?Todav¨ªa no han visto ¡®El buscavidas¡¯?
S¨¦ que me acompa?a id¨¦ntico cat¨¢logo de emociones cada vez que visito esta deslumbrante y tambi¨¦n dolorosa joya que pari¨® el atormentado Robert Rossen
Los m¨¢s piadosos compadecen mi? excentricidad o mi eterno y enfermizo cuelgue?al revelarles?cu¨¢ntas veces he visto las pel¨ªculas que m¨¢s amo. Son incalculables, pero creo haber estado en su compa?¨ªa m¨¢s de doscientas veces. Normal. ?Cu¨¢ntas veces se puede observar Las Meninas,? El jard¨ªn de las delicias, La joven de la perla y Nighthawks???Cu¨¢ntas veces se puede ?escuchar Kind Of Blue, A Love Supreme, Blonde on Blonde, Astral Weeks y La Fusa?
?Y qu¨¦ te puede seguir regalando, impresionando, emocionando en pel¨ªculas que podr¨ªas recitar de memoria, historias que han incrustado en tu retina y en tu coraz¨®n cada uno de sus planos, cada di¨¢logo, cada personaje, que te hipnotizaron cuando eras un cr¨ªo y que te siguen convulsionando cuando ya todo es invierno y crep¨²sculo? Mi cine del alma se titula El apartamento Y El buscavidas, ambas filmadas en el mejor blanco y negro (tambi¨¦n son luminosas y sombr¨ªas), en 1960 y 1961.??? Me cuentan que proliferan en Ias redes las listas de internautas, cin¨¦filos, historiadores y cr¨ªticos seleccionando las mejores pel¨ªculas (el termino es enf¨¢tico, ser¨ªa m¨¢s comprensible que aclararan que son las que m¨¢s les gustan a ellos) de la historia del cine. Me ense?an variadas listas y constato que en algunas aparece t¨ªmidamente la obra maestra de Wilder pero no percibo ni rastro de El buscavidas. Y evidentemente, no soy yo el que est¨¢ zumbado. Y para diversos gustos est¨¢n los colores, aseguraba mi madre, pero no puedo ser el ¨²nico enamorado de El buscavidas.
Si me pregunto que es el cine para mi, lo tengo claro: muchos t¨ªtulos, pero ante todo El apartamento y El buscavidas.
Sal¨ª tocado de ella cuando la descubr¨ª. Tendr¨ªa 13 o 14 a?os. Me escap¨¦ del colegio en el que estaba internado. La proyectaban en un cine de barrio donde el bendito portero ten¨ªa fama de permisivo. Se olvidaba de pedir a los chavales el carnet de identidad en las pel¨ªculas autorizadas para mayores de 16 o de 18 a?os. El buscavidas?hablaba de sentimientos, situaciones emocionales, personajes en el filo de la navaja, circunstancias al limite, autodestrucci¨®n, redenciones, poder, suicidio, explotaci¨®n, alcoholismo, arte, intemperie, elecciones morales, rebeli¨®n, que debido a mi edad todav¨ªa no hab¨ªa experimentado, pero sent¨ª que esa pel¨ªcula me iba a marcar para el resto de mi vida, que de alguna forma sab¨ªa de lo que me estaban hablando, que esa ficci¨®n era de verdad.
La protagoniza Eddie Felson, un artista del billar que pasa su vagabunda existencia enga?ando a los pringados, acumulando la suma que le permita enfrentarse al legendario Gordo de Minnesota, vencer al m¨¢s grande. Le sobra talento y arrogancia, aprender¨¢ a costa de sucesivas tragedias a tener car¨¢cter, pagar¨¢ un precio tan salvaje por su insumisi¨®n frente al poder como tener que renunciar a su arte, conocer¨¢ el infierno y sobrevivir¨¢ a ¨¦l con cicatrices imborrables. Le acompa?an? personajes memorables en esta cr¨®nica sobre el camino del autorespeto, del capitalismo implacable y las victimas que siembran su imperio, sobre el prolongado fracaso ¨ªntimo y la necesidad de una victoria aunque esta sea p¨ªrrica, sobre el autoenga?o y la temible lucidez. Est¨¢ Sarah, su amante coja, inteligente e hipersensible (¡°Hemos firmado un pacto de mutua tristeza y una impenetrable oscuridad nos rodea"), esa mujer sola e insomne, que pasa las horas p¨¢lidas de noche en la estaci¨®n de autobuses, esperando a que los bares abran al amanecer y le sirvan alcohol. Est¨¢ Bert Gordon, el despiadado patrono que compra y degrada a? las personas que le convienen, por dentro y por fuera, convencido de que todo dios est¨¢ en venta. Y est¨¢ el Gordo de Minnesota, o sea, la profesionalidad, la templanza y la sabidur¨ªa vital.?
Y llevando tantos a?os, en ¨¦pocas duras y en apacibles, en compa?¨ªa de esta deslumbrante y tambi¨¦n dolorosa joya que pari¨® el atormentado Robert Rossen, s¨¦ que me acompa?a id¨¦ntico cat¨¢logo de emociones cada vez que la visito, incluida la l¨¢grima en algunos momentos. Si me pregunto que es el cine para mi, lo tengo claro: muchos t¨ªtulos, pero ante todo El apartamento?y El buscavidas.
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