El imprescindible Guillermo de Torre
El centenario de la publicaci¨®n de su manifiesto ultra¨ªsta impulsa la reivindicaci¨®n de una figura clave en el desarrollo de las vanguardias en las letras espa?olas
Naci¨® en agosto de 1900 como si ya venteara tempranamente los aires del siglo XX que iba a ser el suyo. Guillermo de Torre lo proclam¨® orgullosamente en un texto de 1924 donde dijo ser ¡°un actualista, un vitalista. Adoro la vida vibrante. Siento con todas las fibras de mi sensibilidad el momento que pasa¡±, mientras que ¡°me deja fr¨ªo, en la mayor¨ªa de los casos, una p¨¢gina de m¨²sica o un cuadro de museo¡±.
Su padre era notario y ¨¦l fue un aplicado estudiante de Derecho, con pretensiones de llegar a diplom¨¢tico. Pero le gan¨® la nueva literatura, iconoclasta y aventurera, que era hija de la guerra de 1914: desde el temprano futurismo de Marinetti (del que ya dio cuenta en 1910 su amigo Ram¨®n G¨®mez de la Serna) hasta la confusi¨®n l¨²dica de Dad¨¢. En la tertulia del Caf¨¦ Colonial (que pastoreaba un veterano modernista, Rafael Cansinos Assens), contribuy¨® a los primeros pasos del ultra¨ªsmo (con un rompedor Manifiesto vertical de 1920) y con alguna traducci¨®n de su predilecto Guillaume Apollinaire, que morir¨ªa en 1918¡ Y conoci¨® a otros ungidos por la huella de lo moderno: a los pintores Robert y Sonia Delaunay, que ven¨ªan de Francia; a Vicente Huidobro, que lo hizo de Chile (y con los recursos de su familia de millonarios); al pintor Rafael Barradas, que hab¨ªa llegado de Uruguay sin un peso, y a los hermanos Jorge Luis y Norah Borges, que eran argentinos y adinerados (con el primero nunca se llev¨® bien; con ella, pintora que hab¨ªa conocido el expresionismo alem¨¢n en Suiza, se cas¨® en 1928).
En 1923 public¨® H¨¦lices, quiz¨¢ el mejor libro de poemas ultra¨ªstas, pero pronto busc¨® otra forma de creaci¨®n: entender la obra ajena, clasificarla y ordenarla. No fue el ¨²nico en descubrir que el futuro literario ir¨ªa de la mano de su interpretaci¨®n cr¨ªtica: Mallarm¨¦, Val¨¦ry, T. S. Eliot, Ezra Pound y Juan Ram¨®n Jim¨¦nez lo hicieron antes. Record¨® tambi¨¦n que Apollinaire apostaba por la convivencia de la aventura y el orden (y ese fue el t¨ªtulo de un libro importante, que Torre public¨® en 1943 en su exilio argentino), pero ya en 1922, en la revista Tableros, tradujo algunos aforismos de Le Coq et l¡¯Arlequin, de Jean Cocteau, que estaban en la ra¨ªz de un resonante Rappel ¨¤ l¡¯ordre.
M¨¢s tarde, nunca perdon¨® que la invenci¨®n de la generaci¨®n de 1927 se hiciera a costa del olvido de la aventura ultra¨ªsta y que la Antolog¨ªa de poes¨ªa espa?ola contempor¨¢nea, de Gerardo Diego, prefiriera reclamarse de otros or¨ªgenes m¨¢s can¨®nicos y no del ruidoso batall¨®n de Ultra. ¡°Yo prefer¨ª callarme¡±, escribi¨®, pero nunca lo hizo del todo¡ Y sustent¨® su influencia en una lista irrefutable de textos y de empresas culturales que le deben mucho. En 1925 dio a la luz Literaturas europeas de vanguardia, el mejor panorama de las nuevas letras, que escoltaron rese?as entusiastas de Espa?a y Am¨¦rica; en enero de 1927 fue el segundo de a bordo de Ernesto Gim¨¦nez Caballero en la botadura y primera navegaci¨®n de La Gaceta Literaria.
Ya en los a?os treinta, fue uno de los fundadores de Amigos de las Artes Nuevas (ADLAN), para quienes organiz¨® la primera exposici¨®n antol¨®gica (1935) que Picasso hizo en Espa?a, y dise?¨® con Pedro Salinas el ?ndice de literatura contempor¨¢nea, incursi¨®n del Centro de Estudios Hist¨®ricos en el campo de la actualidad creativa.
Vivi¨® en Buenos Aires entre 1927 y 1932, y particip¨® activamente en la fundaci¨®n de Sur, la revista de Victoria Ocampo que auspiciaron tambi¨¦n Waldo Frank, Eduardo Mallea y Drieu La Rochelle. En 1936 se exili¨® en Argentina, donde form¨® parte del equipo director de otro gran empe?o librero (de designio espa?ol y americano): la editorial Losada. Y todav¨ªa en 1964 ¡ªcuando ya hab¨ªa regresado alguna vez por Madrid¡ª quiso fundar una revista que uniera las voces del destierro y el interior bajo un t¨ªtulo tan revelador como El Puente; a la postre, todo qued¨® en una colecci¨®n de ese t¨ªtulo que public¨® en Madrid (bajo iniciativa editorial argentina): m¨¢s de una veintena de libros excelentes americanos y espa?oles del exilio, sabiamente interpolados con algunos del interior.
Casi 50 a?os despu¨¦s de su muerte (en 1971), se vuelve a hablar de Guillermo de Torre: sin un reconocimiento cabal de su figura nunca estar¨¢ completo el panorama de las letras espa?olas de 1920-1960.
Poemas, cartas y memorias
El dep¨®sito del archivo personal de Guillermo de Torre en la Biblioteca Nacional ha facilitado mucho que el escritor vaya ocupando el alto lugar que le correspond¨ªa. Del poemario H¨¦lices hay un facs¨ªmil de 2005, por cuenta del malague?o Centro de Estudios de la Generaci¨®n del 27. Y del memorable ensayo Literaturas europeas de vanguardia de 1925 (que ampli¨® mucho en su revisi¨®n de 1965) hay dos ediciones casi simult¨¢neas: la de Jos¨¦ Luis Calvo Carilla (Urgoiti) y la de Jos¨¦ Mar¨ªa Barrera (Renacimiento), en 2002 y 2001. Un inolvidable editor, el alem¨¢n Klaus Vervuert (de Iberoamericana), imprimi¨® las correspondencias de De Torre (preparadas por Carlos Garc¨ªa) intercambiadas con Rafael Cansinos Assens (2004), Alfonso Reyes (2005), Ram¨®n G¨®mez de la Serna (Escribidores y n¨¢ufragos, 2007), Ernesto Gim¨¦nez Caballero (Gacetas y meridianos, 2007) y Juan Ram¨®n Jim¨¦nez (2009). Manuel Aznar Soler tiene ya preparado el epistolario con Max Aub, y Domingo R¨®denas de Moya ha anticipado cartas de otros epistolarios con Eduardo Mallea y con Jos¨¦ Luis Cano y es responsable de una certera antolog¨ªa, De la aventura al orden, en la colecci¨®n Obra Fundamental, de la Fundaci¨®n Santander (2013): a la fecha, es la s¨ªntesis m¨¢s lograda del significado del autor, aunque a la espera de una biograf¨ªa que ya tiene a punto.
El benem¨¦rito (e infatigable) editor sevillano Abelardo Linares acaba de imprimir una selecci¨®n de su obra a modo de la autobiograf¨ªa que nunca lleg¨® a escribir pero plane¨® con insistencia. La ha organizado sobre in¨¦ditos y textos ya impresos (muchos son bastante prescindibles) el joven investigador Pablo Rojas. De Torre le hab¨ªa buscado un t¨ªtulo, Tan pronto ayer (que es una traducci¨®n de D¨¦j¨¤ jadis, el que Georges Ribemont-Dessaignes puso a sus recuerdos), y con raz¨®n Rojas lo ha usado para dar un r¨®tulo a su empe?o, publicado en 2019.
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