P¨¦rez Siquier se reencuentra con la Ni?a Blanca
El fot¨®grafo y la modelo de su foto ic¨®nica vuelven a verse seis d¨¦cadas despu¨¦s. La Fundaci¨®n Mapfre le dedica una gran retrospectiva en Barcelona con 174 im¨¢genes
Dice el fot¨®grafo Carlos P¨¦rez Siquier (Almer¨ªa, 89 a?os) que acaba de vivir uno de los mejores momentos de su vida. Ha sido cuando volvi¨® a ver a ?ngeles Hern¨¢ndez, la peque?a de 11 a?os que en el lejano 1957 fotografi¨® en el quicio de la puerta de su casa-cueva en el barrio almeriense de La Chanca. Aquella imagen, que llam¨® Ni?a Blanca, ¡°porque su ropa y la pared ten¨ªan la misma estructura, como de cal¡±, y las que hizo a los habitantes de aquel suburbio situado bajo la Alcazaba de la ciudad, acabaron siendo el s¨ªmbolo del barrio y le cambi¨® la vida a este banquero empuj¨¢ndole a dejar el mostrador y los billetes por su verdadera pasi¨®n, la fotograf¨ªa. ¡°Sub¨ª como hac¨ªa cada fin de semana a fotografiar el d¨ªa a d¨ªa de las personas que viv¨ªan all¨ª. Cuando pas¨¦ por delante de la ni?a, se coloc¨® y pos¨® para m¨ª. Fue como un flechazo. Y yo que soy muy r¨¢pido le dispar¨¦ una sola foto. Luego se meti¨® a su casa sin cruzar una palabra y no volv¨ª a saber nada m¨¢s de ella¡±, recuerda Siquier.
Hasta hace poco tiempo, cuando volvieron a reencontrarse y pudieron hablar m¨¢s de seis d¨¦cadas despu¨¦s. ¡°Fue sorprendente. No pod¨ªa imaginar la vida tan intensa que hab¨ªa tenido. Todo comenz¨® cuando Elena, una de sus hijas, tras descubrir la foto, contact¨® conmigo para pedirme una copia para regal¨¢rsela a su madre en su 60 cumplea?os¡±. Y luego vino el reencuentro. ¡°Eso hizo que la madre quisiera conocerme y vino a verme. Fue entonces cuando me cont¨® como sinti¨® curiosidad para que la retratara el ¡®americano¡¯, que era como me llamaban all¨ª, pese a que su madre le dec¨ªa que se metiera¡±. Siquier cuenta emocionado como ?ngeles le cont¨®, mientras tomaban un caf¨¦, su apasionante historia: ¡°Fue lo suficientemente valiente para irse a Mallorca a trabajar de limpiadora en un camping. All¨ª conoci¨® a un ingl¨¦s, que al volver a su pa¨ªs, le prometi¨® que volver¨ªa a por ella. Cuando lo hizo, ella, sin apenas saber ingl¨¦s, le pregunt¨® d¨®nde trabajaba. Cuando le dijo que en la bolsa ella pens¨® que de basurero. Eso es cojonudo. Se casaron y marcharon a vivir a Londres, donde descubri¨®, que en realidad, era br¨®ker de esos. Nunca pude imaginar c¨®mo esta chica que naci¨® en este barrio tan marginal hubiera estado en tantos sitios del mundo. Es una historia preciosa¡±, recuerda.
Siquier continu¨® subiendo al barrio hasta mediados de los setenta. ¡°Se trataba de ensalzar a esta gente, que se mostraran as¨ª mismos¡±, explica, en la l¨ªnea de la fotograf¨ªa human¨ªstica del libro The family of Man, de 1955, que tanto marc¨® a los fot¨®grafos de su generaci¨®n. Pero las fotos de La Chanca, est¨¢n consideradas como una denuncia por las malas condiciones en las que se viv¨ªa all¨ª. A esta serie pertenece otra de las fotos preferidas de Siquier: Paraguas al sol. ¡°Es intemporal, ha resistido el paso del tiempo a pesar de tener 60 a?os. Es cl¨¢sica pero moderna, que se anticipa a lo que fue la fotograf¨ªa creativa posterior, y que es digna de museo¡±. De hecho, el MoMA de Nueva York la conserva en sus fondos.
Desde entonces, P¨¦rez Siquier no ha parado de hace fotograf¨ªas. ¡°Siempre una toma o dos, no m¨¢s y me llevaba el momento decisivo para eternizarlo, porque otro anterior o posterior puede destruir el encanto. Ahora, con un motor, tienes la buena foto, pero no sabes seleccionarla¡±, dice con aut¨¦ntica jovialidad y el gracejo que le ha caracterizado siempre. 174 de estas im¨¢genes son las protagonistas de la gran retrospectiva que le dedica la Fundaci¨®n Mapfre en su sede de Barcelona, a este cazador de im¨¢genes decisivas; un aut¨¦ntico recorrido por toda su obra con las series que han jalonado su trayectoria; desde las neorrealistas de La Chanca, primero en blanco y negro y luego en color, hasta las ¨²ltimas de hace apenas dos a?os en los que, de forma introspectiva e intimista, retrata los paisajes de La Brise?a, la casa en la que pasa temporadas en el interior de Almer¨ªa, pero donde llega la brisa del mar.
Entre medio, algunos de los trabajos de este fot¨®grafo autodidacta, impulsor, junto con el malogrado Jos¨¦ Mar¨ªa Artero, en 1950 del grupo y la revista AFAL (1956-1963), que aglutin¨® desde la periferia a los fot¨®grafos que dejaron atr¨¢s las im¨¢genes que impon¨ªa el r¨¦gimen y apostaron abandonar las im¨¢genes acad¨¦micas por el humanismo y mostrar la realidad de la calle: Oriol Maspons, Leopoldo Pom¨¦s, Carlos Guallad¨®, Xavier Miserachs, Ricard Terr¨¦ y Ramon Masats, entre otros.
Como las paredes desconchadas de los interiores de las barracas que hizo en 1965 y que cierran la serie de La Chanca. ¡°Hice primeros planos de las paredes que mostraban el paso del tiempo y las muchas historias que hab¨ªan vivido¡±, recuerda ahora. Unas obras que enlazan con el informalismo pict¨®rico o la abstracci¨®n. Moderno y pionero tambi¨¦n en el uso del color desde 1962 cuando no estaba bien considerado, Siquier aprovech¨® los encargos de r¨¦gimen para ilustrar gu¨ªas de la costa espa?ola que se abr¨ªa al turismo para hacer, ente 1972 y 1980, unas im¨¢genes personales y cr¨ªticas de los turistas que comenzaban a abarrotar las playas. ¡°B¨¢rbaros que invad¨ªan el para¨ªso¡±, resume el fot¨®grafo que en todo caso crea unas fotos llenas de humor y erotismo que empiezan con planos abiertos de playas y cuerpos tumbados al sol y terminan con primeros planos abstractos y geom¨¦tricos, cercanos al pop y al kitsch.
A P¨¦rez Siquier el reconocimiento le llega tarde. ¡°Durante a?os las im¨¢genes de La Chanca estuvieron guardadas en cajas de cart¨®n¡±. Pero ¨²ltimamente no para de recibir reconocimientos. En 2003 fue galardonado con el Premio Nacional de Fotografia y en 2017 se inaugur¨® un museo dedicado a ¨¦l y su obra en la localidad almeriense de Olula del R¨ªo; el ¨²nico en Espa?a dedicado a un fot¨®grafo. Acaban de estrenarse dos documentales sobre su trayectoria. ¡°Estoy seguro que mis fotograf¨ªas perdurar¨¢n y ganar¨¢n con el tiempo¡±, explica P¨¦rez Siquier, que no se cansa de decir que ¡°lo ¨²nico que me queda es la mirada¡±. Y por eso sigue trabajando casi a sus 90 a?os, ahora con una peque?a c¨¢mara digital. ¡°Yo lo que quiero es que me dejen tranquilo y poder irme a la playa¡±, sentencia.
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