A Dal¨ª se la jug¨® la marcasita
Unos trabajos de conservaci¨®n preventiva de ¡®La cruz del ¨¢ngel¡¯, escultura-joya de 1960, descubren su deterioro, que ha puesto en peligro la estabilidad de la obra
Salvador Dal¨ª era un apasionado de la ciencia. Durante a?os estuvo suscrito a revistas cient¨ªficas que le llegaban puntualmente a su casa de Portlligat y le permit¨ªan estar informado de los avances en f¨ªsica, qu¨ªmica, matem¨¢tica, biolog¨ªa y astronom¨ªa. Mantuvo tambi¨¦n contacto con cient¨ªficos y premios Nobel como Matila Ghyka, Thomas Banchoff, Dennis Gabor, Severo Ochoa y James Watson, a quienes consult¨® puntualmente sobre temas que quer¨ªa desarrollar en su obra. Es m¨¢s: su firma incluy¨® desde 1938 una corona l¨ªquida id¨¦ntica a la foto estrobosc¨®pica de la ca¨ªda de una gota de leche realizada por un ingeniero el¨¦ctrico dos a?os antes.
A Dal¨ª tambi¨¦n le gustaba experimentar y ver el efecto de paso del tiempo en sus creaciones. Dec¨ªa que sus obras no eran est¨¢ticas, sino que evolucionaban. Cre¨® objetos reciclados, como los lanzados por el mar despu¨¦s de una tormenta, que llamaba ¡°recuerdos accesibles¡±, porque conten¨ªan la memoria de todo el proceso que hab¨ªan vivido. Tambi¨¦n de hierro que colocaba a la intemperie para que se oxidaran o, incluso, parafina, como un Cristo que situ¨® bajo la c¨²pula de su museo para ver c¨®mo le afectaba el calor del sol.
Pese a esas ganas de dejar hacer a lo imprevisible, hubo tambi¨¦n veces en las que esto le super¨®. Es lo que ha pasado con su escultura-joya La cruz del ¨¢ngel, una pieza de 42 cent¨ªmetros de alto creada en 1960 en la que represent¨® a Jesucristo en una cruz dentro de una estructura formada por cubos. Se sustenta sobre una esfera y una base que esconde un mecanismo que mueve doce puntas de erizo. Al abrirse muestra un rostro de ¨¢ngel. En esta obra, Dal¨ª utiliz¨® casi una decena de elementos: oro de 14 quilates, ¨®leo, ¨¢mbar, citrino, diamantes, platino, coral rojo, topacio, lapisl¨¢zuli (una bola de 87 mil¨ªmetros) y la marcasita. Se la jug¨®, porque algunos pod¨ªan ser incompatibles. Y as¨ª ha sido finalmente.
Durante los trabajos de conservaci¨®n preventiva se observ¨® que la base se hab¨ªa alterado y hab¨ªa que actuar. ¡°Disponemos de especialistas en pintura y dibujo, pero no de joyeros, miner¨®logos o gem¨®logos. Contactamos con ellos y tras comprobar que la base no era de esfalerita [sulfuro de zinc], sino de pirita-marcasita [sulfuro de hierro], m¨¢s inestable, han confirmado esta alteraci¨®n por un incremento puntual de humedad relativa y la posible presencia de bacterias¡±, explica Monte Aguer, directora de los Museos Dal¨ª.
La humedad ha hecho que la marcasita se oxide y genere sulfatos que han acabado disgregando parte de la base. ¡°Ahora la base est¨¢ ya estabilizada despu¨¦s de aplicarle vapores de amon¨ªaco. Se ha depositado en un lugar estanco y se han enviado unas muestras a unos laboratorios de Corea para realizar la secuenciaci¨®n del ADN y determinar si hay presencia o no de bacterias¡±, prosigue Aguer, que aclara que el resto de la obra, la cruz de oro el Cristo y el coral est¨¢ en perfecto estado de conservaci¨®n.
El an¨¢lisis pormenorizado ha permitido ver tambi¨¦n que la escultura-joya se hab¨ªa restaurado con anterioridad a su compra de 1999 al afectar la degradaci¨®n de la base al mecanismo que acciona dos de las doce agujas de platino y diamantes que ahora ya no se mueven.
La cruz sin la base se sigue exponiendo. Est¨¢ en la sala donde se exhibe esta importante colecci¨®n de 39 esculturas joyas de oro y piedras preciosas creadas entre 1941 y 1970 que la Fundaci¨®n Dal¨ª compr¨® la colecci¨®n Owen Cheatham en 1999. Pag¨® 900 millones de pesetas a una entidad japonesa que las hab¨ªa comprado en los a?os ochenta. ¡°El resto de las piezas est¨¢n en perfecto estado, as¨ª como los 27 dibujos y pinturas para dise?ar las joyas; una colecci¨®n que permite ver las distintas etapas de su evoluci¨®n art¨ªstica¡±, se?ala Aguer.
Despu¨¦s de seis meses de trabajo se est¨¢ buscando la forma de reducir la humedad relativa del interior de la vitrina y volver a instalar la base de la joya. ¡°Cuando nos lleguen los resultados de los an¨¢lisis se ver¨¢n qu¨¦ medidas adicionales hay que tomar para evitar la degradaci¨®n en un futuro. Esperemos que en un par o tres de meses se puedan juntar las dos partes¡±, indica la directora de los Museos Dal¨ª (Teatro Museo de Figueres, Portlligat en Cadaqu¨¦s y Castillo de P¨²bol) que, tras permanecer varios meses cerrados por la evoluci¨®n de la pandemia, volvieron a abrir el pasado 18 de diciembre hasta el pr¨®ximo 6 de enero. ¡°No tengo datos de p¨²blico, pero puedo decir que es el mejor momento de para visitarlos, porque puedes dedicarte no solo a la visita, sino a la contemplaci¨®n. Cerraremos en la fecha indicada, pero cuando se pueda reabrir lo haremos, porque nuestra voluntad es estar abiertos, pero tenemos que adaptarnos a las circunstancias¡±, concluye.
Babelia
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