¡°Los traumas generan buena literatura¡±
Carlo Feltrinelli, heredero de una estirpe de editores nacidos en un periodo fascinante, disecciona el mundo pospandemia 10 a?os despu¨¦s de la adquisici¨®n de Anagrama
Las turbulencias propias de los albores de una Guerra Fr¨ªa zarandeaban el mundo tal y como lo conoc¨ªan sus inquilinos en 1954. No era una ¨¦poca para correr riesgos. Pero Giangiacomo Feltrinelli, que entonces combinaba ya sus aventuras empresariales con el activismo pol¨ªtico que le llevar¨ªa hasta Cuba a conocer a Fidel y a organizar a?os m¨¢s tarde un grupo de lucha armada, utiliz¨® el dinero de la familia para fundar una editorial. Nada de todo lo anterior le distrajo para hacerse con la primicia mundial del Doctor Zhivago de Boris Pasternak y el Gatopardo de Giuseppe Tomasi di Lampedusa. Un enorme olfato. Y puede que, al fin y al cabo, fueran tambi¨¦n buenos tiempos. ¡°El golden age¡± de la edici¨®n, se?ala 70 a?os despu¨¦s su hijo Carlo al otro lado de la videollamada. Hoy la editorial que preside es un enorme grupo empresarial con 118 librer¨ªas, un cat¨¢logo extraordinario, una fundaci¨®n dedicada a las ciencias sociales y la propiedad de Anagrama desde hace 10 a?os. Y es cierto que la pandemia lo engulle todo. Pero hay luz al fondo. ¡°Los grandes traumas siempre han generado buena literatura¡±. Algo es algo.
La esperanza de vida de los Feltrinelli nunca fue particularmente alta. Carlo, el abuelo, empresario y banquero, muri¨® con 54 a?os. Su hijo, Giangiacomo, el fundador de la editorial, falleci¨® con 45 cuando te¨®ricamente manipulaba una bomba (nunca se aclararon completamente las circunstancias) destinada a un sabotaje el¨¦ctrico a las afueras de Mil¨¢n. Lo cont¨® todo el entrevistado en el exhaustivo Senior Service (Anagrama, 2016), la biograf¨ªa de un tiempo trepidante y traum¨¢tico para Italia. Y, especialmente, para su familia. Su ¨²nico libro.
Carlo Feltrinelli (Mil¨¢n, 58 a?os), un hombre poco dado a las entrevistas (esta la da escoltado por dos colaboradores), se encuentra hoy al frente del proyecto desde que su madre, la fot¨®grafa y editora Inge Sch?nthal, falleci¨® hace dos a?os. Los tiempos tampoco son los mejores esta vez. Pero el temporal arrecia. La pandemia modificar¨¢ muchos esquemas, admite. Tambi¨¦n en positivo. ¡°La gente ha vuelto a leer porque ten¨ªa m¨¢s tiempo. El libro regresa como elemento relevante, y eso es importante considerando el enorme chupete digital al que estamos enganchados todos y que est¨¢ atrofiando nuestra capacidad de afrontar muchos temas¡±, se?ala.
La violenta crisis lectora y la lenta decadencia del papel no se han cumplido seg¨²n los pasos anunciados por la profec¨ªa digital de estos a?os. Amazon, aunque aporte una buena parte de ela facturaci¨®n, es hoy el principal problema. ¡°Hay una instancia monopol¨ªstica detr¨¢s que todos los editores y libreros observan con preocupaci¨®n¡±. Pero lo viejo no termina de morir y lo nuevo, sigue sin asomar de cuerpo entero. Y en ese claroscuro, Feltrinelli ha apostado por nuevos proyectos, como su nueva l¨ªnea de formaci¨®n continua o un nuevo tipo de librer¨ªa, y ha visto c¨®mo resurg¨ªan formatos amenazados. El mercado, responde. ¡°El libro de papel sale reforzado de la pandemia. Los resultados son parecidos o un poco mejores que el a?o pasado. En Espa?a se habla de algo cercano a un empate, un -4%. Y tal y como est¨¢bamos en marzo abril, es una buena noticia. Latinoam¨¦rica es distinto, el golpe ah¨ª ha sido duro¡±. Justo el lugar del mapamundi donde la empresa fij¨® algunos de sus objetivos hace justo 10 a?os.
Compra de Anagrama
Feltrinelli comenz¨® la compra de Anagrama en diciembre de 2010. Y el viaje realizado desde entonces de la mano de Jorge Herralde, su fundador y antiguo propietario ha ido suavemente acompa?ado por una ampliaci¨®n del cat¨¢logo y la incorporaci¨®n de una nueva directora editorial, Silvia Ses¨¦. ¡°Los motivos que nos llevaron hasta ah¨ª son dos. Feltrinelli tiene una hist¨®rica tradici¨®n con el mundo de lengua espa?ola. Trajimos a la famosa ola latinoamericana a Europa. Pero, adem¨¢s, hab¨ªa una gran amistad con Jorge Herralde. Tengo una devota admiraci¨®n por su trabajo y nunca podr¨¦ agradecerle suficiente por habernos elegido como socios para seguir esta aventura¡±.
Los manuscritos que est¨¢n ya sobre ambas mesas anticipan el mundo que vendr¨¢. Un lugar, opina Feltrinelli, que requerir¨¢ de ¡°voces importantes¡±, preferiblemente alejadas de las modas del marketing editorial. ¡°Todos los momentos de trauma van acompa?ados de una voluntad de reconstrucci¨®n. Y eso pasa por una mayor consciencia sobre c¨®mo estamos viviendo. Vivimos una triple crisis: clim¨¢tica, econ¨®mica y sanitaria. Y los individuos tendr¨¢n m¨¢s preguntas que hace un a?o, tambi¨¦n m¨¢s necesidad de respuestas. La gente no quiere vivir en un mundo de ignorancia deliberada, causada en parte culpa de esta borrachera de redes sociales que atrofia nuestra manera de pensar. En ese contexto tecnol¨®gico, basado en la dependencia y la manipulaci¨®n, el libro es todav¨ªa un ant¨ªdoto fuerte. Las obras que buscaremos ir¨¢n en la direcci¨®n de afrontar esta crisis¡±.
El populismo y el canon literario, sin embargo, no han sido impermeables a la dictadura del like. El trabajo del editor, puede observarse en muchos nuevos lanzamientos, tiene a menudo indisimuladamente en cuenta la popularidad en redes del autor. La vieja galaxia Gutenberg contra la galaxia Zuckerberg, suele ironizar Feltrinelli. ?Ser¨ªa posible descubrir hoy a Pasternak o encontrar un Gatopardo con esos atajos? ¡°La mediaci¨®n editorial sigue siendo fundamental y la investigaci¨®n que hace un editor no puede ser inmediata o ligada a factores como los followers que tiene un autor. Y puede que sea justo, no quiero juzgarlo. Pero un cierto n¨²mero de seguidores no significa tener una buena novela¡±.
Italia ha sido el epicentro de la tormenta populista y soberanista que recorri¨® Europa en los ¨²ltimos a?os. Cuando Matteo Salvini alcanz¨® la vicepresidencia del Gobierno y el Ministerio del Interior inici¨® una campa?a de acoso y derribo contra el pensamiento disidente. Se hizo el silencio. Muy pocos intelectuales alzaron la voz. ¡°Todo esto tiene ra¨ªces lejanas. Somos un pa¨ªs que pas¨® 20 a?os con Silvio Berlusconi. El vaciamiento del cuerpo intelectual, es un cierto populismo que hemos inventado nosotros: un peronismo a la italiana. Y esto ha tenido un efecto muy claro. Y la izquierda hist¨®rica italiana ha tenido una grave responsabilidad, ha faltado como punto de referencia. No me sorprende la situaci¨®n. Pero intentamos ser un dique a todo esto. Aunque qui¨¦n sabe, quiz¨¢ no lo hayamos conseguido¡±, lamenta.
Feltrinelli nunca ha escondido su posici¨®n en el mundo. Editar, en suma, es hacer pol¨ªtica. Y su editor tampoco oculta su preocupaci¨®n por la situaci¨®n que atraviesa el pa¨ªs. ¡°Estoy muy asustado de que perdamos el esp¨ªritu de reconstrucci¨®n aut¨¦ntico despu¨¦s de este trauma de la pandemia. Veo se?ales de mayonesa impazzita [mayonesa cortada] en la pol¨ªtica italiana. Ser¨ªa el momento de asunci¨®n de responsabilidades de la clase dirigente de este pa¨ªs para abrir un cap¨ªtulo nuevo despu¨¦s de haber estado golpeados por la Covid-19. Veo una situaci¨®n t¨ªpicamente italiana de gran fragilidad del sistema pol¨ªtico en un pa¨ªs que se arriesga a salir muy traumatizado de esta crisis. No es para nada descartable que aquellas fuerzas soberanistas que parec¨ªan haber perdido el tono en los ¨²ltimos tiempos, puedan volver¡±.
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