Benedicta S¨¢nchez, una nueva vida de cine a los 84 a?os
Fot¨®grafa en Brasil y vegetariana desde los 17, la protagonista de ¡®Lo que arde¡¯ acepta de la vida lo que venga. Es la favorita al Goya a la actriz revelaci¨®n
Se abre el ascensor de un edificio de Lugo y sale una exhalaci¨®n que arrastra un carrito de la compra y varias bolsas. Benedicta S¨¢nchez (San Fiz de Paradela, Lugo, 84 a?os) rechaza la ayuda con contundencia. Sube al coche, protesta por los pantalones que le han prestado (se le caen) y relata la angustia de la que viene tras perder sus gafas (las encontr¨®). El d¨ªa anterior lleg¨® al piso de su hija, Emma Karina S¨¢nchez, pasada la medianoche, tras una tarde de pruebas para escoger un vestido para la gala de los Goya del s¨¢bado. En Nochevieja dio las campanadas para la TVG y, unos meses antes, bail¨® sobre la alfombra roja de Cannes una mu?eira. Lleva el mismo mo?o que su personaje en Lo que arde, por el que est¨¢ nominada como actriz revelaci¨®n, pero aquella Benedicta se parece poco a esta.
La Benedicta real habr¨ªa salido corriendo a abrazar al hijo que vuelve de cumplir a?os de c¨¢rcel. Tambi¨¦n le habr¨ªa defendido de los dem¨¢s. No result¨® sencilla la transformaci¨®n. Hasta que el director Oliver Laxe la anim¨® a hacer yoga y ver Mouchette y Al azar de Baltasar, de Robert Bresson. ¡°Le costaba asumir la sumisi¨®n del personaje y qu¨¦ quer¨ªamos evocar a trav¨¦s de elipsis¡±, recuerda el cineasta.
Fue Emma Karina S¨¢nchez, la hija de Benedicta, la que anim¨® a su madre a acudir a las pruebas. ¡°Buscaban a una mujer de m¨¢s de 65 a?os y tuve el presentimiento de que la coger¨ªan. Yo la anim¨¦ a hacer teatro en el mismo grupo aficionado en el que estoy y siempre hac¨ªa re¨ªr a la gente, se apropiaba del guion, lo hac¨ªa suyo¡±, cuenta mientras pasea a sus perros por San Fiz de Paradela y su madre corre a acariciar el majestuoso carballo (roble) da Porf¨ªa.
Benedicta habla con los ¨¢rboles y, cuando los ha tenido, con los animales. As¨ª empez¨® en la adolescencia la trifulca ¨¦tica interior que le llev¨® a abrazar a los 17 a?os a su flamante marido y su vegetarianismo. Aquella vanguardia encontr¨® pocas salidas en el Lugo de los cincuenta. La pareja emigr¨® a Brasil. All¨ª empieza la segunda vida de Benedicta: se hace fot¨®grafa de bodas, bautizos y comuniones, trabaja en una librer¨ªa especializada en filosof¨ªa y vegetarianismo, escala todos los picos de R¨ªo de Janeiro, viaja mucho (Turqu¨ªa, Israel, Jordania o Grecia, entre otros), se separa de su marido y conoce al que ser¨¢ el padre de Emma Karina. Es feliz en una tienda de campa?a.
Hasta que en 1979 regresa a su origen para afrontar una d¨¦cada cruel. La tercera vida. ¡°Lo pas¨¦ fatal, los peores a?os de mi existencia. Volv¨ª con la idea de montar un laboratorio de fotograf¨ªa, pero no me dejaron hacer nada mi madre y mi hermano. Me ve¨ªan como una fracasada, volv¨ªa de Am¨¦rica sin dinero y con una hija¡±, revive a pocos metros de la casa que hered¨® de ellos y que ha sido robada en varias ocasiones.
¡ª?No le da miedo vivir sola?
¡ªEl miedo es un sentimiento de culpa y falta de curiosidad.
As¨ª habla Benedicta, salpicando su relato de frases definitivas y reflexiones originales. ¡°Acepto lo que la vida me da¡±. Que le roban los muebles que se ha tra¨ªdo de Valencia (la cuarta vida) de la palleira (el pajar), pues renuncia a limpiar las zarzas para que los ladrones se lo piensen dos veces. Que se rompe la tuber¨ªa de agua que abastece la casa, pues coloca cubos y tinas para recoger agua de lluvia. Que una gineta mata a sus gatitos y le parte el coraz¨®n, pues renuncia a tener nuevas mascotas. ¡°Yo no quiero modificar el destino ni cambiarlo. Lo que venga, lo admito. Me cri¨¦ en la posguerra con fr¨ªo y necesidades. As¨ª se forjan las personas¡±.
A Valencia, la cuarta vida, se fue para que su hija estudiase Bellas Artes, para sacudirse la opresi¨®n materno-fraternal y para reencontrar el sol. Se apunt¨® a la universidad de mayores y solo accedi¨® a regresar a la aldea de Lugo en 2008, tras la muerte de su hermano. ¡°Tuve que venir para hacerme cargo de la casa¡±.
Que le dan el Goya, bien. ¡°Si no me lo dan, lo sentir¨¦ por Oliver y por la gente que ha confiado en m¨ª, pero yo no tengo la culpa si no me lo dan. Y habr¨¢ otra persona que se alegrar¨¢¡±. Compite en su categor¨ªa con Pilar G¨®mez (Adi¨®s), Carmen Arrufat (La inocencia) y Ainhoa Santamar¨ªa (Mientras dure la guerra), pero a ella le repugna la palabra competir. ¡°A estas alturas de mi vida, el Goya no me quita el sue?o¡±, concluye.
Hemos llegado a la quinta vida, la que ha surgido tras el rodaje de Lo que arde,?esa pel¨ªcula que usa el silencio para gritar cosas. Ni Benedicta S¨¢nchez ni Amador Arias, el otro protagonista, hab¨ªan trabajado en cine. Su relaci¨®n en la pantalla se construye alrededor de una cocina de le?a, el vaiv¨¦n de las estaciones en Os Ancares y una comunicaci¨®n hecha con elipsis y monoton¨ªas. Si en algo coinciden la Benedicta de ficci¨®n y la real es en la sencillez: ¡°La parafernalia no es mi estilo¡±. As¨ª que ir¨¢ a la gala sin renunciar a s¨ª misma. Vestida de Adolfo Dom¨ªnguez y sin dientes. ¡°Cre¨ª que Oliver me iba a pedir que me pusiera una dentadura, pero solo me pidi¨® que me dejase el pelo largo. Cuando alguien me propone cortarlo, le digo que no, que mi pelo es de Oliver¡±.
Oliver Laxe: "Me di cuenta de que era especial"
Oliver Laxe tuvo casi tantas dudas como certezas al descubrir a una mujer octogenaria, pelo corto y ademanes urbanos en la cola de las aspirantes a coprotagonizar su tercera pel¨ªcula, Lo que arde. ¡°Me conmovi¨® que una mujer de su edad viniera a las pruebas. Me di cuenta de que era muy especial, pero tambi¨¦n de que no ten¨ªa una presencia de mujer de aldea¡±, cuenta por tel¨¦fono.
Tante¨® a otras mujeres de la comarca de Os Ancares, donde discurre el filme, hasta que finalmente apost¨® por Benedicta. ¡°Nos ofrec¨ªa sensibilidad, la posibilidad de trabajar con ella a nivel intelectual y un f¨ªsico que aguantar¨ªa el rodaje. Era cuesti¨®n de modelarla como actriz¡±. Al cineasta le preocupaba que la relaci¨®n entre Amador, el pir¨®mano que sale de prisi¨®n, y su madre, Benedicta, cayese en terrenos manidos. ¡°Me asustaba hacer una pel¨ªcula psicol¨®gica con una madre castradora, otra vez la mujer como culpable de todo. Quer¨ªa llegar a algo m¨¢s esencial¡±.
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