¡°El Reino Unido es uno de los pa¨ªses m¨¢s segregados del mundo¡±

Si el a?o pasado fue Sabrina, la novela gr¨¢fica de Nick Drnaso (Salamandra Graphic), esa suerte de gran novela americana contempor¨¢nea en vi?eta, la que sorprendentemente se col¨® en la lista de los nominados al Man Booker ¨C era la primera vez que algo as¨ª ocurr¨ªa ¨C, este a?o la sorpresa ha corrido a cargo del segundo asalto de Max Porter, genio ingl¨¦s de lo po¨¦tico narrativo, ex librero y editor de Granta Books: Lanny (publicado por Literatura Random House en castellano y Rata Books en catal¨¢n), una f¨¢bula narrada, frases entrecruz¨¢ndose en la p¨¢gina, por un pueblo, y acechada por una criatura mitol¨®gica y terrible que persigue la pureza de un ni?o excepcional y maldito.

Como la obra de Drnaso, la de Porter hibrida no tanto g¨¦neros como disciplinas, llevando tan lejos como cree necesario su particular y sensorial estilo que concibe la hoja en blanco como un lienzo sobre el que pintar, con palabras, cualquier cosa. Un artefacto que naci¨® como poema ¨C un poema que Porter escribi¨® ¡°hace 15 a?os¡± ¨C y que, sin embargo, se niega a reconocerse como tal, y abandona su territorio para expandirse hacia no ¨²nicamente la prosa, sino, tambi¨¦n, el arte visual ¨C Porter es historiador del arte y confiesa una m¨¢s que evidente influencia pict¨®rica a la hora de concebir p¨¢ginas en las que parece que a las palabras se las lleve el viento ¨C e incluso, la m¨²sica.

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En el centro est¨¢ el personaje de Lanny, el ni?o que nunca toma la palabra, el ni?o del que todos hablan y alrededor del que todos se construyen, como ¡°en un juego de espejos¡±. Su desaparici¨®n, dice el autor, ¡°podr¨ªa encarnar la desaparici¨®n de la idea de la infancia misma en un mundo cruel y absurdo en el que algo, todo, en realidad, se ha roto¡±. Admite su inclusi¨®n en eso que se ha dado en llamar la brexlit, la literatura que, de una forma u otra, est¨¢ intentando explicarse qu¨¦ ha llevado al Reino Unido a querer salir de la Uni¨®n Europea, pero, sobre todo, a ¡°volverse tan manique¨ªsta¡±. ¡°El Reino Unido es uno de los pa¨ªses m¨¢s segregados del mundo ahora mismo, o est¨¢s con ellos, o est¨¢s contra ellos. Estamos divididos. Y no s¨®lo por el Brexit¡±, insiste.

Lanny es tambi¨¦n un protoecologista. Su relaci¨®n con la naturaleza es pura y primordial Max Porter

Porter (High Wycombe, Reino Unido, 1981), zapatillas reci¨¦n estrenadas, abultada bufanda al cuello, altura considerable, viejo ejemplar anotad¨ªsimo de su propia novela ¨C y anotado a bol¨ªgrafo, como defiende su personaje artista, Pete, ¡°para poder crear a partir del error¡± ¨C, va a todas partes con una bolsa promocional de un congreso antinuclear. Se mud¨® hace un a?o a Bath, un pueblecito a las afueras de Londres, en el que dice, ¡°estamos incluso segregados por edad¡±. ¡°Si saludo a mi vecino anciano, me mira de forma extra?a. He llegado a la conclusi¨®n de que somos un pa¨ªs discapacitado, la nuestra es una discapacidad intelectual, nuestro mecanismo de interpretaci¨®n de la realidad es tan b¨¢sico que somos incapaces de percibir los matices de lo que ocurre¡±, sentencia.

El poema que ha dado pie a Lanny, la novela, de hecho, naci¨® como un intento de ampliar el matiz de algo que ocurr¨ªa, recuerda, hace 15 a?os. ¡°Recuerdo que quise escribir sobre la posibilidad de que un hombre mayor y un ni?o fuesen amigos. Sobre una historia de amor sin sexo porque en aquel tiempo solo se hablaba de pedofilia y parec¨ªa que los hombres no pod¨ªan ser amigos de los ni?os. No quise a?adir le?a al fuego sino todo lo contrario. Todo esto ¨C el manique¨ªsmo ¨C empez¨® hace mucho tiempo¡±, dice. Es un d¨ªa de viento huracanado en Barcelona. Su monstruo, el monstruo de edad geol¨®gica que habita la novela, Pap¨¢ Berromuerto, es la idea del progreso, o la Humanidad en s¨ª, tan inmersa como est¨¢, ¡°en esa guerra conta todo¡± que explica la emergencia clim¨¢tica.

¡°Lanny es tambi¨¦n un protoecologista. Si tiene que elegir, siempre elige el bosque. Su relaci¨®n con la naturaleza a¨²n es pura y primordial. No entiende el mundo en el que vive en el que hasta un ser mitol¨®gico como Pap¨¢ Berromuerto est¨¢ compuesto de la basura de la que nos deshacemos. Ya no podemos tener ni mitos, estamos acabando con todo¡±, apunta el escritor, que se define como animista. ¡°La naturaleza es mi ¨²nica religi¨®n¡±, aclara, y el arte, la escritura, su medio de comunicaci¨®n. En la novela, por encima del pueblo, est¨¢n los padres de Lanny ¨C ¨¦l, casi un aut¨®mata del sistema; ella, alguien que ha quedado al margen ¨C y el artista al que el circuito del arte ha expulsado, el amigo anciano de Lanny. ¡°El arte es el coraz¨®n de la sociedad, por eso es lo primero que el totalitarismo destruye para acabar con ella¡±, dice, el tambi¨¦n autor de El duelo es esa cosa con alas, que vuelve, tambi¨¦n aqu¨ª, a explorar la p¨¦rdida, y la culpa inherente a la paternidad.