Madrid muestra la rabia de Antonio Saura contra Franco

¡°Mi mano ser¨¢ firme, mi pulso no temblar¨¢¡±, prometi¨® el general Francisco Franco, en un discurso de 1936. Y cumpli¨® su f¨²nebre promesa. A?os despu¨¦s, cuando el dictador preparaba los festejos para celebrar m¨¢s de dos d¨¦cadas de ausencia democr¨¢tica bajo el lema ¡°Veinticinco a?os de paz¡±, al pintor informalista Antonio Saura (1930-1998) tampoco le tembl¨® el pulso al burlarse del militar golpista, aunque lo hiciera en la intimidad y esperando ajustar cuentas cuando el r¨¦gimen desapareciese. ¡°Con la certeza de que todo aquello que no se hace en el momento preciso nunca m¨¢s se har¨¢¡±, escribi¨® el artista con pulso firme y gesto furioso. Durante cuatro a?os, entre 1958 y 1962, realiz¨® 41 dibujos sobre papel que denuncian las calamidades de la guerra y se r¨ªen de la figura que reprimi¨® a los espa?oles durante cuatro d¨¦cadas.

Los dibujos de esta serie sat¨ªrica permanecieron, como el propio Saura dej¨® apuntado, ¡°durante muchos a?os ocultos por motivos obvios¡±. Solo los vieron algunos amigos y en 2005 se mostraron cinco en Toulouse (Francia). Ahora el C¨ªrculo de Bellas Artes y la Fundaci¨®n Archivo Antonio Saura ¡ªque dio a conocer el conjunto ¨ªntegro por primera vez en un libro de 2017, con textos del artista, Eduardo Arroyo y Bartolom¨¦ Bennassar¡ª se unen para romper con la clandestinidad que ha mantenido oculta esta ¡°rabia¡±, como apunta Marina Saura, la hija mayor del pintor. Por primera vez, el conjunto Mentira y sue?o de Francose muestra ¨ªntegro, pero ¡°no en un gran museo¡±.

M¨¢s informaci¨®n

Las caricaturas secretas de Franco

Universo Antonio Saura

Hace tres a?os, el Museo Nacional Reina Sof¨ªa y el Museo de Bellas Artes de Bilbao se interesaron por estas obras, pero no llegaron a un acuerdo. ¡°No es a m¨ª a quien hay que preguntar por qu¨¦ no se hizo en el Reina Sof¨ªa. Entonces me llam¨® Juan Barja [exdirector del C¨ªrculo de Bellas Artes] para mostrarla aqu¨ª, en la sala Goya¡±, asegura la hija, presidenta de la fundaci¨®n a nombre de su padre con sede en Ginebra (Suiza). Tambi¨¦n reconoce que le gustar¨ªa que se expusiera m¨¢s obra de Antonio Saura en las salas del centro, dado que realiz¨® una donaci¨®n de 81 obras, un regalo que convirti¨® al Reina Sof¨ªa en el museo con m¨¢s legado del pintor informalista.

Trazos irreverentes

A la muerte de Saura, la hija del artista encontr¨® en su taller parisino un caj¨®n con estas cuatro decenas de dibujos, de los que no ten¨ªa noticia. Los guardaba perfectamente catalogados y embalados: ¡°Saura estaba muy orgulloso de esta obra¡±, explica. ¡°Estos dibujos los hizo en la intimidad, porque si no habr¨ªa acabado en la c¨¢rcel. Franco es el objetivo de la burla de mi padre¡±, explica Marina Saura, que subraya la importancia de los dibujos que recrean fosas. La heredera incide mucho en que estas no son caricaturas fr¨ªvolas y que si han sobrevivido al tiempo es por su coherencia con el resto de la producci¨®n de Saura. Estos trazos irreverentes empez¨® a tirarlos un a?o despu¨¦s de fundar el grupo El Paso, con Rafael Canogar, Luis Feito, Manolo Millares, Manuel Rivera, Antonio Su¨¢rez, Juana Franc¨¦s, Pablo Serrano y Manuel Conde.

Antonio Saura reconoce en esta serie una actitud paralela a su trabajo, ¡°en cierto modo marginal¡±. ¡°Quiz¨¢s estos dibujos no hubieran podido surgir en otro momento y probablemente tampoco en otro lugar, pero tambi¨¦n es cierto que lo restringido de su difusi¨®n los hizo inoperantes. Un consuelo: ni Los desastres de la guerra, de Goya, ni Sue?o y mentira de Franco, de Picasso, ayudaron efectivamente a la ca¨ªda del despotismo¡±, escribi¨® Saura para consolarse. En la tradici¨®n de la s¨¢tira, saca el l¨¢tigo y llama a un retrato de Franco El se?or de las moscas, quiz¨¢ el m¨¢s macabro que realiza del dictador.

La pintura disuelta chorrea en forma de goterones negros sobre el papel, mientras el artista aplica trazos veloces y directos, entre los grises y los blancos. Escenas expresivas, barrocas y de acci¨®n pol¨ªtica urgente, con las que el pintor parece aliviarse, como salivazos contra el franquismo. Y contra la parte m¨¢s complaciente de la sociedad, a la que bautiza como ¡°bella durmiente¡± por su estado yacente. Esa Espa?a que dibuja es una sombra, un fantasma vigilado por soldados para que no abandone su estado silente. Polic¨ªas, obispos, militares, funcionarios, terratenientes o pistoleros, todos los cancerberos de Franco sufren el castigo de Saura, que ahora se hace efectivo. Son seres monstruosos, deformes y b¨¢rbaros, protagonistas de una pesadilla: ¡°El franquismo fue ciertamente un fen¨®meno monstruoso que era preciso combatir. Yo lo hice en la medida de mis posibilidades, casi siempre al margen de mi pintura¡±, escribi¨® Saura.