Muerte a los tibios
S¨¦mper y Errej¨®n son v¨ªctimas de un tiempo de gritos y emociones. Derrochan telegenia, pero una telegenia amortizada
No por previsible es menos preocupante el adi¨®s de Borja S¨¦mper a la pol¨ªtica. Supongo que el hecho de que muchos de los que lo lamentamos nunca hayamos votado al PP explica de sobra la desubicaci¨®n de S¨¦mper en su propio partido. Algo as¨ª le pasaba a Errej¨®n en Podemos, que era muy apreciado por los votantes de otras siglas.
M¨¢s all¨¢ de sus parecidos y diferencias, ambos son v¨ªctimas de un tiempo de gritos y emociones. Derrochan telegenia, pero una telegenia amortizada. En un escenario lleno de hip¨¦rboles, de manotazos en el pecho, de dedos acusatorios, de l¨¢grima f¨¢cil y de falacias ad hominem, quien se plante en el ¨¢gora (y por ¨¢gora seguimos entendiendo la pantalla de la tele) desde la calma, el argumento, cierta elegancia y una m¨ªnima altura intelectual, est¨¢ perdido.
Los t¨¦rminos del debate quedaron marcados esta semana por la bronca entre Antonio Maestre e Isabel San Sebasti¨¢n a prop¨®sito de un pin que llevaba el primero en el programa de Ana Rosa. Para destacar, hay que tener la actitud de un mat¨®n de escuela y la cursiler¨ªa de un escritor de autoayuda.
Abusamos de las comparaciones con la ¨¦poca de entreguerras para subrayar que vivimos un tiempo de transici¨®n donde emergen nuevas formas de fascismo. A menudo exageramos los paralelismos, pero leyendo estos d¨ªas M. El hijo del siglo, de Antonio Scurati, me ha vuelto a perturbar la facilidad con la que unas naciones complejas y modernas cayeron bajo el embrujo cham¨¢nico de palabreros gritones y cursis. Scurati cuenta c¨®mo Mussolini apelaba a las emociones b¨¢sicas, buscando la empat¨ªa de los auditorios. D'Annunzio, Marinetti y los oradores que levantaron el fascismo gritaban que no quer¨ªan espectadores, que solo cab¨ªa estar a favor o en contra. Es decir, muerte a los tibios, primer¨ªsimas v¨ªctimas de la histeria emocional.
Ojal¨¢ el recuento se detenga aqu¨ª.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.