¡°Deber¨ªamos compartir la misi¨®n de no asesinar a nuestro planeta¡±
James Taylor, uno de los grandes cantautores estadounidenses, publica un nuevo disco de cl¨¢sicos populares norteamericanos con el fin de valorar el pasado para entender el presente
James Taylor (Boston, 72 a?os) se levanta del sof¨¢ y se acerca al gran ventanal de la habitaci¨®n para se?alar los edificios que crecen en el horizonte de Hyde Park. ¡°?Ves? Uno, otro, otro m¨¢s¡ Cada vez que vengo a Londres m¨¢s r¨¢pido crecen. Jurar¨ªa que la primera vez que vine aqu¨ª no hab¨ªa ninguno¡±, dice con una voz templada, ejemplo m¨¢ximo de la persona educada que recibe al periodista en un c¨¦ntrico hotel londinense. Al m¨²sico le preocupa la velocidad del mundo, entregado a una carrera vertiginosa inducida por el avance de la tecnolog¨ªa. ¡°A una competici¨®n¡±, en sus propias palabras. Por eso, a trav¨¦s de su nuevo disco, American Standard, que se publica este viernes, invita a la calma, como suele ser habitual en este cantautor, que en 2011 recibi¨® la Medalla Nacional de las Artes de Estados Unidos -la mayor distinci¨®n cultural estadounidense-. Y tambi¨¦n invita a algo igual o m¨¢s importante: ¡°conocer el pasado¡±.
¡°Este disco viene de la colecci¨®n de discos de mis padres. Siempre estaba oyendo m¨²sica en casa. Son canciones que me recuerdan a mis d¨ªas en Carolina del Norte¡±, explica. American Standard est¨¢ formado por 14 composiciones que pertenecer¨ªan a lo que los estadounidenses llaman el Gran Cancionero Americano (Great American Songbook), un cat¨¢logo de canciones cl¨¢sicas de la primera mitad del siglo XX, incrustadas en la memoria cultural norteamericana. ¡°Cuando aprend¨ªa a tocar la guitarra de ni?o, practicaba con muchas de estas canciones. Forman parte de mi primer vocabulario musical. Son composiciones que me han acompa?ado toda la vida. Estoy muy asociado a ellas¡±, cuenta.
Fueron banda sonora de la Norteam¨¦rica de entre guerras, una ¨¦poca en la que, seg¨²n Taylor, ¡°la combinaci¨®n entre m¨²sica y cultura estuvo en el punto m¨¢s alto¡±. De ah¨ª, su ¡°gran valor cultural para Estados Unidos¡±. De ah¨ª tambi¨¦n que hayan sido recurrentes para las grandes voces del pa¨ªs desde Frank Sinatra o Elvis Presley hasta Ella Fitzgerald o Dinah Washington. El ¨²ltimo artista en rescatarlas con determinaci¨®n filos¨®fica ha sido Bob Dylan. ¡°Estas canciones tambi¨¦n forman parte de una generaci¨®n de cantautores, de buenos escritores de canciones. Bob Dylan, Paul Simon, Randy Newman, Carole King, Joni Mitchell¡ Esta m¨²sica les educ¨®. Y es importante por las letras¡±, explica Taylor, que asegura que son canciones con ¡°una marca¡±. ¡°Est¨¢n vivas por s¨ª mismas. Son m¨¢s importantes que quien las canta. No pueden quedarse en un museo¡±, sentencia.
¡°El folk siempre ayud¨® a pensar a la gente c¨®mo mantenerse viva¡±
Con su voz aterciopelada, Taylor, que a los 20 a?os fue fichado por los Beatles para su sello, Apple Records, destac¨® desde el primer d¨ªa por su talento como int¨¦rprete de canciones caramelizadas, p¨ªldoras aparentemente sencillas de un gran derroche sentimental y en las que demostraba destreza a la guitarra, el instrumento sobre el que sustenta sus cuatro d¨¦cadas de carrera. ¡°Cuando la compa?¨ªa discogr¨¢fica me pregunt¨® que disco estaba preparando, le dije uno de guitarra. Un disco de verdadera guitarra porque estos standards est¨¢n pasados por el cuerpo de la guitarra¡±. Sobre ese cuerpo levant¨® una obra en los setenta con bellos ¨¢lbumes como Sweet Baby James, Mud Slide Slim and the Blue Horizon y JT, trabajo que public¨® con la poderosa CBS tras ficharle a golpe de talonario y que a la postre se convirti¨® en uno de los discos m¨¢s vendidos de la historia. ¡°Cuando comenc¨¦ mi carrera, se viv¨ªa un resurgimiento del folk. El folk explosion¨®. Me benefici¨®¡±, reconoce, aunque luego tuvo una ca¨ªda a los infiernos de la hero¨ªna que repercuti¨® en la calidad de sus discos en los ochenta y primeros noventa.
Taylor lleva ya muchos a?os limpio, pero reconoce que ya no tiene la misma facilidad de componer canciones como antes. Con todo, sigue dedicado a defender el territorio del folk, una m¨²sica que llev¨® a grandes audiencias. ¡°La m¨²sica folk siempre le hizo pensar a la gente c¨®mo mantenerse viva¡±, explica. Tambi¨¦n ha ayudado a esa misma gente a tener un mapa emocional m¨¢s completo sobre su pasado, una de las razones por las que American Standard cobra m¨¢s sentido. ¡°Me preocupa mucho el estado de nuestra sociedad. Ha habido una revoluci¨®n tecnol¨®gica que ha terminado por ser cultural¡±. Se?ala el m¨®vil y la tableta digital sobre la mesa y sigue hablando: ¡°El gran cambio empez¨® en los noventa y en estos a?os se ha ido produciendo. Ahora vivimos en el comienzo tras el gran cambio de mentalidad. Estamos aprendiendo a c¨®mo comunicarnos en este nuevo mundo tecnol¨®gico. Es un aprendizaje dif¨ªcil¡±.
Tan dif¨ªcil que su pa¨ªs se mueve, como gran parte de Occidente, a bandazos. Aparte de ablandar corazones con su m¨²sica, Taylor es experto en temas pol¨ªticos y en apoyar la causa del Partido Dem¨®crata en Estados Unidos. Fue de los m¨²sicos m¨¢s activos en respaldar a Hillary Clinton ante Donald Trump. ?Qu¨¦ pas¨® para que EE UU pasara de Obama a Trump? ¡°Honestamente, no lo s¨¦. Solo s¨¦ que no me lo creo a¨²n. Hillary Clinton tuvo m¨¢s votos que Trump¡±, recuerda y explica que Clinton fue v¨ªctima de las noticias falsas, de todo un dispositivo montado por el ej¨¦rcito de desinformaci¨®n del actual presidente, donde incluye a los rusos. ¡°Podr¨ªa haber sido una presidenta maravillosa. La primera¡±.
Puede que, en estos tiempos de la posverdad, las fake-news cumplan mejor su objetivo que los mensajes en la m¨²sica, pero este septuagenario, que calza gorra inglesa y mira fijamente a los ojos cuando habla, conf¨ªa en que no sea as¨ª. ¡°Posiblemente¡±, dice tras detenerse unos segundos. ¡°La m¨²sica ayuda a reaccionar a la gente. Puede hacerte dar cuenta de cosas que de otra manera no hab¨ªas reparado. Pero a partir de ah¨ª tambi¨¦n es necesario el sacrificio¡±, sostiene.
Se pone de pie y se dirige al gran ventanal de la habitaci¨®n. El verde de Hyde Park resplandece en el mediod¨ªa soleado de Londres. Su guitarra descansa al lado. Taylor invita a contemplar las "maravillosas vistas" y comenta que la gran tarea que tiene el ser humano es "proteger la Tierra". "Deber¨ªamos compartir la misi¨®n de no asesinar nuestro planeta", enfatiza. Y se pone a contar edificios, que se ven a lo lejos, como si fueran amenazas que avanzan imparablemente.
Babelia
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