Los Dal¨ª y su ni?o secreto, una relaci¨®n familiar sin lazos de sangre
Jos¨¦ ?ngel Monta?¨¦s, autor del libro que ha dado a conocer la historia, destaca la ternura que demostraron el pintor y Gala con Joan Figueras
Jos¨¦ ?ngel Monta?¨¦s, autor de El ni?o secreto de los Dal¨ª (Roca Editorial), libro que desvela la relaci¨®n del pintor y Gala con Joan Figueras (1942-1999), considera que esa relaci¨®n fue propia de una familia, aunque sin lazos de sangre. Monta?¨¦s, que destaca la ternura que demostraron los Dal¨ª con el ni?o Joan, no ve nada raro ni turbio en el v¨ªnculo que mantuvo durante casi cuatro d¨¦cadas la pareja con el que cuando lo conocieron era un cr¨ªo de cinco a?os. El nen, como se lo conoc¨ªa en el entorno de los Dal¨ª, simp¨¢tico, travieso, vivaracho, entraba y sal¨ªa libremente de casa de estos, se quedaba a comer y a dormir (incluso en la cama con ellos), hizo de modelo al pintor (es el ni?o Jes¨²s de La madona de Portlligat) y estuvo presente de forma casi ininterrumpida en la vida del artista y de Gala que lo cuidaron y mimaron como a un ahijado y hasta como a un hijo.
¡°En toda mi investigaci¨®n no he visto ning¨²n indicio de que pudiera haber algo il¨ªcito en la relaci¨®n y s¨ª mucho cari?o, y necesidad de cari?o¡±, subraya Monta?¨¦s (Murcia, 58 a?os), periodista de EL PA?S que ha dedicado cinco a?os y medio a rastrear la historia de El ni?o secreto de los Dal¨ª, un libro apasionante, entretenid¨ªsimo, que cuenta con un pr¨®logo muy elogioso de Ian Gibson. ¡°Hay que ponerse en el momento, cosas que nos pueden parecer extra?as en el siglo XXI, en los a?os cincuenta del siglo pasado eran habituales: que los ni?os pudieran crecer a su aire, deambular por su cuenta, ir a casa de otras personas sin cortapisa alguna¡±. Para la familia de Joan, que eran buenos conocidos de Salvador y sus padres, era una oportunidad que Dal¨ª y Gala se fijaran en el ni?o y le cogieran cari?o; mientras en el pueblo se com¨ªa sardina, en can Dal¨ª com¨ªan langosta. ¡°Pero hay que se?alar que hubo l¨ªmites: los padres no dejaron que se llevaran al nen a educarlo a EE UU, y la madre ten¨ªa ciertos recelos con Gala¡±.
Monta?¨¦s, buen conocedor del entorno del pintor, apunta tambi¨¦n que el hecho de que fueran los dos, Dal¨ª y Gala, los que profesaran cari?o a Joan indica asimismo que la historia tiene m¨¢s que ver con la necesidad de la pareja de recrear una familia, aunque fuera artificial, que con cualquier otra cosa. ¡°Ambos, Gala y Dal¨ª encuentran un afecto del que no dispon¨ªan, ¨¦l por no tener hijos, ella porque no lo encontr¨® en su hija C¨¦cile¡±. El autor destaca la ¡°innegable ternura¡± que desprende la historia del ni?o secreto de los Dal¨ª y que, como se?ala Gibson en el pr¨®logo, humaniza extraordinariamente a dos personajes a los que se ha caracterizado y juzgado m¨¢s a menudo por su histrionismo y, sobre todo en el caso de Gala, por su frialdad y aspereza, que por sus sentimientos.
El libro est¨¢ lleno de testimonios emotivos de la relaci¨®n: c¨®mo juegan con ¨¦l, le mandan cartas y postales (¡°Se?oritito finito¡±, ¡°Juanett boniquet¡±) y le traen regalos de sus viajes (los amigos de Dal¨ª tambi¨¦n, como Walt Disney, que le obsequia a Joan ropa de beisbol); las fotos del ni?o que cuelga Gala en los armarios, los viajes a Barcelona con Joan, al cine, al zoo, a ver un portaviones estadounidense (aloj¨¢ndose siempre en el Ritz). Ni siquiera al crecer Joan se rompieron los lazos.
Una de las cosas m¨¢s curiosas del libro ¡ªproducto del acreditado talento de investigaci¨®n y documentaci¨®n de Monta?¨¦s, un verdadero sabueso period¨ªstico¡ª es que nadie hubiera explicado antes la historia. ¡°En Cadaqu¨¦s todo el mundo sab¨ªa lo del nen de can Dal¨ª, pero nunca hab¨ªa trascendido del ¨¢mbito local, pese a que la presencia de Joan era obvia en m¨¢s de un centenar de fotos. Nadie se hab¨ªa entretenido en unir las noticias y ofrecer el puzzle completo; imagino que no hab¨ªa llamado la atenci¨®n; el tema Dal¨ª es tan amplio y complejo¡¡±.
Monta?¨¦s ha entrevistado a la viuda de Joan, Merc¨¨ Cabanes, a una de sus hijas y a decenas de otros personajes, como Paquita Buetas, la cocinera de Dal¨ª, que han podido arrojar luz sobre la historia, una larga historia que va de 1948 a 1982, cuando muere Gala y el pintor abandona el hogar de Portlligat recluy¨¦ndose en P¨²bol y rode¨¢ndose de la postrera camarilla, a la que Joan, que nunca quiso aprovecharse de la relaci¨®n, no se sum¨®.
La investigaci¨®n, casi detectivesca, puede leerse tambi¨¦n como una estupenda aproximaci¨®n biogr¨¢fica a Dal¨ª desde un ¨¢ngulo ins¨®lito y revelador de aspectos inesperados del artista. Monta?¨¦s no se ha planteado seguir investigando en torno a Dal¨ª, pero no descarta un nuevo libro sobre otro sujeto de sus investigaciones: el controvertido claustro de Palam¨®s.
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