Literatura para derrotar el tab¨² de una enfermedad mental

El escritor Jos¨¦ Morella (Ibiza, 47 a?os) dice que su m¨¢s reciente novela, West End, fue, ante todo, un aprendizaje sobre las enfermedades mentales. El estudio a profundidad que hizo al respecto le ha dejado dudas sobre la manera en que se trata a las personas que padecen ese tipo de afecciones: ¡°La sensaci¨®n que tengo es que las pastillas que les dan a las personas que tienen problemas de salud mental no se las dan solo a ellos, sino tambi¨¦n a nosotros mismos¡±. Esa es una de las ideas que ha compartido este jueves en la sede de la editorial Siruela, en Madrid, durante la presentaci¨®n del libro,?premiado en septiembre pasado con el Premio Caf¨¦ Gij¨®n.

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El autor define su obra como una ¡°autoficci¨®n¡±, con id¨¦nticas cantidades de fantas¨ªa y realidad, en la que habla de un drama familiar oculto detr¨¢s de uno individual: la enfermedad mental de Nicomedes Miranda, su abuelo materno. Su fr¨¢gil salud mental fue llevadera mientras vivi¨® en la calma del peque?o pueblo andaluz del que casi nunca sali¨® en 50 a?os. Por eso, cuando su familia, campesina e iletrada, se traslad¨® a Ibiza, en pleno auge de la industria del turismo y durante la ¨²ltima ¨¦poca del franquismo, su suerte estuvo echada: su lucidez se perdi¨® para siempre. Al tiempo, naci¨® un tab¨² alrededor de su condici¨®n.

¡°Para mi abuelo fue como irse a Marte. All¨ª no hay tierra que trabajar, hay una serie de trabajos que ¨¦l no puede hacer¡±. Estaba, en cambio, West End: ese sector de cuatro estridentes calles en?Sant Antoni de Portmany, llenas de clubes nocturnos y bares de copas para turistas. Una tierra de nadie para los ibicencos:?¡°Para m¨ª representan ese lugar que no es ning¨²n lugar. Es mi pueblo, pero no lo es¡±, explica el autor.?

Para ¨¦l, en la p¨¦rdida de la lucidez de Nicomedes Miranda tuvo mucho que ver tambi¨¦n el haloperidol, el medicamento antidelirante que hizo desaparecer sus ¡°manifestaciones psic¨®ticas m¨¢s aparatosas¡±. Y tambi¨¦n su capacidad para hablar, para tragar saliva, para expresarse. Ese estado ausente anul¨® la relaci¨®n con sus hijos y normaliz¨® en sus nietos el hecho de que, sencillamente, el abuelo no se comunicaba con ellos de ninguna manera porque tampoco le hab¨ªan conocido antes de que se le suministrara el medicamento.?¡°En mi familia todo el mundo callaba con respecto a la locura y eso era un tab¨² doloroso¡±, recuerda.

Al ser un drama familiar, el libro es producto de una creaci¨®n colectiva. Firmada por Morella, ¨¦l mismo reconoce que no habr¨ªa sido posible crear la historia sin la ayuda de su madre y de sus t¨ªos.?¡°Todos juntos nos pusimos a escribir esto. Yo le doy una forma digerible con palabras¡±. Su t¨ªo, por ejemplo, revivi¨® la historia de cuando fue a llevar a Nicomedes Miranda, su padre, a un hospital psiqui¨¢trico y de la culpa que sinti¨® al no estar seguro de estar haciendo lo correcto. Esa es la clase de dolores que la familia opt¨® por desenterrar para, a cambio, lograr la liberaci¨®n que, en opini¨®n de Morella, representan las l¨ªneas impresas en las 284 p¨¢ginas de West End.

El autor recuerda que su novela no es la ¨²nica que, en tiempos recientes, ha abordado el tema de las personas que padecen enfermedades mentales. De hecho, se rinde ante?Lectura f¨¢cil, de la escritora granadina Cristina Morales, una de las que m¨¢s impacto ha generado. La novela, que cuenta la historia de cuatro mujeres con diferentes grados de discapacidad intelectual que viven un piso tutelado por la Generalitat catalana, le vali¨® ganar el premio Nacional de Narrativa en 2019 y el Herralde en 2018. Sobre la obra de Morales, el autor balear asegura que es ¡°alucinante y va a cambiar la manera de escribir¡± en Espa?a.

La venia que Morella hace a la novela de la escritora andaluza va en la misma direcci¨®n de la demanda que ¨¦l hace en West End: es necesario escuchar a los enfermos mentales. Porque su obra, en resumen, es un grito contra la discriminaci¨®n que sufren esas personas, no solo hace tantas d¨¦cadas, sino tambi¨¦n en la actualidad.