Universo Antonio Saura
En el 20? aniversario de la muerte del artista, la visita a la Fundaci¨®n Antonio Saura de Ginebra ayuda a entrar con conocimiento de causa en el universo tenebroso y magistral del fundador del grupo El Paso. Un santuario mal conocido que guarda la memoria, la obra, la biblioteca y la correspondencia privada de uno de los grandes pintores espa?oles del siglo XX
LEVES LOMAS VERDES y villas de alta o alt¨ªsima gama bordean la carretera que, paralela al lago Leman, lleva hasta La Pallanterie. Estamos en el municipio de Meinier, a escasos 15 minutos del centro de Ginebra. Al torcer a la derecha en el cruce, el taxi abandona lo que empezaban a ser estribaciones de la id¨ªlica campi?a suiza y entra en una calle banal de edificios de aire empresarial. Uno de ellos atesora, sin levantar la m¨¢s m¨ªnima sospecha sobre tal cosa, una de las colecciones privadas de arte m¨¢s interesantes del mundo.
La Fundaci¨®n Antonio Saura, sin duda uno de los lugares m¨¢s discretos en el gran circuito internacional del arte moderno, guarda entre sus paredes no solo un valios¨ªsimo conjunto de pinturas, dibujos, grabados, bocetos, apuntes, esculturas, objetos personales, libros, fotograf¨ªas y cartas, sino tambi¨¦n algo que se llama el contexto: el aroma y los testimonios que explican por qu¨¦ se pint¨® tal cuadro, por qu¨¦ se conden¨® a otro a la hoguera, por qu¨¦ se escribi¨® tal misiva, por qu¨¦ se recibi¨® otra. Los porqu¨¦s y los c¨®mos y los cu¨¢ndos de tantas y tan intensas amistades con pintores, escultores, novelistas, poetas, pensadores, marchantes, editores¡ Por qu¨¦, en suma, la obra pict¨®rica, gr¨¢fica y hasta literaria de Antonio Saura (Huesca, 1930-Cuenca, 1998) conforman uno de los corpus m¨¢s apasionantes e intransferibles del arte espa?ol del siglo XX.
Las puertas del montacargas se abren con estruendo y el visitante se ve inmerso de golpe en el recibidor de la Fondation-Archives Antonio Saura. Se trata de una fundaci¨®n privada declarada de inter¨¦s p¨²blico por el Gobierno suizo, sin subvenci¨®n p¨²blica alguna y autofinanciada al 100% por sus responsables a trav¨¦s de los recursos que logran poner en marcha: venta de obra gr¨¢fica y de las publicaciones que edita, expedici¨®n de certificados de autenticidad y atribuci¨®n, pr¨¦stamos para exposiciones, donaciones privadas, etc¨¦tera. Fue creada en 2006 gracias a la perseverancia y los buenos contactos de Marina Saura, hija mayor del artista, y de su pareja, el abogado ginebrino Olivier Weber-Caflisch, albacea testamentario del fundador del grupo El Paso. La tercera pata en la constituci¨®n de la fundaci¨®n hace ahora 12 a?os fue la cubana Mercedes Beldarra¨ªn, la segunda esposa de Antonio Saura (contrajeron matrimonio en 1971) y coheredera del artista junto con su hijastra Marina, nacida de la relaci¨®n del pintor con su primera mujer, la franco-sueca Madeleine Augot.
¡°Cuando Olivier acab¨® el trabajo de albaceazgo (el pago del impuesto de sucesi¨®n y la atribuci¨®n de los distintos legados), nos planteamos qu¨¦ hacer despu¨¦s¡±, explica Marina Saura mientras deambula por los blancos y amplios espacios de la fundaci¨®n, rodeada de las obras de su padre. ¡°Para entonces, Mercedes, Olivier y yo llev¨¢bamos a?os trabajando juntos dedicados a la obra de mi padre sin haber dejado nuestras respectivas ocupaciones y obligaciones [Marina Saura es actriz de cine y teatro y escritora, y public¨® el a?o pasado el volumen de relatos Sin permiso], con la incomodidad a?adida de que viv¨ªamos cada uno en diferentes ciudades, Par¨ªs, Ginebra y Madrid. Mi padre viv¨ªa y trabajaba en Par¨ªs desde 1967, guardaba su antiguo estudio en Madrid y pasaba los veranos en Cuenca. Hab¨ªamos estado m¨¢s de siete a?os trabajando en condiciones dif¨ªciles, siempre viajando y echando en falta poder disponer de los elementos necesarios (obras, libros, documentos, etc¨¦tera) bajo un mismo techo. As¨ª que la necesidad de establecernos en un solo lugar se impuso como algo natural¡±.
De hecho, el origen de la fundaci¨®n de Ginebra hunde sus ra¨ªces en un conflicto familiar y legal con epicentro en Cuenca: el protagonizado por, de un lado, Marina Saura, Mercedes Beldarra¨ªn y Olivier Weber-Caflisch y, de otro, Carlos y ?ngeles Saura, hermanos del artista. ¡°Mi padre lo dej¨® bien claro en sus instrucciones post mortem: ¡®Ninguna fundaci¨®n o instituci¨®n an¨¢loga podr¨¢ crearse o llevar mi nombre sin el acuerdo previo y un¨¢nime de Mercedes, Marina y tuyo¡¯. La voluntad de mi padre no fue escuchada ni respetada, por lo que no tuvimos m¨¢s remedio que oponernos a la apertura de esa pseudofundaci¨®n¡±. Marina Saura se refiere a la Fundaci¨®n Antonio Saura de Cuenca, hoy extinta de facto, con un patronato que apenas se re¨²ne, ya sin el apoyo de la Junta de Castilla-La Mancha y plagada de deudas ante Hacienda, la Seguridad Social y los empleados. En abril de 2007, y en unas declaraciones realizadas en Cuenca, Carlos Saura y su hermana ?ngeles aseguraron que Antonio Saura siempre les manifest¨® su voluntad de que la fundaci¨®n viera la luz en esa ciudad.
Hoy Marina Saura y Olivier Weber-Caflisch, apoyados por un min¨²sculo pu?ado de colaboradores en los locales de La Pallanterie, est¨¢n dedicados pr¨¢cticamente a tiempo completo a su fundaci¨®n en Ginebra. De estas mesas, de estos archivos y de estos ordenadores han salido, entre otros trabajos de largo aliento, numerosos certificados de autenticidad (Marina Saura es la titular de los derechos de autor y de imagen de la obra y del nombre de su padre) y el cat¨¢logo razonado de la obra gr¨¢fica del artista. El de la obra pict¨®rica se encuentra en proceso de elaboraci¨®n. Tambi¨¦n nacieron aqu¨ª ambiciosos proyectos editoriales, como los monumentales vol¨²menes Antonio Saura por s¨ª mismo (un exhaustivo compendio de su obra, editado por Lunwerg) o Nulla dies sine linea (el asombroso proyecto en el que el artista se pas¨® un a?o entero, 1994, ilustrando d¨ªa a d¨ªa las noticias que m¨¢s le llamaban la atenci¨®n en la prensa, editado por Patrick Cramer). O Contra el Guernica (Archives Antonio Saura/Museo Reina Sof¨ªa/Ediciones de La Central), inolvidable libelo en cuyas p¨¢ginas el autor dej¨® incrustado ¡ªcon parecidas dosis de humor y rabia¡ª su estupor ante lo que denomin¨® ¡°el griter¨ªo demente¡± ante el desembarco de la obra magna de Picasso en Madrid en 1981: ¡°Detesto imaginar qu¨¦ hubiera opinado Picasso si hubiese sabido que el Guernica llegar¨ªa a Espa?a en un r¨¦gimen mon¨¢rquico, protegido por la Guardia Civil, siendo Calvo-Sotelo presidente del Gobierno y un cura director del Museo del Prado, habiendo sido encerrada la pintura en una urna cristalina bajo la protecci¨®n permanente de las metralletas, y a?os m¨¢s tarde en una pecera antibalas por capricho de un Gobierno socialista antimarxista¡±.
El ¨²ltimo de esos trabajos editoriales, el volumen titulado Sur Picasso (sobre Picasso), acaba de ver la luz en la Fundaci¨®n-Archivos Antonio Saura. En ¨¦l se dan cita todos los textos que el creador de series pict¨®ricas como las Crucifixiones, las Metamorfosis, los Sudarios o las Multitudes escribi¨® sobre el genio malague?o. El libro ha sido editado por la propia fundaci¨®n en franc¨¦s. Ya existe un proyecto para hacerlo en ingl¨¦s y, apunta Marina Saura, ¡°alg¨²n d¨ªa, espero, en espa?ol¡±.
Los 41 dibujos originales de la serie Sue?o y mentira de Franco, sobre el dictador y el r¨¦gimen, siguen esperando para ser expuestos en Espa?a
Ese ¡°espero¡± alude quiz¨¢s a una relativa decepci¨®n ante el eterno comp¨¢s de espera que tradicionalmente los c¨ªrculos muse¨ªsticos y editoriales de Espa?a han observado para con la obra de Saura. La ¨²ltima gran retrospectiva, que tuvo lugar en el IVAM y en el Reina Sof¨ªa, se remonta a 1989. Ahora, nuevas interrogantes se plantean en relaci¨®n con otro importante proyecto. Se trata de la esperada aunque nunca confirmada exposici¨®n en Espa?a de la serie de 41 dibujos Mentira y sue?o de Franco, ejecutada entre 1958 y 1962, y en la que el artista oscense plasm¨® entre lo irrisorio, lo hilarante y lo terrible su aversi¨®n a la dictadura. Los dibujos nunca han sido expuestos en su conjunto. Los responsables del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sof¨ªa ¡ªque posee una de las mejores colecciones de obras de Antonio Saura, fruto de la daci¨®n en pago efectuada en su d¨ªa por el pintor¡ª estaban dispuestos a hacerlo y el acuerdo estaba a punto de cerrarse. Pero seg¨²n Marina Saura, los vaivenes pol¨ªticos dieron al traste con la exposici¨®n¡ al menos de momento: ¡°La situaci¨®n pol¨ªtica espa?ola ha paralizado las actividades culturales, primero con la imposibilidad de aprobar los Presupuestos del Estado y ahora con la incertidumbre total en la que est¨¢ un pa¨ªs donde nada se mueve. Los dibujos de Mentira y sue?o de Franco son de una actualidad rabiosa y exponerlos en Espa?a tiene todo su sentido. Pero nosotros no pedimos ni esperamos nada. Si sale, fant¨¢stico. Si no, qu¨¦ se le va a hacer¡±. Finalmente, y si las gestiones fructifican, los dibujos podr¨ªan ser expuestos en el Museo de Bellas Artes de Bilbao. Su director, Miguel Zugaza, ha manifestado ya a Marina Saura su inter¨¦s al respecto.
Pasear en soledad durante una tarde entera entre los peines repletos de ¨®leos, acr¨ªlicos, dibujos, grabados, collages y grattages, y entre los cajones llenos de cuadernos y carpetas a su vez plagados de apuntes y bocetos es acceder a un laberinto fascinante, el laberinto Saura. Un pintor de cuyo destino real e imaginario en los libros de arte cabe preguntarse. ?Qu¨¦ dimensi¨®n habr¨ªa alcanzado su pintura si hubiera nacido en Brooklyn en vez de en Huesca? ?Qu¨¦ lugar en la historia del arte moderno le habr¨ªa sido reservado de haber pintado en un estudio acristalado de Manhattan en lugar de haberlo hecho frente a Los Ojos de la Mora, en los roquedos de Cuenca? ?Cu¨¢l habr¨ªa sido su cotizaci¨®n en el caso de haber frecuentado la noche neoyorquina en vez de haberse dedicado al grupo El Paso y a sus amigos Millares, Viola, Chirino, Feito y Canogar? Tantas preguntas retumban tras los mundos de Saura.
En esos cajones m¨¢gicos uno se topa con tesoros insospechados. Uno de ellos se titula Libro de vida y viene envuelto en una carpeta gris de oficina corriente y moliente. Es un compendio de planes vitales, el rosario de voluntades del artista, cosas que deseaba realizar (y algunas se realizaron tras su muerte), exposiciones, publicaciones. Ah¨ª est¨¢n el Diario del caos, la Gu¨ªa subjetiva del Museo del Prado, o las Cartas imaginarias (al Greco, a Rembrandt, a Matisse, a Van Gogh, a Pollock¡), o el texto Razones por las cuales rechazo entrar en la Academia, o incluso ese viejo proyecto editorial para una Autobiograf¨ªa de juventud: la que escribi¨® en 1950 tras superar cinco a?os de inmovilidad por culpa de una tuberculosis que le dej¨® huellas de por vida.
La peregrinaci¨®n por los archivos de Ginebra en busca de tesoros ofrece otras sorpresas, como las obras originales y las tiradas limitadas de libros ilustrados: La familia de Pascual Duarte, los Diarios de Kafka, el Quijote, Pinocho¡ Al fondo, por fin, surge la ingente biblioteca personal de Antonio Saura: poes¨ªa, novela, ensayo, tratados de arte, pensamiento¡ Pero nada comparable a su correspondencia privada, una cueva de las maravillas epistolar. Ah¨ª est¨¢n las confesiones, parabienes, discusiones y diatribas entre el pintor y un sinf¨ªn de artistas, escritores, pensadores, marchantes, galeristas¡ Alejo Carpentier le da calabazas a un pr¨®logo para un libro. Eduardo Chillida le habla de su amada Donostia. En 1973, Julio Cort¨¢zar lamenta el drama de la dictadura chilena. Manuel Millares le llama ¡°mi querido recalcitrante ib¨¦rico-tel¨²rico Antonio¡±. Robert Motherwell, Jorge Oteiza, Severo Sarduy, Juan Mars¨¦, C¨¦sar Manrique, Joan Mir¨®, Camilo Jos¨¦ Cela, Marcel Duchamp, Fernando Arrabal, Rafael Alberti, Vicente Aleixandre¡
¡°Lo fundamental es pintar con ojos nuevos las mismas obsesiones¡±, dej¨® escrito Antonio Saura. Sus obsesiones: el erotismo, cierto ascetismo en lo vital y lo art¨ªstico, la literatura, la religi¨®n, las dictaduras, el cuerpo de la mujer, Goya, Vel¨¢zquez, la crucifixi¨®n¡ Due?o de un universo est¨¦tico de c¨®digos inequ¨ªvocos, angustia y criaturas retorcidas, Saura lo dijo y lo hizo. Proyectar ojos nuevos sobre las viejas verdades del mundo.?
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