La sobrecogedora y admirable historia del valiente torero Javier Cort¨¦s
Lesionado gravemente en un ojo, se considera un afortunado y espera reaparecer este a?o
Javier Cort¨¦s (Madrid, 1989) causa un respeto enorme; su corta y azarosa vida bien pudiera ser el reflexivo y tensionado argumento de una novela sin final. Y no es un caso ¨²nico, sino uno m¨¢s entre ese reducido pu?ado de ¡®extraterrestres¡¯ que se sienten toreros desde la cuna, seres humanos hechos de otra pasta, h¨¦roes predestinados a la gloria y al fracaso, a la lucha contra los elementos de una existencia casi nunca f¨¢cil, basada en el sacrificio y el compromiso con una vocaci¨®n que los ha elegido a ellos.
Javier est¨¢ ah¨ª sentado, delante de un caf¨¦ cortado; es un hombre joven, de porte atl¨¦tico, pertrechado tras unas coloreadas gafas de sol, semblante serio y una llamativa cicatriz en la barbilla, recuerdo de una ya lejana y accidentada tarde novilleril ante un ¡®corrid¨®n¡¯ en la sierra madrile?a.
Con un rictus de tristeza en su cara, cuenta su historia como si tal cosa, sin caer en la cuenta, seguro, de que es tan sobrecogedora como admirable.
Javier Cort¨¦s sufri¨® una espeluznante cornada en el ojo derecho el pasado 15 de septiembre en la plaza de Las Ventas. Tres meses despu¨¦s, tras dos operaciones quir¨²rgicas y un calvario de dolores y des¨¢nimos, sue?a que se hagan realidad los presagios de los m¨¦dicos y recupere la corta visi¨®n -un 40 por ciento- que ten¨ªa antes del percance en ese ojo, en el que hace tres a?os sufri¨® un desprendimiento de retina.
El caf¨¦ se enfr¨ªa, el torero esboza por primera vez una sonrisa, y confiesa¡
¡°He tenido mucha suerte; si el pit¨®n me entra en el otro ojo, el bueno, me quita del toreo. As¨ª que debo dar las gracias¡¡±
¡°Tengo la ilusi¨®n de ni?o, de cuando quer¨ªa ser torero¡±
Se envalentona y prosigue¡
¡°Tengo la ilusi¨®n de ni?o, de cuando quer¨ªa ser torero, y mi futuro lo veo muy esperanzador¡¡±
Y eso lo cuenta el torero despu¨¦s de recordar los malos momentos vividos tras la cornada.
¡°Ha habido de todo, es verdad. Al principio, me encontr¨¦ mal, muy, muy mal. Sent¨ªa un rechazo total a lo que me hab¨ªa sucedido. ?Por qu¨¦ esta cogida? Siempre he ido a Madrid a darlo todo y he esperado cualquier percance, pero una cornada en un ojo era impensable. He vivido momentos muy duros, con unas molestias tremendas en el ojo¡±.
El pasado 20 de diciembre, Javier Cort¨¦s volvi¨® a sentir el cosquilleo del toreo cuando se visti¨® de corto para ponerse delante de una vaca en una finca de Salamanca; despu¨¦s, ha repetido la experiencia en dos ganader¨ªas m¨¢s, y su sensaci¨®n es muy positiva (¡°estoy muy contento, me he encontrado a buen nivel¡±), a pesar de las graves deficiencias que a¨²n padece.
¡°Estoy empezando a distinguir colores, pero nada m¨¢s. Y las buenas perspectivas est¨¢n pendientes de una tercera intervenci¨®n a la que me someter¨¦ a final de la temporada. Entonces, me colocar¨¢n una lente intraocular, que me facilitar¨¢ la visi¨®n que pueda recuperar¡±.
Al torero le cambia la cara cuando se le pide que recuerde la tarde del 15 de septiembre¡
¡°Iba con mucha ilusi¨®n a esa corrida, pero en cuanto vi el toro supe que me meter¨ªa para dentro [a la enfermer¨ªa]; era muy malo, parec¨ªa toreado, se me tir¨® al pecho en el capote y, despu¨¦s, el golpetazo en el ojo. Yo supe el da?o que me hab¨ªa producido desde el primer momento; not¨¦ que era muy grave. Y me asust¨¦ mucho m¨¢s cuando don M¨¢ximo [cirujano de Las Ventas] tard¨® cinco minutos en decidir que me trasladaran al hospital. ?Es que no me quitaron ni el traje de luces¡! Y pens¨¦: estoy reventado¡±.
Y ah¨ª sigue, con el caf¨¦ fr¨ªo y las coloreadas gafas de protecci¨®n, este ser humano extra?o, con una sola idea en la cabeza: su reaparici¨®n en los ruedos.
¡°Empiezo a distinguir colores y todo depende de una tercera intervenci¨®n¡±
¡°No s¨¦ d¨®nde ni cu¨¢ndo volver¨¦ a torear, ya me gustar¨ªa saberlo, pero mi intenci¨®n es hacerlo este a?o en una plaza de primera. La empresa de Madrid me ha dado buenas palabras y siempre me ha tratado bien. Me ha prometido estar anunciado dos tardes en la temporada, y espero que as¨ª sea¡±.
Las Ventas ha sido la parada y fonda de un torero, como tantos otros, al que no le ha sido f¨¢cil expresar su sentimiento.
Afirma con rotundidad que naci¨® torero. Hijo de un matrimonio oriundo de la localidad jienense de Villanueva del Arzobispo y establecido en Madrid (su padre ha regentado una poller¨ªa en el mercado de Orcasitas hasta su jubilaci¨®n), sin relaci¨®n alguna con los toros, Javier no recuerda cu¨¢ndo dijo que quer¨ªa ser torero. Su primer ¨ªdolo fue Jos¨¦ Mar¨ªa Manzanares padre; con la intenci¨®n de emularlo entr¨® en la Escuela Taurina de Madrid, y en 2008 fue el triunfador del Certamen de Novilladas Nocturnas que se celebra en Las Ventas.
Reconoce que su paso de la escuela al escalaf¨®n de novillero con caballos fue ¡°muy duro¡±?, lidi¨® aut¨¦nticas corridas de toros en la sierra madrile?a, sufri¨® muchas volteretas y se familiariz¨® con el color de su sangre.
Tom¨® la alternativa en 2010, en la plaza de Vistalegre, y empez¨® a vivir en su propia carne las dificultades de la profesi¨®n elegida.
Ha toreado poco, y tras un comienzo titubeante, conoci¨® el amargo sabor del paro forzoso.
¡°Estuve tres a?os (2013, 14 y 15) sin torear ni una becerra en el campo, aunque fue la ¨¦poca en la que m¨¢s entrenaba. Nadie se acordaba de m¨ª, y me vi obligado a buscar un trabajo. He cogido fruta en el campo, he repartido publicidad, he sido camarero y, en especial, cocinero. Se me da bien la cocina, hice un curso y trabaj¨¦ en un buen restaurante de Madrid¡±.
Entre pucheros andaba Javier Cort¨¦s cuando recibi¨® la llamada del taurino Manolo Campuzano, dispuesto a ayudarlo. Abandon¨® el delantal y comenzaron juntos una nueva etapa. En 2017 hizo el pase¨ªllo en Madrid en un desaf¨ªo ganadero con toros de Palha y Hoyo de la Gitana y dej¨® impactada a la afici¨®n por su valent¨ªa y buenas maneras.
Y al a?o siguiente, cinco corridas en la capital, todo un suceso, un reto, un compromiso muy dif¨ªcil ante ganader¨ªas duras.
¡°No sal¨ª malparado, pero tampoco alcanc¨¦ el ¨¦xito so?ado. Las corridas fueron muy complicadas, pero era lo que hab¨ªa¡±.
No hubo triunfo, aunque el torero se gan¨® el respeto de la afici¨®n, que no es poco.
¡°Creo que se me espera con ilusi¨®n; no s¨¦ si soy mejor o peor torero, pero me entrego para darlo todo con la sinceridad y la transparencia que pretendo imprimir a mi toreo¡±.
- ?Y el futuro?
- ¡°Llegu¨¦ a pensar que se acababa el torero, lo que hubiera sido muy triste despu¨¦s de tanta lucha, y he recuperado la ilusi¨®n. Ese es mi gran triunfo. En febrero se cumplir¨¢n diez a?os de mi alternativa y mantengo intactos los mismos sue?os de entonces¡±.
Javier Cort¨¦s apura el caf¨¦, ya helado; recuerda que ma?ana tiene una cita en el campo y confiesa que est¨¢ pasando miedo, ¡°como si estuviera anunciado en Madrid¡±; y no quiere olvidar a Paco Ure?a, tambi¨¦n herido en un ojo, que ha estado a su lado desde el d¨ªa del percance: ¡°Su apoyo y su triunfo me han dado una moral tremenda¡±, afirma.
El torero sale de la cafeter¨ªa y cae en la cuenta de que no ha renovado el tique del aparcamiento. Es el ser humano, el ¡®extraterrestre¡¯, el h¨¦roe, el protagonista de una sobrecogedora y admirable historia. Un torero¡
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