Tilda Swinton: ¡°Desde que lo descubr¨ª en los a?os ochenta he venerado a Almod¨®var¡±
La actriz protagoniza 'La voz humana¡¯, el primer trabajo en ingl¨¦s del cineasta, un mediometraje que se estrena hoy en 111 pantallas en Espa?a

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Cuando un director cuenta con Tilda Swinton, sabe que suma a su proyecto a alguien que ir¨¢ a muerte con su obra. Los cineastas m¨¢s radicales hacen cola para trabajar con ella. As¨ª que era dif¨ªcil que Pedro Almod¨®var encontrara mejor compa?era de viaje en su particular versi¨®n del mon¨®logo de Jean Cocteau La voz humana, que el cineasta espa?ol ya hab¨ªa introducido en La ley del deseo y en Mujeres al borde de un ataque de nervios. Adem¨¢s, se ha convertido su primer trabajo en ingl¨¦s. Hoy mi¨¦rcoles se estrena, con precio reducido, en 111 pantallas, algo in¨¦dito para un mediometraje: La voz humana dura 30 minutos. Sobre el inicio de este extra?o viaje, que se detuvo cuando en marzo lleg¨® la primera ola del coronavirus, Swinton recuerda, v¨ªa correo electr¨®nico, c¨®mo le lleg¨® la propuesta: ¡°Milagrosamente, me lleg¨® un email con esta extraordinaria invitaci¨®n. Estaba en Colombia, el a?o pasado, rodando con Apichatpong Weerasethakul, en una casita en las monta?as, cuando lo abr¨ª. Pedro y Cocteau quer¨ªan que bailara con ellos¡±.
La actriz londinense, que el pr¨®ximo 5 de noviembre cumplir¨¢ 60 a?os, gan¨® el Oscar con Michael Clayton, seguramente una de las pel¨ªculas menos arriesgadas de su carrera. Swinton empez¨® en el cine con Derek Jarman, y se hizo popular con Orlando (1992), de Sally Potter, y con el tiempo ha logrado un curr¨ªculo irrefutable, con colaboraciones habituales con Luca Guadagnino y Wes Anderson, y trabajos en filmes de Jim Jarmusch, Bong Joon-ho, B¨¦la Tarr o Terry Gilliam. ¡°Yo elijo por las personas antes que por otros condicionantes¡±, afirma. Un ejemplo de su implicaci¨®n: en octubre de 2018 recogi¨® en el festival de Sitges un premio honor¨ªfico. En la escala en Londres del vuelo que la llevaba a Barcelona ¡ªSwinton vive en un pueblo cerca de Inverness, en las Highlands (Escocia)¡ª se enter¨® de la muerte de su padre. Decidi¨® ir al festival: ya se hab¨ªa despedido de su progenitor. Lleg¨® al hotel, se ci?¨® un espectacular vestido rojo, sali¨® al escenario y tras agradecer el galard¨®n, confes¨®: ¡°Mi padre ha muerto esta ma?ana¡±. Habl¨® sobre lo que su padre habr¨ªa so?ado y fantaseado esa ¨²ltima semana en coma. ¡°Dud¨¦ si venir, y decid¨ª que s¨ª, que es un festival sobre la fantas¨ªa¡±. Como para que ahora la detuviera una pandemia.
Y no ocurri¨®. Nada m¨¢s acabar el estado de alarma, Swinton volvi¨® a Madrid a filmar, rodeada de medidas de seguridad sanitaria, La voz humana, el descenso a los infiernos de una amante abandonada. ¡°Rodamos r¨¢pida y fluidamente. Fue como trabajar bajo el agua o en una cornisa, en un estado de alteraci¨®n muy singular provocado porque es mon¨®logo ¡ªnadie te da la r¨¦plica¡ª, por el arco dram¨¢tico en el que vive mi personaje, y mi hipersensibilidad para que el filme no cayera en la monoton¨ªa. Era imposible tomarse un respiro... Fue un salto de fe kamikaze¡±, escribe. Y sobre el fantasma del coronavirus en el plat¨®, reflexiona: ¡°En cualquier momento, hubiera sido el trabajo so?ado. Pero rodar en julio en Madrid, como primera acci¨®n tras pasar tres meses confinados, fue a¨²n m¨¢s estimulante para todos, un acto firme de celebraci¨®n del cine y de su poder infinito para adaptarse y sobrevivir¡±.
Porque para Swinton, el arte, sea cuales sean las circunstancias, es nuestra mejor ¡°oportunidad¡±. Contra la covid-19, cultura. ¡°Es que el arte sirve para llenar de sentido la experiencia de vivir en sociedad, es un aut¨¦ntico asidero de compasi¨®n y camarader¨ªa, que siempre nos proporciona consuelo y nos inspira para tener en fe en la posibilidad de entender al otro, de experimentar las mismas cosas y alcanzar conclusiones solidarias sobre el mundo en que vivimos. Apuesto por la capacidad de la imaginaci¨®n, y del cine en particular, por desarrollar y continuar nutriendo a nuestras almas para encarar casi cualquier cosa¡±.

Swinton nunca hab¨ªa visto en teatro o en ¨®pera adaptaciones de La voz humana. S¨ª conoc¨ªa las audiovisuales, como El amor, de Roberto Rossellini con Anna Magnani o el telefilme protagonizado por Ingrid Bergman. ¡°Pedro la ha llevado brillantemente a otro lugar. Se plantea ?c¨®mo contar la verdad? ?Qu¨¦ es real y qu¨¦ es falso? ?C¨®mo expresar sus sentimientos de desesperaci¨®n, rabia, venganza no solo por ser abandonada, sino porque tambi¨¦n le han robado la oportunidad de cuestionar a quien le abandona?¡±, explica de esa mujer despechada que es ¡°consciente de que puede convertirse en un clich¨¦¡±, que batalla, dice la actriz, ¡°por no ser cancelada, convertida en alguien sin identidad¡±. Y acaba: ¡°La combinaci¨®n burlona de inseguridad y vulnerabilidad es algo que me interesa mucho del trabajo de Pedro. Y aqu¨ª coge la desesperaci¨®n y derrota de Cocteau, que dibuja una mujer sin salida inmersa en un dolor sin fin, para ofrecerle una purga limpiadora de fuego y un nuevo comienzo¡±.
Porque para la actriz, Almod¨®var es un ¡°cineasta completo¡±. Y explica: ¡°Ha desarrollado y asentado un universo almodovariano, ¨²nico en detalles, ritmo, paisajes de emoci¨®n y puntos de vista inconfundibles. Siempre lo he venerado desde que lo descubr¨ª en los ochenta. Ahora, ser invitada a entrar en ¨¦l como una colega ha sido una de las emociones de mi vida¡±. Para que quede claro su conocimiento de ese universo, ahonda en lo que supone para ella ser una chica Almod¨®var. ¡°Quiz¨¢ porque he sido tan devota admiradora de su cine y lo siento tan familiar, como una canci¨®n que me s¨¦ de memoria, nunca hab¨ªa esperado o¨ªr esa canci¨®n con mi voz. Esos retos los realizaban mujeres que fui conociendo y adorando a trav¨¦s de las pel¨ªculas de Pedro. Las gloriosas Carmen, Marisa, Rossy, Pen¨¦lope, Chus, Cecilia, Victoria, Julieta, Kiti y tantas otras. Ellas contin¨²an el legado de las mujeres del Hollywood cl¨¢sico, que crearon un mundo de ensue?o para el resto: Mae, Louise, Bette, Greta, Marlene, Carole, etc¨¦tera. Ingeniosas, voluptuosas, vulnerables, apasionadas y modernas. Esos retratos almodovarianos son, en mi opini¨®n, casi ¨²nicos, desde luego en el cine occidental, en recoger esa herencia y adaptarla al discurso moderno. Ponerme al final de ese listado es una fuente de orgullo enorme, inesperado y exquisito¡±.
UNA ACTRIZ QUE NUNCA ESTUDI? INTERPRETACI?N
Tilda Swinton reh¨²ye el t¨¦rmino actriz para definirse. Y en ese discurso no hay ni una grieta: "Jam¨¢s me llamar¨ªa as¨ª. Nunca he estudiado actuaci¨®n, ni intento actuar. Tras 30 a?os, si soy sincera, ni s¨¦ mucho m¨¢s de eso. Y tampoco me preocupa. Mi inter¨¦s en el cine, en hacer pel¨ªculas, en realidad, que comenz¨® cuando conoc¨ª a Derek Jarman, nunca requiri¨® de ese conocimiento, y s¨ª de un grado de saber moverse, de estar presente en plano m¨¢s cercano a la danza que a la interpretaci¨®n teatral. As¨ª que si me tengo que definir, dir¨ªa que soy 'performer". Es m¨¢s, tampoco cree en t¨¦cnicas dramat¨²rgicas o destrezas. "En realidad, como llevo tanto tiempo delante de las c¨¢maras, s¨¦ m¨¢s -y me interesa m¨¢s- de su funcionamiento, de la tecnolog¨ªa, que de la actuaci¨®n".
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