Las glorias del ¡®jangle pop¡¯
Un nuevo recopilatorio evoca la rama m¨¢s luminosa de la m¨²sica alternativa de los 80
Cuando esto acabe, habr¨¢ que reinventar el rock. Hablamos, recuerden, de una m¨²sica tecnificada y social que requer¨ªa locales de ensayo, estudios de grabaci¨®n, discogr¨¢ficas, espacios de directo, tiendas, medios de comunicaci¨®n especializados. Y casi todo habr¨¢ desaparecido, junto con el know how del personal que facilitaba que todos aquellos engranajes se movieran con eficiencia.
As¨ª que resulta un buen momento para estudiar c¨®mo funcionaba el rock. No me refiero a las grandes gestas, tipo y-entonces-conquistaron-el-mundo, que dudo mucho se puedan repetir. Pienso en los peque?os movimientos, las tendencias modestas que quiz¨¢s guarden ense?anzas reciclables. Eso es lo que sugiere la escucha de Strum & Thrum: The American Jangle Underground 1983-1987, un doble reci¨¦n publicado por Captured Tracks, el estimado sello de Brooklyn.
Conviene acotar a qu¨¦ se refieren con jangle, un t¨¦rmino poco difundido en Espa?a, donde qued¨® subsumido en la etiqueta de indie. Hablamos de la herencia ochentera de los primeros Byrds y sus predecesores de Liverpool, The Searchers. Un pop anhelante, impulsado por cristalinas guitarras (idealmente, Rickenbacker de 12 cuerdas), con juegos de voces. El nombre deriva de una imagen po¨¦tica dylaniana, ¡°in the jingle jangle morning¡±, aparecida en Mr. Tambourine Man, y el sonido, de la versi¨®n turbo del mismo tema, firmada por Roger McGuinn y compa?¨ªa (la verdad sea dicha, los dem¨¢s instrumentistas eran mercenarios del Wrecking Crew).
Prototipo del jangle pop ser¨ªa Radio Free Europe (1981), de REM, con la salvedad de que no inclu¨ªa coros ni siquiera una letra n¨ªtida. Eso se le sol¨ªa excusar a Michael Stipe, con su perfil de criatura ensimismada, pero en general se esperaba del g¨¦nero que reflejara sentimientos desnudos. Incluso, en algunas latitudes, aquella tendencia se bautiz¨® como nueva sinceridad, a partir de una reivindicaci¨®n literaria de David Foster Wallace.
Como corriente, el jangle ten¨ªa problemas de mercadotecnia: unas fronteras poco definidas, entre el power pop y el paisley underground (alias nueva psicodelia). Se pod¨ªa forzar su materia para lograr su encaje en las radio f¨®rmulas, como se logr¨® con las Bangles, pero pocos grupos ten¨ªan de partida unos ingredientes tan vistosos.
En realidad, como evidencia el recopilatorio de Captured Tracks, el jangle era una tendencia geogr¨¢ficamente dispersa. Se beneficiaba, aunque parezca improbable, del circuito abierto por los grupos hardcore, la radical lectura estadounidense del punk brit¨¢nico. Como los hardcoretas, no esperaban ser redimidos por las grandes disqueras y grababan para compa?¨ªas min¨²sculas, normalmente en el formato de single. Esa proliferaci¨®n de iniciativas a 45 r.p.m. ayuda a explicar que Strum & Thrum: The American Jangle Underground 1983-1987 tenga tal nivel de canciones chispeantes firmadas por grupos que no figuran en ninguna enciclopedia del rock: Salem 66, The Reverbs, Sex Clark Five¡
Un momento. Leyendo el extenso texto que acompa?a al doble disco, termino descubriendo que tal vez las lecciones del jangle no sean recuperables. Se desarroll¨® en un microclima ¨²nico. La mayor¨ªa de los protagonistas estaban en la universidad, donde se beneficiaban de la llamada college radio, emisoras de corto alcance y alto entusiasmo, que publicitaban escenas marginales. Se fundaban grupos sin grandes perspectivas de longevidad. Quiz¨¢s ah¨ª est¨¦ su ense?anza principal para el rock del siglo XXI: que, excepto para unos pocos afortunados, ya no se materialice en una salida profesional. Que, en el futuro, el modelo dominante sea el rockero (o la rockera) a tiempo parcial.
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