM, presidida por Gregorio Mara?¨®n y Bertr¨¢n de Lis, nieto del m¨¦dico y escritor, ¡°a abrirse al ciudadano¡±, agrega Sala. ¡°Queremos convertir este espacio en un centro cultural que organice exposiciones en sus tres salas, que aqu¨ª cualquier ciudadano pueda coger un volumen de la biblioteca y sentarse a leer en el jard¨ªn; consultar el archivo, que est¨¢ digitalizado, venir a seminarios, presentaciones de libros¡¡±.
Cinco millones de presupuesto
¡°Esta nueva etapa de la Fundaci¨®n¡±, en palabras de Sala, ser¨¢ posible gracias a la financiaci¨®n del Ministerio de Fomento (algo m¨¢s de cinco millones de euros) hasta 2023, meta fijada ese a?o por coincidir con el centenario de la Revista de Occidente, la publicaci¨®n cultural y cient¨ªfica que Ortega fund¨® en 1923. ¡°Su idea era reunir a nuevas generaciones de creadores literarios y art¨ªsticos y a j¨®venes investigadores de humanidades y ciencias¡±, explica su secretario de Redacci¨®n, Fernando R. Lafuente. Desde sus p¨¢ginas se apost¨® por la Generaci¨®n del 27, Salinas, Guill¨¦n, Alberti, Lorca¡ hasta que la Guerra Civil cort¨® este proyecto, que renaci¨® en 1963, con Jos¨¦ Ortega Spottorno (hijo del pensador), al frente hasta 1975, cuando se convirti¨® en uno de los fundadores de EL PA?S. En 1980, recogi¨® el testigo su hermana, Soledad, y hoy la dirige el hijo de esta, Jos¨¦ Varela Ortega.
En la actualidad, mensual y con notable presencia en Am¨¦rica, mantiene la m¨¢xima orteguiana de recoger ¡°los temas de nuestro tiempo", con una "alta divulgaci¨®n, pero sin vulgarizar¡±, precisa Lafuente. Se publican art¨ªculos para un p¨²blico ¡°curioso y cr¨ªtico, pero sin academicismos; no es para especialistas¡±.
Otra pata que sostiene la FOM es su labor acad¨¦mica, con Antonio L¨®pez Vega como director del Instituto Universitario Ortega y Gasset. ¡°Damos seminarios, conferencias, hacemos publicaciones¡ dirigido a las minor¨ªas rectoras, a los servidores p¨²blicos que est¨¢n llamados a liderar gobiernos¡±, subraya. Un laboratorio de ideas que a¨²na pensamiento e investigaci¨®n, en l¨ªnea con la labor que desarroll¨® Gregorio Mara?¨®n, de quien L¨®pez Vega public¨® en 2011 una biograf¨ªa monumental en Taurus.
Se ha restaurado el alto atril de roble en el que Ortega le¨ªa y escrib¨ªa de pie
Buen conocedor del legado de Mara?¨®n, L¨®pez define al tambi¨¦n escritor e historiador como ¡°el eslab¨®n, junto a Ram¨®n y Cajal, para hacer de la medicina una preocupaci¨®n nacional¡±. En el a?o de la covid-19, su bi¨®grafo recuerda que Mara?¨®n describi¨® una situaci¨®n parecida por una epidemia de tifus en Madrid y que ¡°dedic¨® 10 a?os a articular c¨®mo combatir las enfermedades infecciosas a trav¨¦s del que hoy es Instituto de Salud Carlos III, que los arquitectos dise?aron de su mano¡±. Sin embargo, no fue nombrado su director por su postura ante la dictadura de Primo de Rivera. Era el Mara?¨®n pol¨ªtico, ¡°en cuya casa se produjo el traspaso de poderes de la Monarqu¨ªa a la Rep¨²blica, en abril de 1931¡±. De su archivo, L¨®pez se queda con las cartas del exilio (estuvo en Par¨ªs de 1936 a 1942), ¡°las que cruz¨® con Francesc Camb¨®, Salvador de Madariaga, o con el socialista Indalecio Prieto¡±, quien le escribe en 1956, desde M¨¦xico: ¡°Es la de usted la ¨²nica voz que me llega desde Espa?a para reconfortarme y consolarme¡±.
Ortega y Mara?¨®n, que abogaban por un liberalismo que se imbuyera de justicia, hab¨ªan fundado, junto a Ram¨®n P¨¦rez de Ayala, la Agrupaci¨®n al Servicio de la Rep¨²blica, en 1931. ¡°Los dos mantuvieron una relaci¨®n de amistad y respeto que ha continuado en sus descendientes¡±, apunta L¨®pez, que public¨® en 2008 el epistolario entre ambos. ¡°De sus cartas se desprende una ambici¨®n com¨²n, en lo intelectual y lo c¨ªvico, de lo que deb¨ªa ser Espa?a, la idea reformista que cuaj¨® al comienzo de la II Rep¨²blica¡±.
La antigua Residencia de Se?oritas
La sede de la FOM lo fue antes de la Residencia de Se?oritas. Fundada en 1915, fue ¡°el centro pionero en Espa?a en el que estudiaron las primeras mujeres que accedieron a estudios superiores en nuestro pa¨ªs¡±, explica Luc¨ªa Sala. Lo dirigi¨® la pedagoga Mar¨ªa de Maeztu y all¨ª acudieron estudiosas de todas las ¨¢reas, que tambi¨¦n ten¨ªan tiempo para jugar al tenis, como muestra una foto de la pista que exist¨ªa junto al edificio. La FOM posee el archivo de la Residencia de Se?oritas, con un centenar de cajas de esta instituci¨®n, que defend¨ªa la igualdad de sexos y cuyo sue?o destruy¨® la guerra. A De Maeztu le doli¨® en el alma tener que abandonar el proyecto de su vida por el exilio, como cuenta en una carta in¨¦dita, del 30 de marzo de 1937, a Ortega desde EE UU. ¡°Hace tres semanas que estoy aqu¨ª, cada d¨ªa me alegro m¨¢s de haber venido [¡] ahora m¨¢s que nunca tengo una nostalgia infinita de Espa?a y de la obra que all¨ª dej¨¦, pero la vida se impone. Tengo que aceptar el destino tal y como se presenta¡±. Asimismo, se han recuperado algunos muebles, como el sombrerero en el que las se?oritas dejaban las prendas que adornaban sus cabezas.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.