Cr¨®nica de la destrucci¨®n del Bajo Manhattan
Danny Lyon, impulsor del nuevo documentalismo y activista, expone en el ICO de Madrid una serie cl¨¢sica de la historia de la fotograf¨ªa
Con apenas 25 a?os, Danny Lyon (Nueva York, 78 a?os) era ya famoso en los c¨ªrculos fotogr¨¢ficos por sus contundentes documentos sobre las contraculturas estadounidenses. Desde la banda de motociclistas Chicago Outlaws hasta sus retratos de manifestantes por los derechos civiles y de la dureza del sistema penitenciario de Texas. Como miembro del Comit¨¦ Coordinador de Estudiantes No Violentos, su implicaci¨®n personal con esos grupos fue total. A finales de 1969 decidi¨® retornar a su ciudad natal. No ten¨ªa ning¨²n tema entre manos, pero las circunstancias le llevaron a ocupar un peque?o apartamento en la calle Bleecker desde el que pudo observar con estupor c¨®mo se estaban eliminando manzanas completas de edificios del Bajo Manhattan. Eran barrios de poco m¨¢s de un siglo de antig¨¹edad habitados por comerciantes y artesanos, que estorbaban para construir el coraz¨®n financiero de la ciudad, el World Trade Center, que tres d¨¦cadas despu¨¦s tambi¨¦n desaparecer¨ªa por circunstancias radicalmente distintas.
Lyon se propuso una misi¨®n a contrarreloj: correr m¨¢s que los obreros para capturar cada una de las casas afectadas por el plan urban¨ªstico. No lo logr¨® completamente, pero obtuvo material m¨¢s que suficiente para documentar la destrucci¨®n del Bajo Manhattan. El resultado es la c¨¦lebre serie que, al abrigo de PhotoEspa?a 2020, se puede ver en las salas de exposiciones de la Fundaci¨®n ICO de Madrid hasta el 17 de enero de 2021.
El fot¨®grafo neoyorquino ten¨ªa previsto viajar a Madrid para inaugurar la exposici¨®n, pero la situaci¨®n sanitaria le ha obligado a cancelar el vuelo. Desde su casa en Nuevo M¨¦xico, en la que vive con su familia, ha seguido de cerca el montaje en contacto con el responsable de Arte de la Fundaci¨®n, Gonzalo Doval. El artista ha hecho de comisario a distancia. ¡°Lo que m¨¢s le importaba¡±, cuenta Doval, ¡°era la reedici¨®n facs¨ªmil del cat¨¢logo tal como se hab¨ªa editado hace ahora medio siglo. La exposici¨®n reproduce la estructura del libro con la misma divisi¨®n en cinco ¨¢mbitos del proyecto inicial. Los textos se reproducen a los pies de las fotograf¨ªas y por los pasillos que unen las salas. La colaboraci¨®n del artista ha sido ¨®ptima y hemos podido incluir en las salas 69 fotograf¨ªas de las 74 que conformaron el volumen inicial¡±.
Para Danny Lyon, La destrucci¨®n del Bajo Manhattan fue una obra diferente a lo que hasta entonces hab¨ªa hecho, porque esta es una serie triste en la que se documenta el final de una forma de vida. Aqu¨ª, el protagonismo lo tiene la parte de Nueva York que iba a ser sacrificada en aras de la especulaci¨®n y de la nueva opulencia. No hay apenas rostros. En los esqueletos de las casas solo quedan algunas huellas de sus antiguos habitantes y, a veces, en la lejan¨ªa, se vislumbra la presencia de alguna persona, generalmente un operario, que se funde con el paisaje ruinoso.
Parte del n¨²cleo retratado llam¨® la atenci¨®n de otros artistas como Berenice Abbott, Margaret Bourke-White y, sobre todo, su gran amigo Walker Evans. El cine tambi¨¦n se ha ocupado muchas veces de lo que fue el Bajo Manhattan. Martin Scorsese lo recre¨® en los estudios Cinecitt¨¤ en Roma para Gangs of New York (2002) y antes Sergio Leone para ?rase una vez en Am¨¦rica (1984).
La exposici¨®n recorre palmo a palmo lo que fue el Puente de Brooklyn, Washington Market y la Calle West. Nada menos que 24 hect¨¢reas de construcci¨®n demolidas que Lyon retrat¨® desde lo alto de las se las azoteas o desde los ventanales de los pisos abandonados durante el fin de semana, cuando no hab¨ªa veh¨ªculos ni personas que rompieran la desoladora soledad de las ruinas.
Complicidad con los operarios
Los encargados de hacer desaparecer las construcciones eran en su mayor parte obreros llegados de Europa (eslavos, italianos), junto a negros del sur de Estados Unidos. Retiraban a mano cada uno de los materiales (ladrillos, cristaleras, vigas...) de las edificaciones con la intenci¨®n de reutilizarlos. El joven izquierdista que era Danny Lyon buscaba la complicidad de los operarios, pero no lo tuvo siempre f¨¢cil. Uno de los escasos personajes retratados, Dominique, capataz de las obras, fue al principio su mayor enemigo. Al excombatiente de la primera Guerra Mundial le molestaba que anduviera estorbando con un tr¨ªpode en lugar de estar disparando en la guerra de Vietnam. Las tensiones se suavizaron y Dominique termin¨® colaborando activamente con Lyon.
En un texto en el arranque del recorrido, el artista explica el objetivo de su trabajo: ¡°Observo los edificios como si fueran f¨®siles de un tiempo pasado. Estos edificios ya eran utilizados durante la Guerra de Secesi¨®n. Sus habitantes han muerto, pero los edificios siguen aqu¨ª, olvidados mientras la ciudad crec¨ªa a su alrededor. Los rascacielos emergieron de la roca de Manhattan como monta?as surgiendo de la tierra. Y aqu¨ª y all¨¢, cerca de sus cimientos, atrapadas entre ellos, en sus estrechas y viejas callejuelas, estaban las casas de los muertos, y los edificios que fueron nuevos en su propia ¨¦poca ahora esperan a ser demolidos. En sus ¨²ltimos d¨ªas y meses, vagabundos y palomas han sido su compa?¨ªa¡±.
Espa?a, verano de 1959
La exposici¨®n incluye una peque?a secci¨®n en la que se muestran los or¨ªgenes de la pasi¨®n fotogr¨¢fica de Lyon. Consta de 24 fotograf¨ªas in¨¦ditas realizadas durante un viaje por Europa en 1959 acompa?ado de su hermano. Hijo de emigrados europeos (su madre huy¨® de los pogromos sovi¨¦ticos y su padre de la Alemania nazi), su primer destino fue M¨²nich. All¨ª compr¨® su primera c¨¢mara, una Exa por la que pag¨® 60 d¨®lares. En tranv¨ªa se desplazaron hasta el campo de concentraci¨®n de Dachau y tom¨® su primera instant¨¢nea: un ¨¢rbol junto al que, no hac¨ªa mucho, los nazis ejecutaban a sus v¨ªctimas. El siguiente destino fue Italia. La ruta por el sur europeo les llev¨® a Francia y despu¨¦s a Espa?a, donde retrat¨® a un grupo de chicos encendiendo un petardo dentro de un excremento de vaca.
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