El gran se?or de la guerra ense?a su palacio
Cabra har¨¢ visitable un complejo aristocr¨¢tico del siglo III a.C. que conserva muros de hasta cuatro metros
Siempre se pens¨® que se trataba de una atalaya vig¨ªa, y hasta algunos especularon con que pod¨ªa tener un posible origen cartagin¨¦s. Pero lo que mostraba la realidad era solo un altozano (cerro de la Merced) de forma c¨®nica casi perfecta y aislado a unos cuatro kil¨®metros de Cabra (C¨®rdoba). Se supon¨ªa que formaba parte de un sistema de control visual del territorio de final de ¨¦poca ib¨¦rica o comienzos del dominio romano, quiz¨¢ en el siglos II antes de Cristo. Pero algo no les cuadraba a los arque¨®logos. As¨ª que cogieron una escalera de cuatro metros y la colocaron en su cima, asemejando a la supuesta torre que lo coron¨® en su tiempo. El resultado fue sorprendente: desde el ¨²ltimo pelda?o no se divisa nada importante, ni siquiera Cabra. Hab¨ªa media docena de cerros pr¨®ximos similares mucho m¨¢s estrat¨¦gicos y cuya visibilidad resultaba mucho mayor. Definitivamente, aquello no hab¨ªa sido nunca una torre vig¨ªa. Comenzaron las excavaciones. Corr¨ªa 2012.
Ahora, en unos trabajos que se mantienen y que encabeza Fernando Quesada, catedr¨¢tico de Arqueolog¨ªa de la Universidad Aut¨®noma de Madrid, es ya visible lo que aquel otero ocultaba: un complejo aristocr¨¢tico, un palacio, de un se?or de la guerra ¨ªbero, cuyos imponentes vestigios han sido cubiertos hace escasas semanas con una carpa protectora para mantener su integridad y hacerlo visitable en breve. El Museo ?bero de Ja¨¦n, y hasta el 15 de abril, le dedica una notable exposici¨®n.
En alg¨²n momento entre los siglos o V y el IV a.C. los ¨ªberos edificaron sobre el altozano un edificio, posiblemente un santuario, que inclu¨ªa un monumento decorado con cornisas pintadas en rojo y blanco y espectaculares relieves vegetales. Estaba estrat¨¦gicamente orientado hacia el este, lo que le confer¨ªa una cualidad especial: cuando el sol comienza a salir, es el primer monte que se ilumina por completo.
Aprovechando parte de la planta y reutilizando muchos bloques del viejo edificio, un gran se?or ibero construy¨® aproximadamente en el siglo III a. de C. un complejo arquitect¨®nico monumental, un edificio de planta cuadrada y dos alturas, con muros cicl¨®peos exteriores de hasta cuatro metros de espesor. La edificaci¨®n, bien conservada, con muros todav¨ªa hoy alzados hasta cuatro metros, contaba con una planta baja para los almacenes, salas enlosadas con grandes lajas, ¨¢reas de molienda de cereal y, quiz¨¢, una capilla rec¨®ndita. Este gran recinto estaba adem¨¢s rodeado por una terraza perimetral y abrazado por otro muro sobre un aterrazamiento. Una escalinata de piedra enlazaba la puerta de acceso con la terraza y el gran recinto de la cima.
En ¨¦poca de An¨ªbal (247-183 a. C.), o poco despu¨¦s, el complejo aristocr¨¢tico fue saqueado y demolido, sus imponentes esquinas arrasadas para impedir la reconstrucci¨®n. Tras un breve periodo de ocupaci¨®n por unos iberos que habitaron las ruinas, los romanos pusieron punto final a lo que hubiera podido quedar.
Est¨¢ constatado que, adem¨¢s, en el siglo XVII buena parte del recito fue horadado por grandes zanjas en busca de tesoros moriscos. Aun as¨ª, los resultados arqueol¨®gicos son espectaculares: adem¨¢s de parte de los muros de la edificaci¨®n y las estancias, se han hallado puntas de lanza, f¨ªbulas, ¨¢nforas ibero-p¨²nicas, pesas de telar y hasta cinco hachas neol¨ªticas juntas.
¡°La investigaci¨®n forma parte de proyecto Ciudades y complejos aristocr¨¢ticos ib¨¦ricos en la conquista romana de la Alta Andaluc¨ªa, en la que trabajan no menos de 50 expertos. Cada campa?a es una sorpresa¡±, se?ala Quesada. ¡°El cerro de la Merced era un complejo monumental construido con voluntad de impresionar y hacer ostentaci¨®n de poder. Se puede considerar perfectamente como un conjunto aristocr¨¢tico palaciego. No todos los palacios son como el de Oriente¡±, bromea el catedr¨¢tico.j
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