Espacios para elevarse
El Templo de Apolo, el barrio japon¨¦s de Shibuya o los campos de Castilla. No hay l¨ªmites, ni espaciales, ni de realidad, para deleitarse con lugares e historias
El arte y el espacio, real o imaginado, se relacionan de manera inseparable. Existen ciudades que acogen narraciones ficticias, cuadros que encierran el oc¨¦ano y arquitecturas que inspiran cuentos. Cinco personajes p¨²blicos eligen su lugar favorito relacionado con la literatura, la m¨²sica o las artes pl¨¢sticas.
Mara Torres, escritora y periodista.
La periodista de Cadena Ser ha acudido a la ficci¨®n para elegir un escenario terrenal: los campos de las dos Castillas. Lo justifica a golpe de obras y autores: ¡°Sobre ellos vivieron sus aventuras y desventuras Don Quijote y Sancho Panza; compuso Antonio Machado uno de sus mejores poemarios; fueron la constante que inspir¨® la obra de Miguel Delibes; y de la tierra surgi¨® el cine surrealista de Jos¨¦ Luis Cuerda y el genio de Pedro Almod¨®var, am¨¦n de los colores que la siembra y la siega han provocado en los pintores a lo largo de los siglos¡±. Y apunta m¨¢s: ¡°Benito P¨¦rez Gald¨®s escribi¨® en 1873 que el campo sin fin deja libre a la imaginaci¨®n ¡®d¨¢ndole espacio y luz donde se precipite sin tropiezo alguno¡±. Un lugar inspirador para la tambi¨¦n autora.
Cristina Bosc¨¢, locutora de LOS40.
El barrio de Shibuya, en Tokio, es uno de los m¨¢s famosos de la ciudad. Aunque su nombre no sea tan conocido, las im¨¢genes de oleadas de gente atravesando su cruce, el m¨¢s transitado del mundo, se reconoce antes que su top¨®nimo. El ¨¢rea es el escenarios de la novela Tokio blues, de Haruki Murakami. En el libro, la canci¨®n ¡®Norwegian Wood¡¯ transporta al protagonista a sus a?os de universidad en Tokio. Esa misma melancol¨ªa invadi¨® a la locutora de LOS40 cuando pase¨® por primera vez las calles de Shibuya. ¡°Me llev¨® a recordar que ya las hab¨ªa caminado antes, aunque en otra piel y a trav¨¦s de Murakami. Hab¨ªa pasado mucho tiempo y casi lo hab¨ªa olvidado, pero todo resurgi¨® con fuerza al ser tan parecido a c¨®mo lo hab¨ªa imaginado en su momento, con ese desasosiego que te hace sentir la novela¡±, cuenta la presentadora. Dej¨® que la azotara ¡°la soledad del bullicio¡± y se recre¨® escuchando a The Beatles mientras observaba ¡°con estr¨¦s¡± los infinitos est¨ªmulos visuales. ¡°Por un momento fui capaz de abandonar la realidad y volver a la ficci¨®n, para revisitar un sitio que jam¨¢s hab¨ªa pisado¡±, concluye.
Ram¨®n Gener, m¨²sico y escritor.
A 177 kil¨®metros al norte de Atenas se erige el Templo de Apolo o lo que queda de ¨¦l. En lo alto del Monte Parnaso y tras pasar por la v¨ªa Sagrada en la que se suceden tesoros arqueol¨®gicos, se llega a los restos de este santuario. Seis columnas de piedra del siglo IV antes de Cristo se alzan ante el imponente paisaje de los valles griegos. La construcci¨®n original era anterior, pero un terremoto la destruy¨®. ¡°Apolo, dios de la m¨²sica y de las bellas artes; templo en el que moraban las nueve musas de la inspiraci¨®n y al que todo aquel que buscaba la iluminaci¨®n en la elocuencia, la tragedia, la m¨²sica, la historia, la comedia, la danza, el canto, la astronom¨ªa y, en definitiva, el arte, deb¨ªa acudir¡±, resume Gener, argumentando su elecci¨®n. En este ¡°enclave imprescindible de la cultura cl¨¢sica¡±, que simboliza el nacimiento de la civilizaci¨®n europea actual, tambi¨¦n se encuentra el Or¨¢culo de Delfos y la Fuente Castalia.
Estrella de Diego, miembro de la Academia de Bellas Artesde San Fernando de Madrid.
No hay que irse lejos para encontrar lugares evocadores.?De Diego se queda en Madrid, en la galer¨ªa Ivorypress. Alega que se trata de ¡°mucho m¨¢s que una galer¨ªa¡±. La mayor parte del espacio se dedica a vol¨²menes sobre artistas. ¡°Me gusta quedarme entre estos libros, tratando de imaginar su historia¡±, relata. Muy cerca de ella, ¡°a dos pasos¡±, est¨¢ la librer¨ªa. La continuidad entre la palabra y la imagen atrapa a la tambi¨¦n docente en ¡°un espacio discreto y contundente a un tiempo, como son siempre las propuestas del arquitecto Norman Foster¡±.
Mara Dierssen, neurobi¨®loga.
La investigadora y autora de ¡®El cerebro del artista¡¯ ha elegido como su lugar predilecto Kraftwerk Berlin, en la antigua central t¨¦rmica de Mitte. ¡°Originalmente, el edificio prove¨ªa de calefacci¨®n a los berlineses. Hoy es popular entre los aficionados a la m¨²sica y los amantes del arte¡±, explica Dierssen. La central t¨¦rmica se construy¨® entre 1961 y 1964 y fue abandonada en 1997, cuando se levant¨® una nueva central. ¡°Este antiguo edificio refleja los inicios de la historia industrial de Berl¨ªn, pero tambi¨¦n lleva en su historia la separaci¨®n de los dos Berlines¡±, abunda la cient¨ªfica.
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