Desde la necesidad
Hay dos s¨ªmbolos complementarios y fundamentales en la obra del nuevo premio Cervantes: la p¨¦rdida y la b¨²squeda del para¨ªso
Hay dos s¨ªmbolos complementarios y fundamentales en la obra de Francisco Brines, ganador hoy lunes del Premio Cervantes: la p¨¦rdida y la b¨²squeda del para¨ªso. En ese viaje, que le permite pasar del paisaje originario de Elca, en Valencia, a otros ¡ªOxford, Delfos, Salzburgo o Ferrara¡ª, no solo la meditaci¨®n se acrecienta en su descubrimiento del mundo, sino que en su indagaci¨®n sobre el sentido de estar vivo, insistiendo en nuestra fragilidad, en las derrotas, en la muerte y en la soledad se impone el descubrimiento del amor como salvaci¨®n. Pero un amor y un erotismo en los que aparecen el sufrimiento, el gozo de la carne, sus separaciones y sus enga?os.
Al comentar sus poemas de amor, Carlos Bouso?o vio que la honda soledad del poeta es la que determina esa voz cavernosa que hay en ¨¦l. Y cuando le pregunt¨¦ a Brines por eso, dijo que s¨ª: ¡°Mi concepto humano del amor¡±, aclar¨®, ¡°es otro, y en ¨¦l ocupa un lugar muy importante la alegr¨ªa de la carne, y nada digamos cuando se da la comunicaci¨®n plena del amor, pues entonces el hombre puede alcanzar una felicidad tan intensa que le justifica cualquier posterior desastre. Pero yo suelo escribir desde la extrema menesterosidad, y entonces el acto del amor se hace s¨ªmbolo de la suprema disposici¨®n humana¡±.
Y as¨ª es, eso es lo cierto: el proceso creativo de Brines es una fiel insistencia sobre la misma idea matriz. Y es verdad que el Brines sensorial y el Brines metaf¨ªsico no se reparten en fracciones distintas, sino que se fusionan en una misma emoci¨®n totalizadora y se sirven el uno al otro sin apenas fisura.
Una muestra de todo lo dicho anteriormente en cuanto al culturalismo se refiere es la cercan¨ªa de Francisco Brines a la visi¨®n sat¨ªrica de otros tan lejanos como Catulo o Marcial. ¡°A los sat¨ªricos latinos, y especialmente a Catulo¡±, confiesa Brines, ¡°los siento m¨¢s cerca que a la mayor¨ªa de mis contempor¨¢neos. Me hablan de m¨ª con m¨¢s verdad que esos otros a los que estrecho la mano cada d¨ªa. Quiz¨¢ vivimos ¨¦pocas afines de crisis y de ruptura moral¡±.
¡°Nunca me ha preocupado la originalidad y no he movido un solo dedo por encontrarla. Te dir¨ªa que incluso la he rehuido. Sin embargo, he buscado en m¨ª y tambi¨¦n he sufrido por desvelar mi personalidad. Creo que una fuerte personalidad exige una gran intensidad, algo que no necesita con precisi¨®n la originalidad¡±. Pero como toda originalidad verdadera, la suya no es buscada, sino encontrada. Claro que tratando a Brines, y en lo que a la poes¨ªa respecta y a sus fidelidades a ella (el Brines joven que conoc¨ª y el Brines ya muy maduro que nos acompa?a han sido siempre un mismo Brines), no lo veo buscando situarse en ninguna otra l¨ªnea que no sea su entrega a la revelaci¨®n del poema, sin otras voluntades de posici¨®n generacional o de acercamiento a modas o tendencias.
La poes¨ªa no suele crecer en el est¨¦ril territorio de la certeza sino en la necesidad y desde la necesidad.
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