Ana Frank despu¨¦s del escondite
Un libro relata lo ocurrido con las siete personas que se ocultaron de los nazis en ?msterdam junto a la autora del ¡®Diario¡¯
El Diario de Ana Frank describe los dos a?os en que la autora del relato m¨¢s conocido del Holocausto permaneci¨® escondida junto con sus padres y hermana, y otras cuatro personas, en el anexo de una casa de ?msterdam, la capital de los Pa¨ªses Bajos. Pero, ?qu¨¦ ocurri¨® despu¨¦s del 4 de agosto de 1944, cuando todos fueron descubiertos por los nazis y deportados a los campos de concentraci¨®n?
Un libro publicado este martes en neerland¨¦s y titulado Na het Achterhuis, que podr¨ªa traducirse como Despu¨¦s del escondite, revela c¨®mo el lugar y las cambiantes circunstancias del Holocausto defin¨ªan la supervivencia o la muerte. C¨®mo al principio de la II Guerra Mundial perec¨ªa en las c¨¢maras de gas entre el 80 y el 90% de los deportados, mientras que en la segunda mitad de 1944 la demanda de fuerza de trabajo pod¨ªa alcanzar al 65% de los internados. El historiador Bas von Benda-Beckmann, investigador de la Fundaci¨®n Ana Frank, firma esta obra, que trata de mantener viva la memoria m¨¢s humana de la tragedia.
Los ocho escondidos en el anexo eran Ana, su hermana Margot, y los padres de ambas, Otto y Edith. Les acompa?aron el matrimonio formado por Hermann y Auguste van Pels, con su hijo, Peter, y Fritz Pfeffer, un dentista. Hermann van Pels era un empleado de Otto Frank, que ten¨ªa un negocio de pectina, un espesante alimentario. El grupo fue llevado en 1944 primero al campo de tr¨¢nsito de Westerbork, al sur de los Pa¨ªses Bajos, y luego deportado a Auschwitz. A partir de ah¨ª, sus vidas se separan y recomponer su trayectoria ha precisado de testimonios orales de supervivientes o amigos, documentos oficiales, como las listas de deportaci¨®n y de los campos, y otros diarios similares al de Ana.
¡°El rompecabezas seguir¨¢ incompleto, pero hemos visto que Ana, Margot y su madre llegaron a Auschwitz, en la Polonia ocupada. Edith Frank se qued¨® all¨ª y las ni?as fueron trasladadas a Bergen-Belsen, en Alemania, junto con Auguste van Pels. En el curso de las investigaciones, mis colegas Gertjan Broek y Erika Prins, concluyeron que las hermanas debieron fallecer de tifus hacia febrero de 1945, y no en marzo, como indicaban los datos de la Cruz Roja, por el r¨¢pido desarrollo de la infecci¨®n. Eran inseparables, y sabemos que cuando Margot se puso peor y ya no pod¨ªa levantarse ni andar, Ana perdi¨® la esperanza de vivir, su motor¡±, explica el autor, en conversaci¨®n telef¨®nica. Ana ten¨ªa 15 a?os y Margot 18.
Las hermanas murieron sin saber que su madre hab¨ªa fallecido en enero de ese mismo a?o, de agotamiento y malnutrici¨®n. ¡°Es singular la historia de Peter van Pels [el muchacho mencionado en el Diario de Ana como su ilusi¨®n]. Trasladado con su padre y el de Ana a Auschwitz, repart¨ªa paquetes y pod¨ªa moverse por el campo con cierta facilidad. Los env¨ªos no eran para los jud¨ªos, sino que proced¨ªan de familias de presos pol¨ªticos o dem¨¢s recluidos por otros motivos. Pero hab¨ªa ropa y comida, y es posible que Peter ayudara a Otto Frank a sobrevivir. El padre de Ana estuvo enfermo y el chico le llevaba algo de comer y le visitaba¡±.
En 1945, ante el avance de las tropas rusas el campo fue evacuado y solo dejaron atr¨¢s a los enfermos, como Otto. Peter acab¨® en Mauthausen, en Austria, ¡°donde le obligaron a trabajar en una f¨¢brica de armamento, contrajo el tifus, y falleci¨® poco despu¨¦s de la liberaci¨®n Aliada, a los 18 a?os. Su madre, Auguste, muri¨® en un tren camino del campo de Theresienstadt, en Checoslovaquia. Herido en una mano, su padre fue gaseado en Auschwitz. Y el dentista Pfeffer, trasladado con otros m¨¦dicos, una pr¨¢ctica habitual de los nazis, pereci¨® de disenter¨ªa en el campo de Neuengame, en Alemania¡±. Bas von Benda-Beckmann dice que no puede sustraerse a la dura tem¨¢tica del libro, ni siquiera con la distancia del historiador, y que por eso es importante publicar este tipo de obras.
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