El arte disecciona la ideolog¨ªa de la conexi¨®n
Varias artistas reflexionan sobre c¨®mo la creaci¨®n de redes estructura lo cotidiano.
Imagen de una cartograf¨ªa contempor¨¢nea. Visualicen un territorio urbano que parece constituirse de interconexiones, como el cerebro o el ordenador. La distancia f¨ªsica que nos separa de un lugar no tiene nada que ver con el acceso real a ese lugar. Es el cruce de las redes el que regula las distancias. Algunas son f¨ªsicas. Para ir a la izquierda desde la autopista, a menudo hay que girar a la derecha. Y una ciudad de los suburbios parisienses puede resultar m¨¢s lejana de Par¨ªs que Bruselas, por el hecho de que es accesible m¨¢s f¨¢cilmente. ?Se puede imaginar una geograf¨ªa que tenga en cuenta las redes gracias a las cuales nos desplazamos de un punto a otro? ?Una geograf¨ªa que fuera tan leg¨ªtima como el mapa f¨ªsico?
Mucho de eso tiene que ver con el arte contempor¨¢neo, donde las redes se apilan y se solapan, como si estuvieran en una mesa de edici¨®n alternativa que reorganiza las formas sociales y culturales del presente. Un vasto cat¨¢logo de tramas narrativas donde el artista vive en la suspensi¨®n de la espera y la obra se transforma en algo as¨ª como una cinta, una banda pasante, un escenario capaz de mezclar el capitalismo brutal, el turismo invasivo y la especulaci¨®n rampante. Es el resultado de pensar sobre los tiempos dispersos, siempre al filo de lo borderline: lo que a¨²n cuesta asimilar porque tiene muchas aristas. Todo eso que ata?e a la contemporaneidad.
El cuerpo es una fuente maleable de asombro y horror al mismo tiempo, fascinado y temeroso. Roto y recompuesto
Por ese terreno se mueve Saelia Aparicio (?vila, 1982) y el trabajo que ha desplegado en el nuevo espacio que The Ryder ha abierto en Madrid, tras afianzarse tambi¨¦n en Londres. No difiere de las Pr¨®tesis para invertebrados que estuvieron en Generaciones 2019 ni del proyecto comisariado recientemente por la Serpentine Gallery, la pel¨ªcula Green Shoots. Su est¨¦tica es particular, una especie de sociolog¨ªa bajo el concepto de abyecci¨®n en la que, desde una perspectiva anat¨®mica, se muestran analog¨ªas biol¨®gicas y sociales. Son obras que parten del lenguaje y c¨®mo este nos hace entender o influye sobre lo que vemos. Piezas escult¨®ricas que conceptualmente abarcan varios t¨¦rminos opuestos a la vez. Como Planta, alzado, ra¨ªz, que da t¨ªtulo a esta exposici¨®n.
Seguramente una de las cosas m¨¢s interesantes de su trabajo es que remite a micromundos muy concretos, h¨¢bitats que son aut¨®nomos aunque tangenciales, y de los que se puede imaginar muchas cosas detr¨¢s de lo que se ve. Retrata bien un mundo amorfo y mutante, viscoso y programable, muy acorde a la est¨¦tica de la francesa Laure Prouvost, apocal¨ªptica y nihilista, que mira a la utop¨ªa de reojo con cierto descr¨¦dito. Paisajes ficticios llenos de cristal soplado, zapatos de pl¨¢stico, ajo y aceite, polvos de metal, sombra de ojos, lej¨ªa sobre guata, pr¨®tesis de cadera o rejilla de estufa. Ah¨ª en medio, el cuerpo es una fuente maleable de asombro y horror al mismo tiempo, fascinado y temeroso. Roto y recompuesto.
Una exposici¨®n que funciona como si mir¨¢semos por un microscopio. Aunque lo que veamos parezca s¨®lido, es absolutamente alterable. Un estado de vacilaci¨®n oscilante en el que, aun cuando no te mueves, todo se dispersa.
Muy cerca del trabajo de Saelia Aparicio est¨¢ el de Marian Garrido (Avil¨¦s, 1984), que encontramos en otra exposici¨®n melliza en t¨ªtulo y tono, Coraz¨®n, pulmones, h¨ªgado, una colectiva que engloba los proyectos de los artistas que han pasado por las residencias art¨ªsticas de Matadero. En la base de su trabajo hay tambi¨¦n colapso hist¨®rico, varios ejes narrativos convergentes y esa relaci¨®n con la tecnolog¨ªa que analiza c¨®mo construye cultura mediante el desgaste est¨¦tico. Es una hater desde el humor, dice. Una de las mejores cabezas en eso de pensar el capital de esa cultura mutante que se acumula en barbecho en la red.
Planta, alzado, ra¨ªz. Saelia Aparicio. The Ryder. Madrid. Hasta el 15 de febrero.
Coraz¨®n, pulmones, h¨ªgado. Centro de residencias art¨ªsticas. Matadero. Madrid. Hasta el 2 de febrero.
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