Viggo Mortensen tambi¨¦n es un director atractivo
Su muy merecido estrellato no le ha impedido a este se?or interpretar proyectos muy peque?os de producci¨®n en los que cre¨ªa
Veo con frecuencia la tensa y rom¨¢ntica ?nico testigo, una pel¨ªcula que adoro y no solo por su celeb¨¦rrimo y precioso baile en el granero. Es la primera vez que observ¨¦ en una pantalla el careto de un jovenc¨ªsimo Viggo Mortensen. No ten¨ªa frase, pero s¨ª buen rollo, encanto, presencia. Y as¨ª como pagar¨ªa dinero por no encontrarme en las pel¨ªculas con determinados actores y actrices especializados en psicologismo tortuoso (no discuto su talento, pero me crispan casi siempre), hay otros que poseen im¨¢n para mis gustos, que me los creo, con los que me siento c¨®modo. Mortensen pertenece a ese grupo. Existe algo muy limpio, luminoso y atractivo en ¨¦l, se presta a la epopeya, aunque tambi¨¦n puede dar miedo, ser violento hasta l¨ªmites volc¨¢nicos. Pueden comprobarlo en sus excelentes y perturbadoras actuaciones en Promesas del Este y Una historia de violencia. O con el valiente, duro y machacado Alatriste.
Su muy merecido estrellato no le ha impedido a este se?or interpretar proyectos muy peque?os de producci¨®n en los que cre¨ªa. O colocarse detr¨¢s de la c¨¢mara (y tambi¨¦n delante, para vender la pel¨ªcula) en Falling, narrando una historia familiar dominada por la penumbra, los sentimientos encontrados, el agresivo infierno mental debido al alzh¨¦imer (aunque antes de la enfermedad ese fulano autoritario, cruel y desde?oso tambi¨¦n debi¨® de ser un mal bicho) de un hombre al que su sufrido hijo, el novio de este y su hija intentan en vano ofrecerle un refugio f¨ªsico y sentimental. Es una pel¨ªcula intensa, bien contada, pensada y sentida, que escarba en sensaciones dolorosas, en el peso de los recuerdos y en la complejidad de los sentimientos. La interpretaci¨®n de Mortensen, como siempre, resulta cre¨ªble. Y el anciano trastornado y brutal que encarna Lance Henriksen da miedo y compasi¨®n. Y siempre es un placer ver a esa formidable actriz que es Laura Linney, aunque sea en una aparici¨®n breve.
Tambi¨¦n padece esa devastadora y progresiva enfermedad mental y f¨ªsica ¡ªque logra que te olvides de ti mismo y de los que te rodean, de tu memoria y de tus sentimientos, que acaba transform¨¢ndote en un vegetal¡ª uno de los dos protagonistas de Supernova. Todav¨ªa puede sentir amor por el entregado novio con el que lleva treinta a?os y embelesarse mirando las estrellas. Pero sabe que est¨¢ perdido, que todo ir¨¢ a peor, que el t¨²nel ser¨¢ interminable. Y emprender¨¢ con su pareja un ¨²ltimo viaje en una autocaravana por lugares donde antes vivieron el esplendor en la hierba, visitaran a seres queridos, se contar¨¢n su angustia y su miedo, tendr¨¢n pavor a la abrumadora soledad que les espera. Y el enfermo tomar¨¢ una decisi¨®n tan l¨®gica como desgarrada.
La dirige con impecable pulcritud Harry Macqueen. Y la interpretan dos actores tan buenos como el estadounidense Stanley Tucci y el ingl¨¦s Colin Firth. Los personajes no paran de hablar y lo que dicen est¨¢ muy cuidado. Uno es escritor y el otro pianista, son muy guays, que dir¨ªa la ministra de Igualdad. Se supone que la tem¨¢tica es estremecedora y po¨¦tica, con capacidad para remover tus fibras sensibles y hacerte llorar. Reconozco la potencia emocional de lo que narran. Pero no logro meterme dentro de los personajes. No me enamoran, lo veo desde fuera, con cierta frialdad, aunque lo que observo y escucho deber¨ªa conmoverme. El problema tal vez sea m¨ªo y no de la pel¨ªcula. Y, por favor, que de una puta vez ayuden a morirse de forma pl¨¢cida a los desgraciados con el cuerpo o el alma en estado ruinoso que ya no quieren ni pueden seguir aqu¨ª.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.