Del chiste al mon¨®logo: Marianico se apunta a la nueva comedia
El conflicto entre el chabacano humor de los noventa y el de ahora alimenta la nueva serie ¡®El ¨²ltimo show¡¯ y subraya lo perecedero de la comedia
El primer cap¨ªtulo de El ¨²ltimo show arranca con?Marianico?el Corto actuando en El plata, hist¨®rico cabaret del centro de Zaragoza. Pero la actuaci¨®n no va como de costumbre: a pesar de que el p¨²blico est¨¢ encantado con sus chistes, el c¨®mico acaba con el rostro ba?ado en l¨¢grimas, recordando su infancia.
Esta serie de ocho cap¨ªtulos creada por ?lex Rodrigo (director de varios cap¨ªtulos de Vis a vis y La casa de papel) es la primera producci¨®n de ficci¨®n de Arag¨®n TV, donde se estrena el 20 de febrero. Adem¨¢s, cada episodio estar¨¢ disponible durante una semana en la web de la cadena y se emitir¨¢ en varios canales de la Forta.
Miguel ?ngel Tirado (que as¨ª se llama el c¨®mico) interpreta una versi¨®n ficticia de s¨ª mismo que ya est¨¢ cansada de sus propios chistes y que quiere dejar de ser Marianico el Corto. Su objetivo es rodar una pel¨ªcula surrealista al estilo de Luis Bu?uel y reconquistar as¨ª a su exesposa.
Este punto de partida, el de la autoficci¨®n, recuerda a experimentos similares como ?Qu¨¦ fue de Jorge Sanz? o incluso Curb Your Enthusiasm. Pero, al menos en su primer cap¨ªtulo, la propuesta de Rodrigo es m¨¢s dram¨¢tica. El director explicaba en la presentaci¨®n que su primera idea era ¡°m¨¢s loca, m¨¢s gamberra¡±, pero la rebaj¨® al conocer a Tirado, por ¡°la pureza y la ternura de este hombre¡±. Tambi¨¦n tuvo que adaptarla a la cadena generalista, donde encajaba una propuesta algo m¨¢s familiar.
No te r¨ªas, que es peor
Marianico el Corto se hizo popular sobre todo gracias a No te r¨ªas, que es peor, que se emiti¨® en TVE de 1990 a 1995. Este concurso se pod¨ªa ver de lunes a viernes antes del Telediario y contaba con una mec¨¢nica sencilla: los dos concursantes no pod¨ªan re¨ªrse de los chistes que iban contando varios c¨®micos. Estos humoristas eran en su mayor parte cuentachistes ya conocidos, como Paco Aguilar y Manolo de Vega. Dos de ellos tra¨ªan sus propios personajes: Marianico el Corto y el se?or Barrag¨¢n.
Probablemente Marianico ca¨ªa mejor que Barrag¨¢n o, al menos, la opini¨®n al respecto estaba menos polarizada. Pero Barrag¨¢n, que tambi¨¦n aparecer¨¢ en la serie, fue m¨¢s popular que su compa?ero: edit¨® una revista, su cara ilustr¨® el juego de mesa del concurso, protagoniz¨® una colecci¨®n de cromos y apareci¨® en varias pel¨ªculas de Torrente. Y, adem¨¢s, origin¨® una legi¨®n de imitadores de su ¡°hola, c¨®mo estamos¡±, muchos de ellos en los patios de colegios.
La rareza de No te r¨ªas, que es peor era Pedro Reyes, quiz¨¢s el ¨²nico que no se limitaba a contar chistes ya conocidos (al menos no siempre). Reyes a?ad¨ªa un toque surrealista y personal a un programa que ahora vemos anticuado, incluso aunque genere cierta nostalgia, pero que en los a?os 90 ya recib¨ªa cr¨ªticas.
En 1995 el consejo de administraci¨®n de Radio Televisi¨®n Espa?ola propuso cancelarlo por su ¡°chabacaner¨ªa¡±. Jordi Garc¨ªa Candau, entonces director general de RTVE, admiti¨® que se trataba de un programa "claramente fronterizo" con el mal gusto, aunque tambi¨¦n recordaba su ¨¦xito de audiencia. El concurso dej¨® de emitirse ese a?o, aunque Gestmusic, la productora, lo recolocar¨ªa el a?o siguiente en Telecinco. Algo cambiado, con otro t¨ªtulo (Sonr¨ªa por favor), otra presentadora (Elsa Anka) y alg¨²n c¨®mico nuevo. No Marianico, que ya hab¨ªa dejado el espacio.
Los programas de chistes no eran una rareza por aquel entonces: entre 1994 y 1995 Antena 3 emiti¨® Genio y figura, otro programa con humoristas de un perfil similar, con otra excepci¨®n surrealista como la de Reyes: Chiquito de la Calzada, que adem¨¢s sustituy¨® r¨¢pidamente a Barrag¨¢n como humorista favorito de los imitadores amateur y de las promociones de kioscos. No solo eso: Chiquito se acabar¨ªa convirtiendo en un referente del humor absurdo.
Del chiste al mon¨®logo
Es normal que un programa de televisi¨®n de hace 30 a?os se nos haya quedado viejo. Pero es que adem¨¢s, los chistes, como g¨¦nero, tambi¨¦n se han quedado anticuados: los humoristas ya no son las personas que repiten, con m¨¢s o menos gracia, estas ocurrencias de autor por lo general desconocido. Las actuaciones en escenarios y plat¨®s acostumbran a ser, sobre todo, en forma de mon¨®logo autoficcional (como Ignatius Farray).
Por supuesto, esto no es nada nuevo (ya hac¨ªan algo parecido Miguel Gila y Pepe Rubianes), pero s¨ª es cada vez m¨¢s raro ver a un c¨®mico que se limite a contar chistes. De hecho, el propio Tirado (Marianico) contaba en una entrevista reciente que lo que ¨¦l hace ¡°son mon¨®logos. Salgo a escena y hablo solo. Y toco much¨ªsimos m¨¢s temas¡±.
Este conflicto entre el humor de los 90 y el actual tambi¨¦n se ver¨¢ en la serie, asegura ?lex Rodrigo. Ya se apunta en parte en el primer cap¨ªtulo, cuando el representante de Tirado le consigue una actuaci¨®n en lo que parece una versi¨®n de El club de la comedia (que, por cierto, ya tiene m¨¢s de 20 a?os).
Pero Marianico (el de la serie) no quiere reinventarse como humorista en un mundo que ya ve como propio, sino haciendo algo completamente diferente. No es el ¨²nico que lo hace: tambi¨¦n el personaje de su exmujer (Luisa Gavasa), que recupera su afici¨®n a la pintura.
El humor envejece muy r¨¢pido. No todo y no siempre, pero s¨ª mucho y a menudo. El drama y la ficci¨®n de El ¨²ltimo show nos permiten volver a ese Marianico el Corto de los a?os 90 e incluso disfrutar de cierta nostalgia, pero con distancia y sin necesidad de regodearnos en lo que el escritor y humorista John Hodgman califica de ¡°impulso t¨®xico¡±.
Es Marianico el Corto, pero no es el mismo Marianico el Corto. Es gracioso, pero aqu¨ª no cuenta chistes. Y ese no es su representante, sino un actor (Jos¨¦ Luis Esteban). Es decir, no corremos el riesgo de acabar llorando al recordar nuestra infancia, como hace el protagonista en El plata. Y eso est¨¢ bien, la verdad. No hace falta reinventar ni maquillar nuestros recuerdos para volver a ver a Marianico.
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