El Museo del Prado nunca cierra
La pinacoteca desarrolla una estrategia digital que ha multiplicado sus seguidores en redes, especialmente en Am¨¦rica
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Falta media hora para que el Museo del Prado abra. En la sala 55, donde se exponen 10 obras de la corte de Felipe II de tres artistas, Helena Bernardo, t¨¦cnico de gesti¨®n de registro de obras de arte, y Javier Sainz, responsable de redes sociales, ultiman los detalles del directo de Instagram que est¨¢n a punto de empezar. Sainz aprieta el bot¨®n en su tel¨¦fono y entran de golpe 300 personas. ¡°En esa ¨¦poca la moda espa?ola tuvo mucha repercusi¨®n en el resto de cortes europeas¡±, comienza Bernardo su explicaci¨®n sobre lo que esconde la indumentaria de distintos personajes de la realeza. Los usuarios saludan, lanzan corazones y no paran de preguntar. En los 10 minutos que dura la conexi¨®n, llegar¨¢n hasta casi los 700 espectadores en directo. Al final del d¨ªa, el v¨ªdeo suma m¨¢s de 26.000 reproducciones.
De lunes a viernes, de 9.50 a 10, justo antes de que lleguen los primeros visitantes, Sainz y una persona del museo (especialistas del Prado, pero tambi¨¦n guardias de sala, becarios y expertos externos como bi¨®logos o cirujanos) descubren a trav¨¦s de Instagram aspectos de los cuadros que pasan inadvertidos en una visita. La actividad empez¨® en 2017, pero con la pandemia y las restricciones de aforo y movilidad el inter¨¦s por estas explicaciones que desvelan, por ejemplo, que, bajo la estructura triangular de los vestidos de las infantas Isabel Clara Eugenia y Catalina Micaela, hijas de Felipe II, se esconden calzas, camisas y un cart¨®n de pecho para reprimir los vol¨²menes de las mujeres, se ha multiplicado.
¡°La audiencia media est¨¢ entre las 35.000 y las 50.000 visualizaciones¡±, explica Sainz. ¡°Los que mejor funcionan est¨¢n en torno a las 70.000 y hemos llegado a tener v¨ªdeos con 150.000¡±. Son las cifras que generan los directos una vez que terminan y se publican en la cuenta del museo en Instagram. En Facebook los n¨²meros se duplican.
A Bernardo le preguntan durante el directo c¨®mo pod¨ªan sentarse las mujeres de aquella ¨¦poca con esos vestidos. Casi se escucha el resoplido de las usuarias que se quejan de que la opresi¨®n de las mujeres no es cosa del siglo XX. Desde M¨¦xico un hombre saluda en su madrugada, otro lo hace desde Brasil. ¡°En Instagram solo el 30% son espa?oles, el resto provienen de Am¨¦rica Latina e hispanos que viven en Estados Unidos¡±, apunta Sainz. ¡°Las cinco ciudades desde donde m¨¢s nos siguen son Madrid, Buenos Aires, Ciudad de M¨¦xico, Barcelona y Bogot¨¢¡±.
En esta red social la media de edad de sus seguidores est¨¢ entre los 25 y 35 a?os. Un poco m¨¢s elevada es en Facebook. A los m¨¢s j¨®venes los han ido a buscar a TikTok, donde ya han superado la barrera de los 100.000 seguidores, una audiencia que muy pocos museos internacionales han conseguido. Por ahora est¨¢n usando la misma f¨®rmula en todas estas plataformas. ¡°El perfil de TikTok lo abrimos un a?o antes de empezar a usarlo. Tardamos un tiempo en plantear la estrategia. Al final usamos la misma que en Instagram: contar curiosidades con el reto de hacerlo en un minuto¡±, dice Sainz. No est¨¢ entre sus planes experimentar con los bailes y el artificio de efectos propios de esta red social. Consiguieron m¨¢s de 460.000 visualizaciones con la explicaci¨®n del uso que se hace de la jarra de barro de la infanta Margarita en el cuadro de Las meninas. Gener¨® una gran respuesta descubrir que se la com¨ªan porque aclaraba la piel, era un m¨¦todo anticonceptivo y mitigaba los dolores de la menstruaci¨®n. O eso se cre¨ªa entonces.
Uno de los momentos m¨¢s emocionantes que recuerda Sainz fue cuando durante el confinamiento, despu¨¦s de retransmitir en directo el cierre del museo con la declaraci¨®n del estado de alarma, decidieron hacer conexiones en directo con usuarios de Instagram. En un lado de la pantalla un empleado del museo, en el otro cualquier ciudadano del mundo. ¡°Se conectaban familias, recuerdo gente santigu¨¢ndose viendo el Cristo crucificado de Vel¨¢zquez, una persona de Canarias nos pidi¨® ver un cuadro de Goya que ten¨ªa tatuado (y nos mostr¨® su tatuaje). No hicimos ning¨²n tipo de filtro. Probamos. Confiamos en la gente y no tuvimos ning¨²n problema¡±.
Una ventana en Internet
Todas estas iniciativas forman parte de la campa?a #ElPradoContigo. ¡°El museo ten¨ªa que seguir abierto¡±, explica Javier Pantoja, jefe de ¨¢rea de desarrollo digital del Prado, ¡°los primeros d¨ªas recurrimos a toda la informaci¨®n de archivo, educaci¨®n e investigaci¨®n que ya estaba en la web desde 2013, cuando se produjo la gran transformaci¨®n digital¡±. El tr¨¢fico a su p¨¢gina se multiplic¨® por 10. ¡°Llegamos a tener 200.000 usuarios al d¨ªa. Solo desde Italia recibimos hasta ocho veces m¨¢s visitas de las que sol¨ªamos tener, por la relaci¨®n que mantenemos con museos de ese pa¨ªs y la dureza de su confinamiento¡±. No solo ha crecido la audiencia, tambi¨¦n los asistentes a los cursos de formaci¨®n que ofrece el museo. ¡°El aforo de nuestro auditorio es de unas 500 personas, al ¨²ltimo curso de arte medieval se han apuntado casi 5.000¡±, cuenta Pantoja, que aclara que esta actividad seguir¨¢ siendo presencial y virtual.
Con las puertas de la pinacoteca cerradas, abrieron una ventana en redes que permiti¨® a una audiencia ya consolidada, pero tambi¨¦n a otra nueva y encerrada en casa, descubrir el museo de una manera no presencial. El 6 de junio, cuando volvi¨® a abrir, los primeros visitantes fueron un grupo de sanitarios, polic¨ªas, forestales y dem¨¢s personal esencial que no hab¨ªan dejado de trabajar durante el confinamiento y que siguen haci¨¦ndolo. ¡°Unas 200 personas que pudieron visitar las salas con el acompa?amiento de un violonchelista¡±, recuerda Carlos Chaguaceda, director de Comunicaci¨®n del Prado. Este evento, como otros que han realizado en colaboraci¨®n con la Compa?¨ªa Nacional de Danza o la organizaci¨®n WWF se graban en v¨ªdeo y una vez publicados en redes generan millones de visualizaciones. ¡°Es todo un juego de emociones¡±, resume Chaguaceda.
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